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La precarización salarial de los profesionistas: 15.000 pesos de ingeniero en México, 50.000 vendiendo pollos en Canadá

EL PAÍS

La fuga de talentos no es un fenómeno exclusivo de México, pero se hace más evidente cuando los profesionistas emigran a otro lado para dedicarse a cualquier otro asunto, menos a lo que dedicaron años de estudios. Erick Ibarra, un ingeniero graduado en México, compartió en TikTok que en su país de origen percibía 12.000 pesos mensuales (unos 652 dólares), mientras que al mudarse a Canadá para vender pollos, percibe unos 50.000 pesos mensuales (poco más de 2.700 dólares).

El debate se ha traslado a otros foros de redes sociales, donde varios usuarios compartieron sus experiencias al trabajar en otras profesiones que no requieren de formación académica universitaria. México es, de hecho, el principal emisor en América Latina de migrantes cualificados (personas que concluyeron el nivel de educación terciaria) a países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

De acuerdo con datos del Observatorio Laboral de la Secretaría dele Trabajo y del Instituto Mexicano para la Competitividad, un profesionista especializado en pedagogía recibe un salario promedio de 8.873 pesos al mes, mientras que podría percibir alrededor de 45.000 pesos por ejercer el mismo trabajo en Estados Unidos, según las cifras que ofrece la Oficina de Estadísticas Laborales de este país.

“Hay una precarización del trabajo profesional de los profesionistas y yo diría que en todas las carreras”, dice Armando Pineda Osnaya, coordinador de posgrado de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). “México adoptó desde hace unos 30 años más o menos un modelo económico que le ha costado a competir en el mundo con salarios bajos y no con avance tecnológico”, indica.

Además de ser el primer emisor de migrantes cualificados de la OCDE, otro dato ilustra la asimetría salarial: el 13,5% de mexicanos con un nivel de posgrado se encuentra en Estados Unidos. Este fenómeno coincide con un bum en el número de mexicanos que alcanzaron los grados de maestría y doctorado, que aumentaron de 354.000 en el año 2000 a más de un millón de personas 15 años después.

El propio investigador de la UAM ha vivido la precarización laboral en carne propia. “En Alemania, al terminar el doctorado, tenía oportunidad de quedarme en a trabajar en la Universidad Alexander von Humboldt de Berlín. Si me hubiera quedado, sería profesor ya definitivo allá con la vida arreglada, mientras que en México hay que pelear”, dice.

Aunque para el especialista se trata de una condición que puede desalentar a los jóvenes a continuar con sus estudios profesionales, la implementación de políticas laborales por parte del Gobierno podría incentivar que haya más profesionistas mejor pagados. “Un joven que pasó por la universidad tiene una actitud de vida diferente que alguien que no pasó por la universidad, por eso creo que sí habría que abrir más espacios educativos para los jóvenes con mejores oportunidades de crecimiento”, reflexiona.

Además de los salarios mayores en Estados Unidos, otra de las condiciones que determinan la migración de talentos tiene que ver con la posibilidad de ser más competitivo con mejores ambientes laborales. “La educación se ve aquí como un privilegio, cuando en realidad debe de ser una forma de vida”, finaliza Pineda Osnaya.

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