La presión militar de Rusia en torno a las fronteras de Ucrania y el riesgo de una invasión de ese país está obligando a la Unión Europea y a la OTAN a modificar sus agendas y a prepararse para reaccionar en caliente ante cualquier eventualidad. La sombra de una posible guerra ya planea sobre las dos citas más importantes de ambos organismos para esta semana: una cumbre con África y una ministerial de Defensa, respectivamente. En ambos casos, las agendas preparadas hace meses deberán adaptarse a última hora para ajustar la respuesta de la UE y de la OTAN a los acontecimientos que se produzcan sobre el territorio ucranio.
La reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, este miércoles y jueves en Bruselas, coincide con las fechas que, según el espionaje estadounidense, podrían ser las elegidas por el presidente ruso, Vladímir Putin, para lanzar un ataque con Ucrania. Moscú ha negado repetidamente que tenga intención de agredir de nuevo a su país vecino, al que ya arrebató la península de Crimea en 2014. Pero los aliados occidentales desconfían de Rusia y se mantienen en máxima alerta.
La reunión de la OTAN, convocada hace semanas por el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, se convierte así casi en un gabinete de crisis, que podría verse obligado a reaccionar sobre la marcha si Putin ordena un ataque. La reunión de Bruselas incluye además, en la segunda jornada, un encuentro de los ministros de Defensa con representantes de Georgia y Ucrania, los dos países a los que el Kremlin quiere impedir cualquier acercamiento hacia la OTAN.
“Cada nación soberana tiene el derecho fundamental a elegir su propio camino. Y hacemos un llamamiento para que se respete este derecho”, ha señalado este lunes Stoltenberg tras recibir en Bruselas a Iván Duque, presidente de Colombia, país al que ha definido como su “primer socio en América latina”.
La tensión militar también ha trastocado los planes de la Unión Europea. “Estamos viviendo en tiempos muy volátiles y a la vista de la situación, la agenda de la presidenta [de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen] sufre cambios”, ha reconocido este lunes una portavoz oficial de la Comisión Europea.
Von der Leyen ha cancelado los viajes previstos para el miércoles, que incluían su presencia en Marburg (Alemania) para un acto sobre la necesidad de compartir vacunas con África. La presidenta regresará a Bruselas el martes desde Estrasburgo (Francia), tras presidir la reunión de la Comisión en la sede francesa del Parlamento Europeo.
El equipo de Von der Leyen admite que los cambios responden a la inquietud sobre los acontecimientos en Ucrania. El pasado viernes, según fuentes diplomáticas, EE UU compartió con los aliados occidentales información confidencial que apuntaría a una invasión rusa de Ucrania y al miércoles 16 de febrero como posible fecha para el primer ataque.
El consejo atlántico de la OTAN (donde se sientan los representantes de los 30 aliados) permanece en alerta desde el viernes. Y la Comisión Europea, pieza clave para las represalias comerciales contra Rusia en caso de agresión, también se mantiene en guardia para una reacción inmediata.
El jefe de gabinete de Von der Leyen, Björn Seibert, y la subsecretaria de Estado de EE UU, Wendy Sherman, han retomado este lunes los contactos iniciados el viernes para coordinar la respuesta a Moscú. Tras la segunda conversación con Seibert en tres días, Sherman ha señalado en un comunicado que si Moscú continúa su escalada “se encontrará con consecuencias enormes y coordinadas y con graves costes para la federación rusa”.
Bruselas y Washington llevan meses coordinando un paquete de sanciones que, según fuentes diplomáticas, está listo para aplicarse de manera casi inmediata y alcanzaría unas dimensiones desconocidas hasta ahora. El castigo abarcaría desde el sector financiero al energético o el tecnológico. Y su potencial impacto ha obligado a la UE a preparar planes de contingencia para paliar tanto los daños colaterales como las posibles represalias de Moscú que podrían concentrarse en el suministro de gas ruso, del que dependen varios socios comunitarios, con Alemania entre ellos.
Fuentes comunitarias apuntan que, llegado el caso, las sanciones elaboradas por la Comisión tendrían que ser estudiadas y respaldadas por los líderes de los 27 países en el Consejo Europeo. El presidente del Consejo, Charles Michel, preside esta semana precisamente la cumbre de la UE con la Unión Africana. La cita de jueves y viernes estaba prevista desde hace meses y aspira a ser una señal del compromiso europeo con el vecino continente del sur.
Michel mantiene, de momento, los planes previstos para recibir a los líderes africanos. Pero la presencia en Bruselas de los jefes de Estado y de Gobierno europeos, incluido el español Pedro Sánchez, facilita, según fuentes europeas, la convocatoria de una cumbre extraordinaria si fuera preciso. La decisión sobre esa reunión de emergencia dependerá del éxito o fracaso de los últimos esfuerzos diplomáticos para disuadir a Putin de un ataque, en particular, la visita a Moscú este martes del canciller alemán, Olaf Scholz.
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