La primera reunión entre el equipo de la Consejería de Hacienda, que dirige Juan Bravo, con una delegación del PSOE sobre los Presupuestos de la comunidad para 2022 se ha cerrado sin avances. Unas cuatro horas duró la cita entre el Gobierno y los socialistas celebrada el pasado martes, donde hubo intercambio de información muy técnica por lo que, por ahora, no se puede decir que las posiciones estén más cercanas o alejadas. No hay fumata blanca ni negra. Ni frío ni calor, en una negociación donde todas las partes mantienen una pose y están con la calculadora electoral en la mano. Las dos partes de la negociación acordaron ofrecer las valoraciones sobre el encuentro un día después en el Parlamento, esto es, este miércoles.
Aunque los números mandan, al final la decisión de que se logre un pacto inédito en Andalucía —que el PSOE se abstenga en el debate de totalidad del proyecto de ley de Presupuestos elaborado por el Ejecutivo de coalición de PP y Cs― es sobre todo una cuestión de voluntad política.
Ambas partes mantienen lo dicho por sus jefes políticos cuando hace ya 20 días proclamaron que el acuerdo era “posible”. Eso afirmaron el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, y el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas. Ahora trabajan ya sobre previsiones de ingresos y gastos de unas cuentas que rondarán los 43.800 millones de euros (un 8% más que las ahora en vigor) y en las que crecerán a máximos históricos las partidas de sanidad, educación y políticas sociales, banderas que los socialistas siempre han considerado como propias.
Para el PP la reunión fue “positiva” y los técnicos de Hacienda transmitieron la sensación de poder “llegar a un nivel de comunicación aceptable” con los socialistas, ha dicho su portavoz parlamentario, José Antonio Nieto. El Gobierno tiene previsto aprobar y registrar el proyecto de ley de Presupuestos el próximo 3 de noviembre haya o no acuerdo con los grupos. Esa no será la última fecha de la negociación. El plazo para la presentación de enmiendas de devolución acaba el 18 de noviembre y el 24 se celebrará el debate de totalidad. Hasta ese día, todo es posible.
En caso de que la oposición tumbe las cuentas, el Gobierno andaluz no tendrá más remedio que prorrogar los presupuestos actuales, lo que acercaría la fecha de las elecciones andaluzas, previstas en noviembre de 2022, a la primavera. La prórroga no es algo que disguste al Gobierno autónomo, como reconoció en agosto el vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Cs). Mucho antes de esa fecha, el mismo día que se aprobaron las cuentas de 2021, el Gobierno de Moreno barajaba la prolongación presupuestaria porque consideraba muy complicado un acuerdo de este calado a las puertas de unas elecciones. La oferta de pacto de Espadas cambió ese guion y la devolución del texto daría más brillo al argumento que desde hace meses usan los dirigentes del PP de que tiene que convocar elecciones porque la oposición “bloquea” al Gobierno. “Si quieren derribarlo [el Presupuesto], que lo derriben ellos”, aseguró días atrás el presidente Moreno.
Al PP le interesa despejar cuanto antes la incógnita de cuántas enmiendas a la totalidad va a haber. Es seguro ya que Unidas Podemos, como es tradicional en este grupo, registrará la suya. Vox, partido que ha sacado adelante con PP y Cs los tres últimos presupuestos, también amaga con hacerlo. Si el PSOE se abstiene, Andalucía contará con nuevos presupuestos para un año que los expertos dicen que será el de la recuperación económica. La Junta estima en un 6% el crecimiento de la comunidad en 2022.
El PSOE por ahora confía en la negociación, aunque este miércoles ha dado la sensación, al desarrollar un amplio catálogo de peticiones dirigido a Hacienda, de que lo que pretendía era marcar distancias. El portavoz socialista de Hacienda, Antonio Ramírez de Arellano, ha asegurado que la información suministrada por el Gobierno andaluz “no responde a los planteamientos” realizados por Espadas al presidente de la Junta. Y al desgranar al detalle sus peticiones, que tocaban todas las políticas de la Junta, ha parecido más la presentación de un presupuesto alternativo que una propuesta para llegar a un acuerdo. También ha cuestionado los ingresos de la Junta, porque de los casi 4.000 millones en los que aumentará las cuentas gran parte procede de fondos europeos y de partidas no ejecutadas de los dos años anteriores.
Arellano, que acudió a la reunión con los responsables de Hacienda con Gaspar Llanes (exsecretario de Economía de la Junta, actual alto cargo del Ayuntamiento de Sevilla y persona de total confianza de Espadas), no ha despejado la incógnita de si la abstención del PSOE está más cerca. “Estamos igual, no hemos podido entrar al detalle. La pelota está en el tejado del Gobierno que debe decir que cuestiones van a aceptar y en qué términos. No es una cuestión de cantidad sino de calidad”.
Aunque las propuestas del PSOE dan para elaborar un Presupuesto distinto, fuentes de este partido han indicado que sus prioridades para dejar pasar el proyecto de ley son cinco: equiparación salarial a la media nacional en varias anualidades de docentes (50 millones) y sanitarios (Hacienda la estima en 800 millones); un plan de choque para la atención primaria; 270 millones de euros más para la Universidad; un plan de empleo joven de 150 millones; y aumento en 90 millones de los fondos para los Ayuntamientos.
En paralelo a la negociación con el PSOE, el Gobierno también negocia con Vox, que pide para apoyar las cuentas el cumplimiento íntegro de los pactos firmados con el PP. Aunque el partido ultra ha mantenido en otras ocasiones y hasta el último segundo la incógnita del sentido del voto, la dirección nacional a través de Iván Espinosa de los Monteros ya dijo que el apoyo de Vox a los Presupuestos “no se va a dar”. Vox también está en modo electoral y su argumento más repetido es que no van a “traicionar” a sus votantes y que PP y Cs gobiernan igual que el PSOE. El diputado de Vox Rodrigo Alonso ha avanzado que posiblemente presentarán una enmienda a la totalidad.
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