Sentado en el banquillo, abatido y apretando un rosario con todas sus fuerzas. Era la imagen del entrenador de los Rayados de Monterrey, Antonio Mohamed, tras ganar la Liga mexicana. Ese momento ha conmovido a Argentina y México. El llanto del Turco, como apodan al estratega, tiene su origen en 2006. Ese año su hijo de nueve años, Farid, murió en un accidente de tráfico en Alemania. Juntos habían visto la derrota de Argentina frente a los alemanes en los penaltis (4) 1-1 (2) en el Mundial. El vástago de Mohamed también era hincha de Monterrey, en el norte de México. Tras su muerte, el también exfutbolista le prometió que ganaría la Liga con su equipo favorito. Su promesa tardó dos finales perdidas y 13 años.
Natal de Buenos Aires aunque con ascendencia árabe, Antonio Mohamed fue un futbolista fugaz en Argentina donde jugó para Huracán y Boca Juniors. También dio el salto a Europa al fichar por la Fiorentina en los años 90. Pero su paso por la Serie A tampoco fue fructífero, por lo que volvió a casa. Pero México fue su lugar predilecto. Su popularidad la labró en Toros Neza, un extinto equipo que jugaba en la periferia de la capital mexicana donde debutó en 1993. Fue un club que juntó a una serie de futbolistas rebeldes que salían al campo con la cabellera pintada de todo tipo de color y salían a hacerse la foto grupal con máscaras de luchadores profesionales. Incluso, dejaron para el recuerdo una pelea campal contra la selección de Jamaica. Mohamed dejó 52 goles y una final de Liga perdida 7-2 por intentar jugar de manera agresiva. Además de Toros Neza, el Turco deambuló por distintos clubes mexicanos como Monterrey, Celaya o Zacatepec hasta retirarse en 2003.
El espíritu de líder le convirtió en entrenador. Comenzó su carrera como director técnico en Argentina, pero se consolidó en México pasando por equipos como Tijuana y América, donde se proclamó campeón en 2012 y 2014. Pero ha sido en Monterrey donde cubrirse de gloria fue todo un suplicio. En 2016 y 2017 sus Rayados perdieron la final contra Pachuca y Tigres, respectivamente. Para él la derrota solo alargaba la espera para cumplirle a Farid su promesa. Este año, cuando había escasas oportunidades de ganar la Liga, llevó a un equipo débil a clasificarse a la liguilla – la fase final del campeonato mexicano- y a batir a todos los favoritos para quedarse con la corona.
El Turco, a pesar de ser una celebridad en México debido a su larga carrera y carisma, decidió probar suerte en la Liga española fichando por el Celta en 2018. Extravagante, fornido y con una personalidad arrolladora, España se disponía a conocer a uno de esos entrenadores que dejan huella. Aunque si dejó huella no fue por sus buenos resultados. Tras 12 partidos solo ganó tres y dejó al equipo al borde del descenso. La aventura europea terminaba y de nuevo hizo las maletas rumbo a Latinoamérica.
Tras un breve paso por el equipo de su alma, el Huracán de Argentina, un Monterrey en caída libre, sin entrenador, con pésimos resultados en la Liga y con un Mundial de Clubes cada vez más cerca, le ofreció la posibilidad de volver a la senda del triunfo. Aunque parecía imposible, ocurrió. Primero con una más que digna actuación en Doha, al perder ante el Liverpool en el último instante (1-2) y luego se quedó con el tercer lugar, un mérito para un equipo mexicano. “Estoy con la bronca, pero si hay una manera de perder que sea así”, aseguraba tras el partido mostrando su tan conocido temperamento. Pero la guinda fue arrebatarle el trono al América en su propia y hostil morada.
Tras una primera parte desastrosa, un marcador de 2-0 a falta de 15 minutos para el pitido final y la mayoría de crónicas del partido ya armadas dándole otra victoria al América, el partido dio el giro que necesitaba Monterrey. Uno de los protagonistas en ambos encuentros, Rogelio Funes Mori, empató y dio un hilo de esperanza a la hinchada del norte. Después de una prórroga con un América apagado llegó la ronda de penaltis. Esta vez la suerte sonrió a los Rayados. Un aplastante 2-4 heló el histórico estadio Azteca. “Jugamos contra la historia, contra el estadio, contra todo”, subrayó Mohamed, quien miró los tiros solo en los asientos de los futbolistas.
El Turco añade un título más en su trayectoria como entrenador en México. Un lugar que le vio crecer como jugador y como entrenador. La quinta Liga de Monterrey. Pero este título es especial. Mohamed prometió a su hijo que lograría el ascenso de Huracán y el título local con los Rayados. ”Hay un banquete de felicidad en el cielo”, declaró tras el partido a la cadena FOX en referencia a sus padres y a su hijo. Seguramente nunca olvide el penal ejecutado por Leonel Vangioni, que también es argentino. Seguramente nunca haya apretado su rosario con tanta fuerza. Mohamed ya ha cumplido a Farid.
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