La protesta de cientos de camioneros canadienses contra la vacunación obligatoria contra la covid-19 para viajes transfronterizos que mantiene semiparalizada la capital, Ottawa, por undécimo día consecutivo se extendió el lunes al principal paso fronterizo con Estados Unidos, tras haber prendido en otras ciudades de Canadá, como Toronto y Quebec, e incluso más allá de las fronteras entre estos dos países. En Nueva Zelanda y Australia, grupos radicales y antivacunas han mostrado su solidaridad con la movilización de un sector de los transportistas canadienses. Camioneros neozelandeses bloquean desde el martes las calles aledañas al Parlamento de Wellington, según radio New Zealand. Tres manifestantes han sido detenidos este miércoles durante las protestas ante la sede de esta institución.
Mientras manifestaciones similares a la que provocó el lunes la declaración del estado de emergencia en Ottawa germinan de forma más modesta a miles de kilómetros, el bloqueo que padece la capital de Canadá —que ya ha llevado a la detención de más de 20 personas, según fuentes oficiales— se ha amplificado en los últimos días y amenaza incluso la cadena de suministros básicos del país. Camiones y furgonetas de la llamada Caravana de la Libertad bloquean desde el lunes el principal paso fronterizo entre Canadá y Estados Unidos, el que discurre por el puente Ambassador, que une la ciudad de Windsor, en la provincia canadiense de Ontario con Detroit, en el estado de Michigan, en EE UU.
Canadá destina el 75% de sus exportaciones a Estados Unidos, y una media de 8.000 camiones atraviesan cada día ese paso fronterizo, a unos 765 kilómetros de Ottawa. Más de 40.000 personas y mercancías por valor de 323 millones de dólares (282 millones de euros) transitan cada día por él. Pese a la reapertura parcial en el lado canadiense, el paso sigue bloqueado pues el Departamento de Transporte de Michigan mantiene cerrada la frontera estadounidense.
El martes por la noche, la policía de Windsor informó en sus redes sociales de que solo un número limitado de vehículos privados podía transitar en dirección a Estados Unidos. En su cuenta de la red social Twitter, la policía de esa ciudad canadiense exhortó al resto de conductores a buscar rutas “alternativas”, como el puente Blue Water, que conecta Sarnia, también en la provincia de Ontario, con Port Huron (Míchigan). Este largo desvío motivó las protestas de varios usuarios en las redes sociales. El 60% de los canadienses se opone a la movilización del sector antivacunas de los camioneros del país, de acuerdo con un sondeo difundido el lunes.
Congestion continues along Huron Church Rd. Limited traffic is being allowed into U.S through the Ambassador Bridge. Officers are on scene maintaining traffic points, public safety and enforcement. Please avoid the area and use alternate route. Thanks for your patience. https://t.co/bDo26C9qbP
— Windsor Police (@WindsorPolice) February 8, 2022
En una sesión de urgencia convocada el lunes en la Cámara baja del Parlamento del país, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, había declarado que, tras más de una semana de ocupación del centro de Ottawa, la protesta de los camioneros “tenían que parar” e instó a los transportistas y a los miles de miembros de los grupos antivacunas que los apoyan a que regresaran a sus casas. Trudeau afirmó también que la protesta está “bloqueando” la democracia y la economía canadienses. Tras la paralización del tráfico en el paso con Estados Unidos, el ministro de Seguridad Pública de Canadá, Marco Mendicino, afirmó, por su parte, que las autoridades “seguirán trabajando” para “mantener las cadenas de suministro a través del puente Ambassador, así como las ruedas de nuestra economía en marcha”.
El subjefe de la policía de Ottawa, Steve Bell, informó ese mismo día a los medios de comunicación de que los agentes han inmovilizado muchos de los vehículos pesados que participan en la protesta en las calles de Ottawa. Bell reveló también que, en una cuarta parte de los 418 vehículos contabilizados en la capital, la policía ha constatado la presencia de niños, expuestos al frío intenso del invierno canadiense, el ruido constante de las bocinas, la inhalación de monóxido de carbono y la falta de acceso a servicios de higiene y saneamiento. El alcalde de Ottawa pidió a principios de esta semana 1.800 policías más para contener la protesta.
Descontento de los residentes
Mientras cerca de 500 camiones siguen obstaculizando el tráfico en Ottawa, los residentes del centro de la capital han mostrado su indignación por las molestias ocasionadas por la protesta. Algunos habitantes de Ottawa han denunciado que los miles de manifestantes que invadieron el centro el fin de semana obligaron incluso a cerrar las tiendas. “Todos estamos hartos”, dijo a la agencia Reuters Marika Morris, una vecina del centro. “No tienen derecho a tomarnos como rehenes”, zanjó.
Los nervios de los residentes también se han visto alterados por el constante sonido de las bocinas. El lunes, un juez de Ottawa dictaminó que los camioneros debían dejar de tocarlas durante 10 días.
“Aquí no ha habido más que amor, unidad y paz”, declaró, por su parte, John Van Vleet, un camionero de Ontario. “Para mí es importante venir aquí a luchar por mis libertades”, afirmó este transportista, que negó las acusaciones de violencia contra el colectivo.
Las manifestaciones también se han extendido a otras ciudades canadienses, como Toronto y Vancouver. Desde el lunes, la protesta de los camioneros ha suscitado incluso el apoyo más allá de las fronteras canadienses con las concentraciones de Wellington, la capital de Nueva Zelanda, y en Canberra, Australia, bautizadas a su vez como caravanas de la libertad.
La protesta empezó el 29 de enero cuando unos 3.000 transportistas de todo Canadá llegaron con sus vehículos a la capital. A ellos se sumaron entre 10.000 y 15.000 manifestantes, entre los que figuran miembros de organizaciones radicales de extrema derecha. Dos semanas antes, el 15 de enero, el Gobierno canadiense había impuesto la vacunación obligatoria contra la covid-19 a los camioneros transfronterizos.
Aquellos choferes extranjeros que no se hayan vacunado tienen prohibida la entrada al país. En el caso de los camioneros canadienses sin pautas de inmunización, deben hacer una cuarentena de 14 días a su regreso a Canadá. Estados Unidos puso en marcha la misma medida el pasado 22 de enero. Justin Trudeau, primer ministro canadiense, señaló entonces que la aplicación de esta política representa una de las mejores maneras de mantener bajo control las nuevas infecciones relacionadas con los viajes. La Alianza canadiense de camiones, que se opone a la Caravana de la Libertad, calcula que unos 16.000 camioneros que cruzan a suelo estadounidense con regularidad no están vacunados (un 15% del total).
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