Después de la crisis financiera de 2008, una nueva lista de regulaciones destinadas a proteger a los consumidores y las empresas abrió las compuertas para que una oleada de empresas fintech se convirtieran en nombres familiares durante la última década. Ahora, podría ser el turno de la atención médica.
Parte de la Ley de Protección y Reforma del Consumidor Dodd-Frank Wall Street, pasó en 2010, declaró que las instituciones financieras estaban obligadas a dar acceso a los consumidores a sus datos financieros electrónicamente, ya sea para uso personal o de terceros. Esta regulación es por qué podemos vincular nuestras cuentas bancarias a Venmo o Zelle para enviar dinero a nuestros amigos o por qué Stripe y Plaid han podido revolucionar la infraestructura de pago para tantos negocios.
Ahora, el cuidado de la salud está viendo un catalizador regulatorio propio. La Ley de Curas del Siglo XXI, que pasó en 2016 y comenzará a aplicarse este año, describe las pautas para compartir información, la estandarización de API y la infraestructura nacional para compartir este tipo de información. Un aumento en innovación en salud figura como uno de los objetivos de la ley.
La pregunta es, ¿las nuevas empresas de atención médica aprovecharán estas pautas regulatorias con el mismo fervor que los fundadores de fintech han tenido durante la última década?
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