López Obrador ve a los grandes empresarios para sostener el empleo y mantener su proyecto de la 4T. Pero desdeñar a los pequeños trae el riesgo de desempleo, escribe José Yuste en Excélsior.
Los diarios de circulación nacional presentan opiniones y editoriales con información y trascendidos relevantes en materia económica.
Dinero, de Enrique Galván, en La Jornada:
Reclamos empresariales
En en el mundo de los negocios se distinguen tres personajes: el gerente de la empresa, el directivo de asociación empresarial y el creador, el fundador del negocio. Al final de la historia, los gerentes de compañías y los directivos de organizaciones tipo Coparmex sólo son empleados y sirven a los intereses de los hombres de negocios como Germán Larrea o Carlos Slim. Sin embargo, estos días pareciera que actúan en esferas diferentes. Vemos a los dueños de los negocios desfilar por Palacio Nacional o conversar por teleconferencia con el presidente López Obrador, y aparentemente le dan su apoyo al plan de supervivencia nacional.
Pero los directivos de los organismos cúpula actúan en otra dirección. Atestiguamos que un hombre mesurado como Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, se expresa muy irritado porque la Presidencia “les cerró las puertas”, no escuchó sus propuestas para enfrentar la crisis. Está llamando a que los empresarios busquen sus propias fórmulas, salidas. Por su lado, el presidente de Coparmex, Gustavo de Hoyos, prácticamente está llamando a una insurgencia empresarial contra el gobierno.
Coordenadas, de Enrique Quintana, en El Financiero:
Un gran riesgo: choque de AMLO y empresarios
Dicen que las malas noticias llegan en cascada. Junto con la pandemia y la crisis económica que ya tenemos encima, pareciera gestarse una ruptura entre el presidente de la República y el sector privado. Aunque aún se mantiene la interlocución, prueba de ello son las reuniones que se han realizado en los últimos días y quizás algunas otras todavía en puerta, la realidad es que se está abriendo un abismo.
La causa fundamental es que la Presidencia de la República ha desechado prácticamente la totalidad de las propuestas del sector privado para enfrentar la crisis. La situación no augura nada bueno para México. El sector privado es responsable de más del 86 por ciento de la inversión que se realiza en el país, según datos del INEGI. Si el saldo del proceso que hoy vivimos fuera la parálisis de la inversión privada en los siguientes meses y años podríamos estar ante un sexenio completo de estancamiento o incluso recesión.
Fuera de la caja, de Macario Schettino, en El Financiero:
Parar la caída
Nadie sabe de qué tamaño será el ajuste durante 2020, pero sin duda será relevante. Para México, la profundidad será mayor que para otros países, en parte porque veníamos ya de una contracción (centrada en la inversión, para empeorar las cosas) y en parte por la incapacidad del gobierno de ofrecer una respuesta del tamaño que se requería. Ayer mismo el Consejo Coordinador Empresarial propuso varias medidas inteligentes, ojalá sean atendidas.
Si no es así (como es de esperarse después del “informe” del domingo), entonces la contracción de este segundo trimestre será superior al 20%. Para que no tenga duda, la producción de autos en marzo cayó -25%, y la ocupación en hoteles y asistencia a restaurantes es prácticamente de cero en estos días. Ya algunas agencias e instituciones estiman que la economía mexicana podría caer -8% durante 2020, con una recuperación en 2021, pero no de la misma magnitud.
Ricos y poderosos, de Marco Mares, en El Economista:
La puerta se cerró: CCE
Frente a la que se anticipa será la crisis económica más severa que ha vivido México, desde la Gran Depresión de los años 30, se rompió el diálogo entre las cúpulas empresariales y el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ayer, en una transmisión vía Internet, respaldado por 12 líderes de la cúpula de cúpulas, el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar, lo resumió en una frase: “Se cerró la puerta” del gobierno mexicano.
Buscaremos —dijo— abrir otras puertas, al exhortar a la Iniciativa Privada, a los obreros y al sector social a unirse en un gran acuerdo nacional para enfrentar y aminorar el impacto económico negativo que generará el coronavirus y el paro de actividades. El dirigente empresarial, como no se le había escuchado hasta ahora, fue directo y contundente. Advirtió que si se cristaliza el peor escenario de una contracción de -10% del PIB y 1 millón de empleos perdidos, el único responsable será el que cerró la puerta.
Activo Empresarial, de José Yuste, en Excélsior:
López Obrador con grandes de IP; con organismos, frialdad
Mientras el presidente López Obrador, durante su mañanera, aplaudía el respaldo de grandes empresarios como Carlos Slim (Grupo Carso-América Móvil), Alberto Bailléres (Grupo Val) y Germán Larrea (Grupo México), por comprometerse a mantener todos sus empleados en plena crisis, por otro lado y vía digital, el Consejo Coordinador Empresarial se reunía con sus doce organismos en una suerte de “catarsis” a nivel nacional. Carlos Salazar, presidente del organismo, en el momento más ríspido, habló de la revocación del mandato para 2022. La ruptura entre organismos y López Obrador es innegable.
El mensaje del presidente López Obrador fue claro: los organismos empresariales, que le mostraron un plan contracíclico de diferimento, de impuestos y contribuciones sociales, ya no son tanto de su cercanía. En cambio, sí los grupos empresariales más grandes y fuertes del país. López Obrador, con inteligencia política y pragmático, ve a los grandes empresarios para sostener el empleo y mantener su proyecto de la 4T: Tren Maya, Refinería Dos Bocas, aeropuerto Felipe Ángeles y Transístmico. Pero desdeñar a los pequeños trae el riesgo de desempleo, pues en los chiquitos es donde se genera la mayor fuerza de trabajo del país.
Desde el piso de remates, de Maricarmen Cortés, en Excélsior:
CCE: ¿se agotó la paciencia?
Mientras el presidente López Obrador volvió a reunirse ayer a comer en Palacio Nacional con un grupo de dueños de las más grandes empresas del país, a quienes según él mismo dice, quiere convencer de las ventajas de su propuesta de apoyo económico dirigido sólo a los más necesitados del país, el Consejo Coordinador Empresarial, que preside Carlos Salazar, presentó ayer un conjunto de medidas para enfrentar la crisis que requieren de la participación gubernamental.
Lo que se sorprendió, desde luego, fue el tono energético e inusual que utilizó Carlos Salazar, quien después de ser acusado de tibieza, aseguró en la videoconferencia en la que se presentó el Plan de 90 días para enfrentar la crisis, que Andrés Manuel López Obrador no quiso apoyar a los empresarios para preservar el empleo y fue más allá al recordar que quienes no estén de acuerdo con el Presidente tienen la opción de demostrarlo con la revocación de mandato.