Es posible que, si la Real profanara mañana el Wanda Metropolitano, hubiera alguien que se pregunte cómo ha sido posible. No se lo esperarán, con toda seguridad, ya que resulta imposible que cuenten con una visita problemática al Atlético de Madrid viendo cómo de inadvertida pasó en la rueda de prensa de Simeone la visita txuri urdin a un equipo que, por diferentes razones, no es precisamente un monumento a la afinidad para la Real.
Si, al mismo tiempo, hay quien que cree en un pacto de no agresión en el Metropolitano para que el Atlético de Madrid sea tercero y la Real se meta en Europa tras un empate, se le tuvieron que ir acabando los argumentos en la conferencia de Simeone. No hubo una sola alusión al partido de esta noche. Todo se redujo a un resumen de la temporada atlética, al repaso de algunos nombres propios de su plantilla, incluso a la situación de Quique
Setién en el Barcelona. “Son equipos campeones y tienen objetivos de ser campeón, o que no sea eso, es complejo de sostener para los dirigentes, seguramente”, deslizó Simeone al respecto.
La Real cerrará el curso contra un adversario de envergadura, sin duda. El Atlético de Madrid no ha perdido en esta transición posterior al confinamiento. “Esto es como cuando los equipos ganan o pierden, los entrenadores son buenos o malos… Es todo, la gestión de los jugadores, los cambios, las cargas de trabajo en los partidos… Todo lo que envuelve a una lesión, al ganar o al perder”, reflexiona Simeone al respecto.
El argentino admite que “el equipo se preparó bien en la cuarentena, pudimos rotar en casi todos los partidos”. Según el técnico, “luego fuimos acortando los cambios porque mejoraba la forma. Acertamos, pero porque los futbolistas se prepararon, nos siguieron, respondieron jugando 60 ó 30 minutos”. Si la Real quiere hacerse notar en el Metropolitano, tendrá que superar un desafío hercúleo.