El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Boris Johnson, mantuvieron este domingo una reunión bilateral de unos 30 minutos al margen de la cumbre del G-20 en medio del conflicto por la pesca que enturbia las relación entres sus respectivos países. La crisis ha estallado por las reticencias de Londres a conceder licencias de pesca en sus aguas a embarcaciones francesas, lo que según París viola los compromisos adquiridos por Londres con el pacto del Brexit. El encuentro evidenció el océano que todavía parece separar ambas visiones del problema: en vez de rebajar la tensión, la cita dio continuidad a la crisis.
En la reunión, el líder galo reclamó que Londres respete las reglas internacionales. París señaló que “el objetivo de ambos era rebajar” la tensión y el conflicto de los últimos días y que Francia esperaba ahora “seriedad” y “respeto”. París insistió en que es “necesario” que Londres “respete los compromisos” asumidos con la Unión Europea (UE) para que “se tomen las medidas prácticas y operativas lo antes posible para evitar un aumento de la tensión”. Pero, en conjunto, el Elíseo se mostró conciliador y señaló que había voluntad de una “desescalada”. “Los dos dirigentes acordaron que se mantengan discusiones en las próximas horas y los próximos días sobre las licencias de pesca”, apuntó en una declaración.
Fuentes británicas, sin embargo, dieron una versión diferente del encuentro, con un tono combativo, apuntando a que Londres espera que París dé el primer paso de una desescalada y retire las medidas de respuesta francesa que calificaron de “amenazas”. Downing Street mostró su “profunda preocupación por la retórica que emana del Gobierno francés en los últimos días”.
La discusión se produjo sobre la bocina de que puedan crecer los problemas. Es decir, a menos de 48 horas de que el próximo 2 de noviembre entren en vigor las medidas de represalia anunciadas por el Gobierno francés contra el sector pesquero británico tras no recibir todas las licencias de pesca en aguas británicas que París reclama en el marco del acuerdo del Brexit. El Ejecutivo de Macron ha avisado de que si no hay solución podría prohibir a los pesqueros británicos descargar sus capturas en puertos franceses.
El Gobierno de Francia, de hecho, sostiene que casi la mitad de las solicitudes de licencia presentadas por los pescadores franceses aún no han sido aceptadas. París también contempla responder a la actitud del Reino Unido imponiendo controles más rígidos al comercio bilateral en un momento en el que el mercado británico sufre dificultades de abastecimiento.
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