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La revista ‘The Economist’ señala a López Obrador como un “peligro para la democracia”

Ilustración con la imagen del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la portada de la revista 'The Economist'.
Ilustración con la imagen del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la portada de la revista ‘The Economist’.THE ECONOMIST

Poco después de que Andrés Manuel López Obrador concluyera su mensaje mañanero diario, otro casi igual de potente se dirigía directo contra él en las redes sociales. La revista británica The Economist mostraba un adelanto de su próximo número, que sale a la venta este viernes, en el que en un largo editorial critica con dureza al Gobierno del presidente. La ilustración de la portada latinoamericana describe por sí sola lo que después desgrana el artículo: el rostro imponente del mandatario, sobre un cuerpo de militares, el logo de la petrolera estatal Pemex y un dedo que apunta directamente a él: queda retratado como un líder autoritario, un “falso mesías”, que reza el titular. En el primer párrafo advierte: “Es un peligro para la democracia”. Y pide a los mexicanos no votar por su partido, Morena, en las próximas elecciones del 6 de junio. El canciller mexicano Marcelo Ebrard ha respondido con un comunicado en el que se declara sorprendido por “la virulencia y debilidad argumentativa” de la publicación.

El artículo menciona la capacidad de López Obrador de alejarse de las críticas hacia otros mandatarios populistas y autoritarios en el mundo. Pone como ejemplo a Viktor Orbán, de Hungría, a Narendra Modi, de India y a Jair Bolsonaro, de Brasil. Pero destacan que él, a diferencia de ellos, “no se burla de los homosexuales, no golpea a los musulmanes ni incita a sus partidarios a incendiar el Amazonas”. “Habla a menudo en voz de los pobres de México y no es corrupto”, señala el texto. Aunque lo acusa directamente de polarizar la sociedad mexicana: “Divide a los mexicanos en dos grupos: el pueblo, que se refiere a quienes lo apoyan; y la élite, a la que denuncia, a menudo por sus nombres, como delincuentes y traidores a los que culpa de todos los problemas de México”.

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El editorial de The Economist va un paso más allá de las críticas al presidente: pide no votar por su partido en las próximas elecciones del 6 de junio. “El desprecio del presidente por las reglas democráticas es una de las razones por las que las elecciones del 6 de junio son importantes. No está en la boleta; su único mandato de seis años expira en 2024. Pero la legislatura nacional está en juego, al igual que 15 de las 32 gubernaturas, la mayoría de las asambleas estatales y miles de puestos locales. Los votantes tienen la oportunidad de frenar a su presidente rechazando a su partido, Morena”, se lee en el artículo. “Cuantas más palancas controle, más lejos podrá seguir López Obrador su plan para transformar a México”, advierte, aunque reconoce que su popularidad ronda el 61%, una de las más altas para un presidente en el mundo.

Los golpes al Gobierno van desde la reforma a la Ley de Hidrocarburos —“prohibiendo la inversión y obligando a la red a comprar energía de fuentes estatales primero, sin importar cuán costosas y contaminantes sean”—, sus ataques al Instituto Nacional Electoral, hasta el control omnímodo del Ejército para construir el Tren Maya, administrar puertos y combatir el crimen: “En otros países, invitar a los militares a manejar enormes sumas de dinero público con escasa supervisión ha resultado catastrófico, como podría advertirle cualquier egipcio o paquistaní. Pero López Obrador es conocido por no escuchar los consejos”, añade la revista. Critica también su respuesta lenta a la crisis del coronavirus, colocando a México como uno de los países con mayor número de muertes del mundo y advierte de la cautela de los inversores ante los “caprichos presidenciales”.

Y concluye con un polémico llamamiento a las urnas: “Los próximos tres años determinarán la profundidad y duración del daño que hace a México y su democracia. Tiene prohibido buscar la reelección, pero está tratando ilegalmente de extender el mandato de un juez leal en la Suprema Corte. Los críticos temen que quiera sentar con ello un precedente para sí mismo. Las instituciones de México son fuertes, pero pueden ceder ante el asalto sostenido de un extremista con apoyo popular. El país escapó del Gobierno de facto de un solo partido [el PRI] en el 2000. Dado el riesgo, los votantes del 6 de junio deben apoyar al partido de oposición que esté en mejor posición para ganar, donde quiera que vivan. Los partidos de la oposición deberían trabajar juntos para frenar al presidente”.

La dura portada de la revista y las más de 1.000 palabras que llaman a no oponerse a Morena en plena recta final de campaña han irritado al Gobierno y a los seguidores del presidente. El canciller [ministro de Asuntos Exteriores] Marcelo Ebrard ha acusado a The Economist de no entender las prioridades de la Administración y ha reivindicado los resultados de algunas de sus políticas. “La falla de las élites en entender a López Obrador hoy parece repetirse en sus páginas. Estas dibujan un panorama desolador para el país, pero pierden de vista que, si bien la economía mexicana, al igual que la del resto de los países, sufrió los estragos de la pandemia, crecerá alrededor del 6% este año, sin haber contratado deuda, manteniendo las finanzas sanas y con números históricos de Inversión Extranjera Directa”, reza el comunicado. “La portada de hoy es la síntesis de la exasperación. Se sabe que los resultados de la elección, como ocurrió en 2018, no coincidirán con lo que ustedes desean”.

El titular de la Agencia Digital de Innovación Pública de la capital y parte del equipo de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum (del mismo partido del presidente y una posible candidata presidencial para 2024), ha salido al quite de López Obrador: “No hay un renglón de este editorial que no sea rebatible. The Economist siempre ha sido una mezcla peculiar de análisis y elitismo. Y la voluntad popular siempre ha sido una amenaza para la “democracia” que excluye a muchos y sirve a los intereses económicos de pocos”, ha denunciado en su cuenta de Twitter.

La guerra política que ha iniciado The Economist en las redes ha ahondado más en la profunda polarización que divide al país desde la toma de posesión del presidente. Sus enemigos han aprovechado los párrafos del editorial para sustentar lo que han denunciado desde hace años y que ahora legitima, según ellos, la publicación extranjera. Los seguidores de López Obrador se mantienen firmes en el discurso de la injerencia forastera y el nacionalismo.

Muchos de los partidarios del presidente han destacado cómo en 2012, con la toma de posesión de Enrique Peña Nieto (PRI), su portada y editorial apuntaban al “despegue de México”. Un prometido ascenso que se quebró antes de que terminara su Gobierno, con algunos de sus altos mandos investigados estos días por corrupción. Así ha reaccionado el presidente del Sistema Público de Radiodifusión, Jenaro Villamil: “Un semanario conservador con una visión conservadora es congruente con quienes están furiosos porque el gran “desarrollo” de México (promocional de The Economist en la época peñista) terminó en el fango de la corrupción”, refiriéndose al artículo de ese año comparado con el de este viernes.

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