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La ‘revolución’ de los repartidores de comida de Brasil

Una unidad de cuidados intensivos en la ciudad de Manaos, en el amazonas brasileño.RAPHAEL ALVES / EFE

Brasil ha decidido extender el polémico protocolo de tratamiento con cloroquina e hidroxicloroquina contra la covid-19 para las embarazadas y niños, a pesar de que no existe evidencia científica de que estos medicamentos sean efectivos. Las nuevas directrices del Ministerio de Salud brasileño para el uso de estos medicamentos en la fase inicial de los síntomas han sido publicadas el mismo día que la Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA, por sus siglas en inglés), la agencia que regula el uso de fármacos en Estados Unidos, ha revocado la autorización para su utilización en los hospitales del país norteamericano. La FDA juzgó como “improbable” que ambos fármacos tuvieran un efecto positivo sobre los pacientes con coronavirus e incluso consideró que tiene el potencial de provocar efectos secundarios peligrosos.

El argumento del Ministerio de Salud brasileño para seguir adelante con su uso es que la FDA se refería al uso de la cloroquina en casos graves, aunque admite que estudiará las conclusiones del organismo estadounidense. La secretaria de Gestión del Trabajo y de la Educación en Salud, Mayra Pinheiro, dice que la decisión de la FDA se basó en estudios de “pésima calidad” y defiende que la implantación del protocolo en las etapas iniciales de los síntomas y en los casos leves está reduciendo la curva de contagio en Brasil. La gestora, sin embargo, no facilita datos que demuestren dicha desaceleración.

Varios expertos han señalado que Brasil es el único país del mundo que presenta una curva acelerada de casos pasado el quincuagésimo día de inicio de la epidemia, y el propio Ministerio de Salud reconoce que la enfermedad está avanzando ahora hacia las ciudades pequeñas, donde la estructura hospitalaria es más frágil. Este martes, el país sudamericano superó los 45.200 fallecidos y los 920.000 infectados, según números oficiales.

De momento, las autoridades sanitarias de Brasil no sopesan anular el protocolo, que sigue necesitando una declaración de consentimiento del paciente o del responsable, afirmando conocer los riesgos del medicamento. Gestantes y niños, incluidos ahora en las recomendaciones de uso del medicamento, han pasado a ser clasificados como pacientes de alto riesgo durante la pandemia. La secretaria Pinheiro explica que las modificaciones fisiológicas que se producen durante la gestación pueden derivar en un cuadro grave de la enfermedad. Y los niños, que en principio se pensaba que serían los menos afectados por la pandemia, han pasado a ser considerados grupos de riesgo tras la constatación, por parte de diversos servicios mundiales y sociedades médicas de pediatría, de que pueden desarrollar un síndrome inflamatorio multisistémico, una complicación supuestamente provocada por el nuevo coronavirus.

Según Pinheiro, tanto niños como embarazadas solo han pasado a incluirse ahora en el protocolo porque todavía no hay medidas seguras. A los médicos no se les obliga a recetarles cloroquina a estos grupos, pero pasan a tener una autorización expresa del Ministerio de Salud para hacerlo. “Estamos, una vez más, posibilitándole a los médicos la oferta de una dosis segura sin riesgos”, defiende Pinheiro, sin citar específicamente ningún estudio que avale su seguridad. “Todos los trabajos que se están publicando con resultados en todo el mundo y evidencias clínicas demuestran que las medicaciones tienen una acción efectiva cuando se emplean precozmente”, afirma.

Actualmente, Brasil no recomienda medicamentos como profilaxis, sino su uso en casos leves y durante los síntomas iniciales, siempre dependiendo de una prescripción médica. “Seguimos tranquilos, serenos y seguros en cuanto a nuestras recomendaciones”, afirma Pinheiro. El presidente Jair Bolsonaro es un férreo defensor de la cloroquina, y las divergencias en torno a su uso para el tratamiento de la covid-19 ocasionaron la salida de dos ministros de Salud, Nelson Teich y Henrique Mandetta, en medio de la grave crisis sanitaria. Sobre la recomendación que implica tomar un camino opuesto al de Estados Unidos, la secretaria Mayra Pinheiro alega que la autorización de la FDA es para tratamientos tardíos, y que Brasil dejó de seguir este protocolo el 20 de mayo.

Pinheiro llegó a decir que el protocolo brasileño ya impactaba en el aplanamiento de la curva de diseminación del coronavirus, pero no facilitó datos que lo fundamentasen. En dos semanas, Brasil ha pasado de ser el quinto al segundo país del mundo con mayor número de muertos por la covid-19. A la pregunta formulada por la prensa acerca de los datos que mostrarían una desaceleración de la epidemia, el secretario-ejecutivo del Ministerio de Salud, Élcio Franco, citó la tendencia de desaceleración en tres de los 27 Estados brasileños, que la propia cartera defiende que hay que observar con cautela. Franco también volvió a argumentar que el ministerio observa un proceso de interiorización del virus (es decir, la migración de casos hacia pequeñas ciudades), especialmente en las regiones Norte y Noreste. Franco recuerda que el crecimiento de la epidemia en áreas con sistemas de salud más frágiles va a exigirle a los gestores locales un plan sólido para derivar a los pacientes a las grandes ciudades.

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