Leopoldo López, probablemente la figura más simbólica de la oposición venezolana, abandonó este sábado Venezuela y dejó tras sí no solo un reguero de dudas sobre las circunstancias de su salida y las etapas de su viaje. Con esa decisión el político, que permanecía resguardado en la residencia de la Embajada de España en Caracas desde el alzamiento del 30 de abril de 2019, también desconcertó a buena parte de sus seguidores. Al final de una jornada en la que se cruzaron informaciones contradictorias sobre su paradero solo había dos certezas. Su destino final será Madrid, donde residen su familia y su padre, europarlamentario del Partido Popular, quizá después de una escala en Estados Unidos como indican algunas fuentes opositoras. Y su huida abre un escenario lleno de incógnitas para la estrategia del jefe del legislativo, Juan Guaidó, frente al presidente, Nicolás Maduro.
El dirigente opositor publicó por la noche en su cuenta de Twitter cinco mensajes que tienen una lectura sobre todo interna. Es decir, López se dirigió a los venezolanos que en algún momento confiaron en él y a los militantes antichavistas para prometerles que seguirá dando la batalla desde un “nuevo terreno de lucha”. Esto es, desde el extranjero. La presión internacional frente al Gobierno venezolano, ejercida sobre todo por Estados Unidos, países latinoamericanos como la vecina Colombia y en menor medida por la Unión Europea, se convirtió hace tiempo en la principal baza de la oposición para tratar de debilitar al sucesor de Hugo Chávez.
“Como siempre, desde las calles con el pueblo, o en una cárcel militar, desde un tribunal injusto o perseguido en una embajada, todo nuestro tiempo y energía será para serle útil al pueblo venezolano en la conquista de su libertad”, escribió el exalcalde del municipio caraqueño de Chacao, haciendo referencia a su pasado reciente. En 2014 fue detenido con la acusación de alentar una oleada de protestas que se descontrolaron y dejaron más de 40 fallecidos. Pasó tres años en la prisión militar de Ramo Verde, hasta que en julio de 2017 la justicia, controlada por el chavismo, le concedió la medida de casa por cárcel, es decir, el arresto domiciliario. En esa mediación desempeñó un papel relevante el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. Casi dos años más tarde, 30 de abril de 2019, fue liberado con la ayuda de algunos soldados y la del jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), Christopher Figuera, en un intento frustrado de asonada. Pidió entonces refugio en la residencia del embajador español, Jesús Silva. Hasta hoy.
“Desde este nuevo terreno de lucha, continuaremos cumpliendo de manera inquebrantable con las responsabilidades asignadas como comisionado para el Centro de Gobierno del Gobierno Interino de Venezuela”, continuó López. El equipo conformado por Guaidó como alternativa al Ejecutivo de Maduro, con una estructura casi paralela al aparato estatal, tiene no obstante solo alcance simbólico. El presidente no ha perdido poder de facto y, tras varios intentos fallidos de derrocarlo, la oposición entró en un callejón sin salida mientras que sus bases tuvieron que enfrentarse a la frustración de un cambio inminente que no se ha dado. Ahora las principales fuerzas rechazan por falta de garantías participar en las elecciones legislativas convocadas para el 6 de diciembre y cuestionadas por las principales instancias internacionales.
El pesimismo creció en medio de la pandemia y varios dirigentes, que en muchos casos tuvieron que exiliarse como López para evitar la persecución del régimen, son conscientes de que a corto plazo una transición es más bien un espejismo. Sin embargo, ni Guaidó, cuyo desgaste se aceleró en los últimos meses, ni López quieren dejar ver señales de zozobra. Así, el segundo aseguró que “bajo el liderazgo” del jefe del Parlamento “y en coordinación con la Asamblea Nacional, la unidad democrática y aliados internacionales de nuestra lucha” se encontrará una solución. “Estamos seguros de que Venezuela será libre y democrática”, manifestó.
“Venezolanos, esta decisión no ha sido sencilla”, siguió López, quien añadió: “Pero tengan la seguridad de que cuentan con este servidor para dar la lucha desde cualquier espacio”. Guaidó aprovechó la salida de López para presumir de que las fuerzas de seguridad que vigilan la Embajada de España no lograron detenerlo. El Gobierno todavía no se ha pronunciado de forma oficial, mientras que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, se limitó a descalificarlo, llamándolo “ladrón”, durante un acto público.
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