La selección del jurado del juicio contra Genaro García Luna inicia este lunes. Así se ha decidido en la Corte del Distrito Este de Nueva York, donde el secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), enfrentará las acusaciones por narcotráfico, nexos con el Cartel de Sinaloa y falsedad de declaraciones. El destino del exfuncionario mexicano, uno de los rostros más visibles de la guerra contra el narcotráfico, estará en manos de 12 ciudadanos, que serán escogidos entre 400 candidatos. Está previsto que el proceso concluya el próximo 17 de enero, justo a tiempo para el arranque de la primera audiencia en el tribunal de Brooklyn.
Los 400 candidatos, seleccionados por sorteo, han tenido que llenar cuestionarios sobre información básica de ellos: sus nombres, su etnia y sus profesiones, entre otros detalles que pueden influir en el veredicto. En Estados Unidos, el jurado decide al final del juicio si el acusado es culpable o inocente y si la Fiscalía ha podido demostrar los delitos señalados más allá de una duda razonable. Más adelante, el juez dicta sentencia a partir de ese veredicto. García Luna enfrenta tres cargos por tráfico de cocaína, uno más por delincuencia organizada y otro por haber mentido en una declaración migratoria. De ser hallado responsable, puede enfrentar una condena de entre 10 años y cadena perpetua en la cárcel.
La Fiscalía y los abogados defensores de García Luna tienen derecho de descartar a candidatos que crean que puedan afectar la forma como se dé el veredicto. En el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán, por ejemplo, ambas partes acordaron que fueran siete mujeres y cinco hombres en el panel, y varios entrevistados aseguraron que tenían miedo de cumplir con esa obligación civil. Los ciudadanos están obligados a presentarse si han sido sorteados, salvo que tengan algún impedimento de fuerza mayor o alguna discapacidad. Las identidades de los miembros del jurado son anónimas y no pueden seguir las noticias sobre el juicio o dar entrevistas durante el proceso.
La Fiscalía de Nueva York acusa a García Luna de haber colaborado durante dos décadas con el Cartel de Sinaloa, desde que asumió como titular de la Agencia Federal de Investigaciones durante la Administración de Vicente Fox (2000-2006) hasta la fecha, incluso desde prisión. Las autoridades han asegurado que el antiguo jefe de la Policía de México recibió sobornos de decenas de millones de dólares para facilitar los envíos de droga a Estados Unidos de la organización criminal y advertirles de operativos de captura contra sus líderes. En las audiencias previas al juicio también se ha señalado al exfuncionario de organizar un “esquema corrupto” para sobornar y amenazar a los medios de comunicación, así como de ordenar el asesinato de testigos potenciales. Sus abogados niegan todos los cargos y denuncian una persecución política.
Aún no se conoce quiénes testificarán contra García Luna, pero la baraja se extiende desde antiguos capos de la droga que purgan condenas en Estados Unidos hasta exfuncionarios. Se ha hablado de que Édgar Valdez Villarreal, alias La Barbie, y Jesús El Rey Zambada están en esa lista, aunque no hay nada confirmado. Zambada testificó en el juicio contra El Chapo sobre los supuestos sobornos millonarios que entregó a García Luna y otros funcionarios federales y locales. El juez del caso es Brian Cogan, el mismo que llevó el juicio contra Guzmán.
Es significativo que los abogados de García Luna hayan decidido ir a juicio para defender la inocencia de su cliente. El sistema legal estadounidense privilegia los acuerdos de culpabilidad a cambio de sentencias reducidas para dar agilidad a los procesos judiciales. La decisión de la defensa hace suponer que consideran que las pruebas en su contra son frágiles y que podrán salir airosos cuando se expongan las versiones de ambas partes. El hecho de que haya un juicio también abre la puerta para que se produzcan revelaciones explosivas que pueden salpicar a varias Administraciones de antiguos presidentes de México. Los días previos a la audiencia inicial también han estado marcados por la detención en Sinaloa de Ovidio Guzmán, hijo del líder criminal, condenado en EE UU a pasar el resto de su vida tras las rejas.
García Luna se sienta en el banquillo de los acusados y con él, las sospechas sobre la colusión de las autoridades mexicanas y el crimen organizado. “¿Han podido probar las autoridades más allá de una duda razonable que la ofensa involucró cinco kilos o más de cocaína?”. Esa es una de las preguntas que los miembros del jurado tendrán que responder en la conclusión del juicio, en un proceso judicial que se espera que dure varias semanas y que amenaza con provocar un terremoto político del otro lado de la frontera.
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