Un rebaño de ovejas se refugia del sol del mediodía bajo los arcos góticos de un puente medieval inundado en 1956 para crear la presa de Cijara en el centro de España, pero ahora completamente expuesto ya que el embalse está vacío en un 84% después de una severa sequía.
En Andalucía, una de las regiones más cálidas y secas de Europa, botes de remo y toboganes de agua yacen abandonados en el lecho agrietado de la presa de Viñuela, restos de un negocio de alquiler que se fue con el agua, ahora en un nivel crítico del 13%.
Un restaurante cercano teme un destino similar.
“La situación es bastante dramática en el sentido de que llevamos varios años sin lluvia y estamos tocando fondo”, dijo el dueño Francisco Bazaga, de 52 años. “Si no llueve, a menos que encuentren alguna fuente alternativa de agua, el futuro es muy, muy oscuro”.
Una racha seca prolongada y un calor extremo hicieron de julio el mes más cálido en España desde al menos 1961. Las presas españolas tienen una media de solo el 40 % de su capacidad a principios de agosto, muy por debajo del promedio de diez años de alrededor del 60 %, según muestran los datos oficiales.
“Estamos en un año particularmente seco, un año muy difícil que confirma lo que vienen destacando los escenarios de cambio climático”, dijo el lunes en rueda de prensa la ministra de Energía, Teresa Ribera, quien también destacó que la sequía estaba provocando devastadores incendios forestales.
El cambio climático ha dejado partes de la Península Ibérica en su punto más seco en mil 200 años, y se espera que las lluvias de invierno disminuyan aún más, según mostró un estudio publicado el mes pasado por la revista Nature Geoscience.
Es probable que el clima seco y cálido continúe hasta el otoño, dijo el servicio meteorológico español AEMET en un informe reciente, lo que ejerce una mayor presión sobre la red más grande de Europa de embalses represados con una capacidad de retención de 5 mil 600 millones de metros cúbicos.
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