La socialdemócrata Magdalena Andersson ha sido elegida este lunes primera ministra de Suecia por segunda vez en menos de una semana. La dirigente, que se convirtió el 24 de noviembre en la primera mujer en ser elegida para el cargo de primera ministra, fue nombrada por la mañana y por la tarde, al no poder aprobar su proyecto de presupuestos, dimitió. No llegó a comunicar al rey sueco su equipo, paso imprescindible para formalizar el puesto. Este lunes, Andersson ha vuelto a someter su candidatura al escrutinio del Parlamento (el Riksdag) y de nuevo lo ha conseguido: “El pasado miércoles fue un gran día. Hoy lo es de nuevo”, ha dicho la socialista. “Estoy deseando empezar a trabajar”, ha añadido.
La política ha conseguido 101 votos a favor, 75 abstenciones y 173 en contra. El sistema sueco obliga a no tener la oposición de la mayoría de la Cámara, fijada en 175 de un total de 349 escaños. Aunque Andersson ha concitado menos apoyos que en la anterior elección ―debido a la abstención de Los Verdes que la semana pasada sí que apoyaron a la política―, también ha despertado menos rechazo: la semana pasada salvó la votación por un solo voto frente a los dos de hoy.
“Como todos los Gobiernos en minoría, buscaremos la cooperación de otros partidos en el Parlamento. Veo oportunidades para ello”, ha manifestado la socialdemócrata. Su grupo, con 100 asientos, es el mayoritario de la cámara, pero queda lejos de la gobernabilidad en solitario: “Los socialdemócratas tenemos una larga tradición de cooperación con otras formaciones. Haremos lo que sea necesario para liderar Suecia hacia adelante”.
La primera ministra electa se reunirá mañana con el rey Carlos Gustavo y anunciará los primeros nombres de su Gobierno. Si la semana pasada todo apuntaba a una coalición de socialistas y verdes, con apoyo del Partido de la Izquierda, Andersson va a presentar ahora un Gobierno “socialdemócrata puro”. “Será un Gobierno de nueve meses que no tendrá mandato para gobernar”, ha atacado Ulf Kristersson, líder de la oposición y del conservador Partido Moderado. Su acuerdo de presupuestos, cerrado con los democristianos y el partido ultraderechista Demócratas de Suecia, fue lo que hizo saltar por los aires el anterior nombramiento de Andersson. Al conseguir mayoría de votos en el Parlamento, el nuevo Gobierno se veía obligado a aplicarlo. Los Verdes, que gobiernan con los socialistas desde 2014, se negaron a gestionar unas cuentas en las que había participado la extrema derecha y salieron del Ejecutivo. Poco después, Andersson renunció. Ahora tendrá que gestionar esas cuentas en solitario. El mandato de la nueva primera ministra será, en cualquier caso, corto. Se pone al frente del país al final de la legislatura pues su nombramiento cierra la salida del también socialista Stefan Löfven, exprimer ministro que dimitió el 10 de noviembre tras perder una moción de censura. Las próximas elecciones generales están previstas para finales de 2022. “No veo esto como el arranque de diez meses [de gobierno]”, dijo Andersson tras su elección, “lo veo como el comienzo de diez años”.
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