Hay un fenómeno que tiene completamente desconcertados a científicos de todo el mundo. Desde hace 60 años el planeta Tierra emite un microsismo cada 26 segundos, y hasta ahora nadie ha sido capaz de descifrar su origen. En algún punto del interior de la Tierra una especie de pulso se repite exactamente cada 26 segundos, y solo se puede detectar con instrumentos especializados.
Todo lo que se sabe sobre los microsismos periódicos
Los científicos solo tienen claras dos cosas: que el microsismo se registra en algún punto del Golfo de Guinea, en el continente africano, y que se repite cada 26 segundos. Partiendo de esta base, todo lo demás son incógnitas: ¿por qué se da en un intervalo tan corto de tiempo? ¿cuál es su origen? ¿por qué ocurre?… Son muchas las preguntas por resolver, y parece que nadie es capaz de encontrar las respuestas.
Hasta la fecha, los geólogos y sismólogos han conseguido dar con el punto más o menos exacto en el que tienen lugar los microsismos. Se trata de una zona llamada Ensenada de Bonny, en el Golfo de Guinea.
Pero, ¿qué es lo que causa ese pulso periódico? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero hay dos grandes teorías al respecto. Por un lado, algunos científicos consideran que son las olas del océano las que crean los microsismos. Y, por otro lado, hay quienes creen que se generan por la actividad volcánica.
Sin embargo, ninguna de estas dos explicaciones aclara la razón de por qué los microsismos se generan en este lugar y no en otros donde las condiciones son iguales, o al menos similares. Existen cientos de zonas de baja profundidad en la plataforma continental de la Tierra que están sometidas al impacto de las olas. Hay algo que la Ensenada de Bonny tiene de especial, y que hasta ahora nadie ha conseguido averiguar.
Descubrimiento del fenómeno
Todo comenzó hace ahora 60 años, en la década de los 70, de la mano de Jack Oliver, del Observatorio Geológico Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. Fue el primero en detectar los microsismos, y posteriormente descubrió que tenían su origen en algún lugar del Océano Atlántico ubicado en el hemisferio sur. En aquel entonces no contaba con el instrumental adecuado, así que no pudo dar con el origen exacto del fenómeno.
En 1980, Gary Holcomb, del Servicio Geológico de los Estados Unidos, estudió los microsismos en profundidad, y descubrió que eran especialmente intensos durante las tormentas.
En 2005, el estudiante Greg Bensen halló la presencia de una fuerte y extraña señal que tenía su origen en un lugar lejano. Junto con sus dos tutores, dieron con el origen de los microsismos: el Golfo de Guinea, en la costa occidental de África.
Finalmente, en 2014 el estudiante Garret Euler estrechó la búsqueda, y situó el punto de origen en la Ensenada de Bonny.
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