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La tragedia de los abortos involuntarios por el glifosato llega a la Comisión de la Verdad de Colombia

Víctor Toledo, todavía como secretario de Medio Ambiente.Andrea Murcia / Cuartoscuro

Agosto ha sido un mes difícil para el biólogo Víctor Toledo. Primero se filtró una grabación donde el entonces secretario de Medio Ambiente criticaba las contradicciones dentro del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Toda nuestra visión [ecológica] que compartimos nosotros, no está para nada en el resto del Gabinete y me temo que tampoco está en la cabeza del presidente”, dijo el funcionario. Entonces empezaron a trascender detalles de su estado de salud, los infartos que había sufrido. Se puso en duda su capacidad y esta semana dimitió. Lo que no se sabía es que en ese contexto alguien se coló en su casa, en Morelia, en el Estado de Michoacán y vertió polvo blanco en el techo de su jardín.

Así lo ha confirmado López Obrador este viernes. “Fueron a tirarle al patio de su casa químicos y lo protegimos, es muy incómodo para el que no está acostumbrado a tener protección, pero consideramos que era necesario, se le dio protección”. Aunque el mandatario no mencionó el nombre del químico, cualquiera que haya estado pendiente del caso Toledo estas semanas pensó en el glisofato.

En los 15 meses que estuvo a cargo de Medio Ambiente, Toledo luchó por eliminar el glifosato en México. El glifosato es uno de los herbicidas más empleados en el mundo. Está asociado a cultivos transgénicos y la Organización Mundial de la Salud señaló su carácter cancerígeno en 2015. A simple vista, el glifosato es un polvo blanco. Por oponerse al herbicida, Toledo ha peleado contra los intereses de la industria agrícola en México, amparados en algunos sectores del Gobierno de López Obrador. “[La secretaría de Agricultura] está dirigida fundamentalmente a los agronegocios”, criticó Toledo en las grabaciones filtradas, “está en contra de la agroecología y trata de imponer toda la misión que hay en el mundo con las grandes corporaciones”.

Entre la difusión de los audios y la dimisión esta semana de Toledo, alguien se coló en su casa y echó polvo blanco en el techo del jardín. La información trascendió por un artículo que publicó La Jornada este jueves. La Jornada ha publicado las columnas del biólogo durante años. En su nota, el diario explica que “desconocidos irrumpieron en casa de Toledo, se llevaron documentos y vaciaron en la azotea costales del herbicida glifosato”. La Jornada señala que Toledo informó del asunto a Alfonso Durazo, secretario de Seguridad del Gobierno federal. Durazo destinó entonces a dos agentes de la Guardia Nacional para custodiar a Toledo.

Horas después de la publicación, la esposa de Víctor Toledo, la activista ecofeminista Patricia Moguel, desmentía parcialmente la información. En un escrito publicado en su muro de Facebook, Moguel explica que “nadie entro a nuestra casa a robar documentos”. Moguel reconoce sin embargo que desconocidos entraron en la propiedad y “depositaron un polvo blanco en el techo de nuestro jardín”. Aunque, matiza, “nunca se realizó un examen químico en el que se pudiese constatar que era glifosato”.

EL PAÍS ha contactado a Moguel para profundizar en la información que da en su escrito, pero no ha obtenido respuesta. A preguntas de este diario, la Fiscalía de Michoacán asegura que nadie se ha acercado a denunciar el extraño caso del polvo blanco. Por el momento, la agencia investigadora no tiene previsto actuar de oficio en el asunto.

Sea o no el herbicida, el simple hecho de que alguien se haya tomado la molestia de fingir un ataque agroquímico en casa de un alto funcionario del Gobierno ilustra parte de los males del país. Los altos índices de impunidad que sufre México dejaron vía libre a los ejecutores, actuaran bajo los intereses de quien fuera.

No es ningún secreto que en los audios filtrados, Toledo señalaba expresamente al secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, y a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia. Toledo decía que Villalobos obedece las órdenes de Romo, quien “ha adquirido enorme rentabilidad y poder dentro del Gobierno” y se dedica a “bloquear” la agroecología. “Me ha convocado Alfonso Romo a tres reuniones con Villalobos para presionar porque estuvo el problema del glifosato”, dice en la cinta el antiguo titular de Medio Ambiente.

Ante la dimisión de Toledo esta semana, López Obrador ha dicho que el biólogo “es gente honesta, profesional de primera, pero está mal de salud. Además el servicio público produce estrés. Antes yo pensaba que el estrés era una exquisitez de la pequeña burguesía pero no, sí existe. Y no todos estamos hechos para resistir presiones”. Visto el caso del polvo blanco, quizá el estrés de Toledo estaba más que justificado.


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