Mea culpa y exigencia de responsabilidades. La Unión Europea ha lamentado este miércoles el retraso acumulado en el primer mes de las campañas de vacunación y ha reconocido que se fio demasiado de las farmacéuticas a la hora de pactar el calendario de entrega de las dosis encargadas. Bruselas acusa ahora a las compañías de haber sobrevalorado su capacidad de producción y reclama que precisen de una vez por todas cuántos viales recibirá cada país y en qué fechas.
“Es un hecho que no estamos donde esperábamos en la lucha contra el virus”, ha señalado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un debate sobre vacunas, en el Parlamento Europeo. Por segunda vez en poco más de un mes, el pleno de la Eurocámara pide explicaciones sobre la evolución de las campañas de vacunación iniciadas el 27 de diciembre y que hasta ahora solo han conseguido inmunizar al 4% de la población de la UE frente al 20% del Reino Unido o el 12% de Estados Unidos.
Von der Leyen ha reconocido: “Tal vez fuimos muy optimistas sobre la producción masiva y quizá confiamos demasiado en que lo que habíamos encargado llegaría a tiempo”. El organismo comunitario negoció en nombre de los 27 Estados de la UE contratos de reserva con seis farmacéuticas por un total de 2.300 millones de dosis. Tras más de 50 días de campaña, las tres compañías con productos autorizados (BioNTech-Pfizer, Moderna y AstraZeneca) solo han entregado 26 millones de dosis y en casi todos los países se han recibido menos de las esperadas y más tarde.
La presidencia semestral de la UE, ocupada por Portugal, ha acusado a las compañías de haber exagerado su capacidad de producción durante la negociación de los contratos. “La verdad es que las compañías parecen haber sobrevalorado su capacidad de producción”, ha señalado durante el debate parlamentario Ana Paula Zacarias, secretaria de Estado de Asuntos Europeos del Gobierno portugués.
Zacarias ha recordado que sabían “que en la primera fase la disponibilidad de las vacunas sería limitada”. Pero ha reconocido que “el retraso en la entrega por parte de algunos fabricantes es una fuente de preocupación” ante la que deben “reaccionar en tiempo real”. “Necesitamos garantizar que las compañías respetan los contratos que firmaron y cumplen sus compromisos”, ha señalado la secretaria de Estado.
El primer tropiezo se produjo en la llegada de la vacuna de BioNTech, aunque esa farmacéutica y su socio para la producción, Pfizer, justificaron el retraso por la necesidad de adaptar una de sus plantas para aumentar la capacidad de fabricación. La Comisión Europea dio por buena la explicación y aceptó que las farmacéuticas compensasen después las entregas pendientes.
Pero el disgusto fue mucho mayor cuando AstraZeneca anunció que no podía cumplir con las entregas previstas durante los tres primeros meses. La Comisión y la compañía se han enzarzado en un debate sobre una posible violación del contrato, pero no se han aclarado todavía ni las posibles responsabilidades ni el calendario definitivo de entrega.
“Los países necesitan saber cuántas vacunas tendrán disponibles y cuándo llegarán para poder organizar sus planes de vacunación”, ha insistido Ana Paula Zacarias. “Necesitamos esos datos para poder trabajar, es crucial”, ha añadido la dirigente portuguesa.
Von der Leyen ha admitido que, en cierto modo, la Comisión se despistó tras la negociación de los contratos. Fuentes del sector aseguran desde hace semanas que Bruselas se limitó a los contratos y luego se desentendió de la producción, una evolución que, según esas fuentes, debería haber supervisado. “Estábamos todos concentrados en el desarrollo de las vacunas, pero globalmente hemos infravalorado la dificultad de la producción masiva”, se ha disculpado la presidenta de la Comisión ante el pleno parlamentario.
Aun así, Von der Leyen ha hecho una defensa cerrada de la estrategia europea, basada en una reserva conjunta de las vacunas (mediante un presupuesto comunitario de hasta 2.700 millones de euros) para garantizar que todos los países, sin diferencia de tamaño o riqueza, accedían al mismo tiempo y en las mismas condiciones a los productos autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés).
“No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si un puñado de grandes países de la UE se hubieran garantizado la vacuna y el resto se hubiera quedado con las manos vacías”, ha señalado Von der Leyen en uno de los pasajes en alemán de un discurso mayoritariamente en inglés y francés. En Alemania, su país de origen, es donde la presidenta está cosechando mayores críticas por los tropiezos de la estrategia común, aunque buena parte de ellas forman parte de la batalla por la sucesión de la canciller, Angela Merkel.
Von der Leyen, alineada habitualmente con Merkel, cree que sin la compra conjunta el mercado interior europeo y la propia unidad de Europa podrían haber saltado por los aires. “Hubiera sido un sinsentido económico y hubiera supuesto el final de nuestra comunidad”, ha señalado ante el Parlamento Europeo en su lengua materna.
Defensa de la estrategia europea
Los principales grupos parlamentarios que apoyan a la Comisión (populares, socialistas y liberales) han cerrado filas con Von der Leyen y han defendido la estrategia europea, pero han pedido que se haga todo lo posible para acelerar la producción. El líder del Partido Popular Europeo, el eurodiputado alemán Manfred Weber, aboga por un plan de inversión de 10.000 millones de euros para incrementar drásticamente las infraestructuras de producción.
La europarlamentaria española Iratxe García, líder del grupo Socialistas y Demócratas, también ha asegurado que “adoptar una estrategia europea ha sido una decisión acertada, la única posible”. Pero ha pedido que se acelere el ritmo de vacunación para enviar un mensaje de certidumbre y tranquilidad a la ciudadanía.
Von der Leyen ha asegurado que la Comisión ya ha sacado lecciones de una experiencia de coordinación sanitaria sin precedentes en la historia de Europa. Y entre las medidas que adoptará figura el establecimiento de una red de ensayos europeos que permitirá a las farmacéuticas compartir los datos de sus análisis de manera más rápida con la Agencia Europea del Medicamento, con vistas a acelerar el proceso de autorización.
La presidenta de la Comisión también ha creado un grupo de trabajo, liderado por el comisario europeo Thierry Breton, que se encargará de impulsar con la industria las medidas necesarias para acelerar la producción. “En cierto modo, la ciencia ha dejado muy atrás a la industria”, ha señalado Von der Leyen en alusión a la celeridad con la que se ha desarrollado la vacuna (en apenas 10 meses) frente a los cuellos de botella que tienen las compañías en sus sistemas de producción. La presidenta de la Comisión reconoce que se trata de un proceso complejo. “Las vacunas incluyen 400 componentes y en su fabricación participan hasta 100 empresas”, ha señalado la mandataria europea. “Pero la industria tiene que ponerse a trabajar al mismo ritmo que la ciencia”, ha urgido.
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