La UE define a Rusia como “una amenaza directa y a largo plazo” para su seguridad


“Nuestra vecindad está en llamas desde Gibraltar a Ucrania”. Esta es la alerta que ha lanzado este lunes el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, al presentar la nueva política de seguridad de los Veintisiete. Borrell no ha mencionado directamente en esta frase el origen de la amenaza, pero el documento aprobado en Bruselas es bastante claro al identificar a Rusia. La Brújula Estratégica, nombre oficial de esta política de defensa comunitaria, señala a Moscú como un actor implicado directamente en los últimos años en conflictos bélicos (Georgia, Ucrania, Malí, Libia, Siria y República Centroafricana) a las puertas de Europa. Y eso lleva a hablar de Rusia como “una amenaza directa y a largo plazo para la seguridad europea”.

“La guerra de Ucrania ha sido un despertar en las conciencias”, ha añadido Borrell en una conferencia de prensa. El político español, no obstante, ha aclarado que la Brújula Estratégica no es una respuesta ad hoc a la invasión rusa que comenzó el pasado 24 de febrero. Los planes de seguridad y de defensa común de la Unión Europea comenzaron a elaborarse hace dos años y su primer borrador, adelantado por este diario, se conoció en noviembre. Pero en estos cuatro meses largos la realidad ha cambiado mucho y la amenaza rusa ha ganado mucho peso en el documento final: “Le haremos frente con resolución”. “Las acciones agresivas y revisionistas del Gobierno ruso, junto con su cómplice bielorruso, son una amenaza directa para la seguridad y los ciudadanos europeos”, añade. Ninguna de estas frases se leía en aquel papel elaborado hace unos meses.

“Cuando presenté estos planes hace meses dije: ‘Europa está en peligro’. Alguien podía pensar entonces que estaba vendiendo un producto”, ha descrito Borrell para señalar cómo ha cambiado la situación en este tiempo. “Ahora es evidente”, ha concluido.

También China, que mantiene una neutralidad escorada hacia Rusia acerca de la agresión a Ucrania y defiende su amistad con Moscú, aparece como “un rival sistémico” que está “aumentando su arsenal nuclear”. Pero en el mismo documento también puede leerse que Pekín es un socio con el que cooperar y también un “competidor económico”. Este lunes, durante la presentación de la Brújula, no ha merecido ni una sola mención por el alto representante.

Objetivo: incrementar el gasto en defensa

Los planes concretos aprobados no difieren gran cosa de lo que ya se había avanzado. La UE sigue planteándose sus primeras maniobras militares conjuntas para 2023 y la creación de una fuerza de intervención operativa, que dentro de tres años contará con hasta 5.000 militares. Este paso supera el concepto de batallón europeo que se creó en 2017, una herramienta que tiene una teórica disponibilidad de hasta 1.500 uniformados plurinacionales pero que nunca se ha activado por falta de voluntad política, de recursos financieros para su movilización y por la ausencia de un entrenamiento conjunto previo.

“Esto es solo el comienzo, unos planes que tienen que traducirse en resultados concretos con hitos temporales claros”, ha subrayado Borrell. Una de esas cuestiones concretas que recoge el documento es pedirle a la Comisión Europea una propuesta fiscal “que permitiría una exención del IVA para apoyar la adquisición y propiedad conjunta de capacidades de defensa desarrolladas de manera colaborativa dentro de la UE”. El objetivo es incrementar los presupuestos de defensa de los Estados miembros.

En línea con lo que se anunciaba en la declaración de Versalles, aprobada hace dos semanas en el Consejo Europeo, el alto representante también ha señalado que la Brújula Estratégica plantea un aumento del gasto en defensa porque el actual -unos 200.000 millones al año o el equivalente a un 1,5% del PIB- es “insuficiente”. “Necesitamos aumentar nuestras capacidades. Tenemos que gastar más y mejor”, ha continuado, enfatizando que no se trata de crear un solo Ejército europeo, sino de mejorar la coordinación porque en realidad la factura conjunta en defensa de Los Veintisiete es mayor que la rusa e igual a la china.

Junto a las amenazas tangibles y tradicionales de las grandes potencias, los planes de seguridad europeos también destacan el reto que suponen el terrorismo, la desinformación, los ataques en el ciberespacio o las guerras híbridas. Pero estas amenazas ahora se perciben como menos cercanas frente a la inmediata: la invasión de Ucrania, un tema en el que los ministros de Asuntos Exteriores de la UE han hablado, entre otros asuntos, sobre qué nuevas sanciones se pueden imponer a Rusia. Entre las opciones que se barajan está el castigo a las exportaciones energéticas de Rusia. “Algunos Estados lo han planteado”, ha reconocido Borrell, “pero no se trata de que un país esté a favor o en contra, sino de que podamos tomar una acción unidos sin un coste inasumible”.

A la UE no le quedan mucho margen para seguir aumentando las sanciones a Rusia sin entrar en sus exportaciones energéticas, pero esto supone adentrarse en un terreno que puede quebrar la unidad mostrada hasta ahora. Por un lado están los países que son partidarios de dejar de comprar ya hidrocarburos a Moscú, principalmente Polonia y los países bálticos; por otro, los que son más reacios, con Alemania al frente; y en el medio, un amplio grupo, con España, Holanda o Francia, preocupados porque no se quiebre la comunión mostrada hasta ahora.

La Casa Blanca corrobora el frente diplomático occidental

La Casa Blanca ha corroborado este lunes el frente diplomático occidental ante la guerra de Ucrania mediante una conferencia telefónica del presidente Joe Biden con su homólogo francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz, y los primeros ministros del Reino Unido, Boris Johnson, e Italia, Mario Draghi. El objetivo de la llamada, que se produce dos días antes de que Biden viaje a Europa para abordar in situ la situación con los aliados, era “discutir respuestas coordinadas al ataque injustificado y no provocado por parte de Rusia contra Ucrania”. Según el comunicado difundido por la Casa Blanca, “los líderes discutieron acerca de sus serias preocupaciones sobre las tácticas brutales de Rusia en Ucrania, incluidos sus ataques contra civiles. [Los cinco] Subrayaron su continuo apoyo a Ucrania, incluso brindando asistencia de seguridad a los valerosos ucranios que defienden su país de la agresión rusa y asistencia humanitaria a los millones de ucranios que han huido de la violencia. Los líderes también revisaron los esfuerzos diplomáticos recientes en apoyo del esfuerzo de Ucrania para alcanzar un alto el fuego”.

El presidente Joe Biden ha alertado de que Moscú podría redoblar sus ciberataques contra objetivos estratégicos estadounidenses a causa del “coste económico sin precedentes que hemos impuesto a Rusia”, ha dicho, en alusión a la batería de sanciones adoptadas por EE UU y sus aliados occidentales contra el Kremlin. La advertencia de Biden se producía al tiempo que la Casa Blanca recomendaba a las empresas que brindan servicios esenciales reforzar su defensa cibernética “por amenazas digitales en curso de Rusia”, explicó Ane Neuberger, responsable de ciberseguridad de la Casa Blanca. 

En Bruselas, Biden participará este jueves en una cumbre extraordinaria de la OTAN, en la que coincidirán todos ellos, así como en el Consejo Europeo, en el que el único que no estará presente será Johnson. También asistirá a una reunión del G-7. El viernes y el sábado viajará a Polonia, donde mantendrá un breve encuentro con su homólogo Andrzej Duda. Desde el inicio de la guerra, hace casi un mes, Biden ha venido manteniendo contactos con dirigentes europeos de forma periódica en las últimas semanas. Además de con los mandatarios citados, en algunas ocasiones se han sumado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

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