Ultimátum de 48 horas. Bruselas y Londres se exigen concesiones mutuas en ese plazo como condición para proseguir las negociaciones sobre la era postBrexit, estancadas prácticamente desde su inicio hace más de seis meses. El Gobierno de Boris Johnson ha exigido clarificaciones sobre la posición europea antes del viernes. Pero la UE ha señalado este martes que corresponde a la parte británica “dar pasos decisivos” en los puntos más conflictivos (control de ayudas de Estado, cuotas pesqueras y supervisión del futuro acuerdo). La cumbre europea de este jueves y viernes estudiará la posibilidad de hacer un gesto para mantener viva la negociación. La presidencia alemana de la UE ha advertido de las gravísimas consecuencias económicas de una ruptura abrupta el próximo 31 de diciembre, cuando expira el período transitorio de salida del Reino Unido de la UE.
El negociador jefe europeo, Michel Barnier, ha informado este martes al Consejo de Ministros de Asuntos Generales de la UE sobre la falta de avances reales en un proceso de negociación que, en teoría, debería concluir varias semanas antes del 31 de diciembre para dar tiempo a la ratificación parlamentaria (en Londres y Bruselas) del acuerdo comercial más ambicioso jamás firmado por Bruselas.
“La negociación ha entrado en una fase muy crítica y el tiempo se agota”, ha señalado el secretario de Estado para asuntos europeos de Alemania, Michael Roth, tras la intervención del Consejo, reunido en Luxemburgo. Según fuentes comunitarias, Barnier, que hasta ahora siempre se había mostrado optimista sobre las posibilidades de acuerdo, ve peligrar una negociación tan histórica como delicada.
El Consejo Europeo debatirá si concede un mayor margen de maniobra a Barnier para buscar un entendimiento con Londres hasta finales del mes de octubre. Fuentes británicas advierten de que sin un gesto por parte europea, el primer ministro británico propondrá de inmediato al Parlamento de Westminster dar por finalizada la negociación con Bruselas.
“Barnier no nos ha pedio una flexibilización como tal ni lo hemos debatido, pero nos ha dicho que cuando se aproxime el final de la negociación deberá haber concesiones”, ha señalado tras la reunión del Consejo de Ministros en Luxemburgo el secretario de Estado español para la Unión Europea, Juan González Barba.
González Barba cree que las concesiones no llegarán para la cumbre de esta semana sino en una recta final que, con toda probabilidad, requerirá la convocatoria de otra reunión extraordinaria. Pero las acusaciones recíprocas de bloqueo por parte de Bruselas y Londres obligarán a los líderes europeos a pronunciarse sobre el estado de la negociación. Y Johnson tendrá que aceptar la oferta de prolongar el diálogo o romper definitivamente y desencadenar una salida que ha definido como “a la australiana” en alusión al modelo de relación comercial que Londres mantiene con el país de las antípodas.
Alemania, país que preside este semestre la Unión, sigue apostando por lograr un acuerdo que preserve en parte la estrechísima relación que mantiene el Reino Unido con el continente no solo en el ámbito comercial sino también en el de cooperación judicial, policial o de seguridad. La canciller alemana, Angela Merkel, mantiene abiertos los canales de comunicación con Londres de manera más fluida que el presidente francés, Emmanuel Macron, defensor de una posición europea más exigente con el Reino Unido.
Pero el pragmatismo de Berlín se combina también con la exigencia de concesiones a la orilla occidental del canal de la Mancha. “Corresponde ahora al Reino Unido dar pasos decisivos [hacia el acuerdo]”, ha señalado Roth tras la reunión del Consejo de Asuntos Generales.
En todo caso, la UE llega a esta recta final con la unidad intacta a pesar de los cuatro años y medio transcurridos desde el referéndum del Brexit y los sucesivos intentos británicos de sembrar la división. “En el Consejo Europeo no hay fisuras”, subraya González Barba. Y el secretario de Estado atribuye gran parte de esa cohesión a la labor de Barnier “que tiene un conocimiento técnico muy importante de cada parte del dosier y sabe valorar y explicar la importancia de detalles que a ojos profanos pueden parecer baladíes”.
Espadas en alto
La reunión de este martes ha dejado las espadas en alto y fuentes diplomáticas indican que “en las próximas 24 o 48 horas podrían producirse movimientos que den aliento a la negociación o la entierren definitivamente”. La mayoría apuesta agotar los plazos y buscar al acuerdo al menos hasta finales de octubre, para disponer de casi dos meses para el proceso de ratificación en el Parlamento británico y en el europeo.
Bruselas espera que el Ejecutivo de Johnson acepte un compromiso claro con la garantía de una competencia leal a partir del 1 de enero. Fuentes comunitarias subrayan el riesgo de que, una vez fuera de la UE, el Reino Unido se convierta en una especie de paraíso fiscal y normativo con un acceso privilegiado al mercado europeo, una posibilidad que iría en detrimento de las empresas europeas.
El riesgo de competencia desleal, según esas fuentes, ha aumentado a raíz de la pandemia de la covid-19, una crisis sanitaria que ha desencadenado un aluvión de ayudas públicas y una irrupción de los Estados en la actividad económica que podría prolongarse durante meses o años. En ese escenario, la presencia de un competidor tan potente como el Reino Unido (la tercera economía de la UE hasta su salida) a solo unos kilómetros del continente se interpreta en Bruselas como un riesgo que no se debe minusvalorar.
Londres, por su parte, espera que la UE acepte que el acceso de los pescadores a las aguas británicas deberá restringirse, una concesión que Johnson necesita para intentar congraciarse con Escocia, donde la mayoría de la población votó en contra del Brexit. El Gobierno británico también desea que la UE renuncie a su deseo de un alineamiento normativo a partir del próximo 1 de enero, cuando el Reino Unido pasará a ser definitivamente un país tercero para el club comunitario. Y que las posibles disputas futuras no tengan al Tribunal de Justicia Europeo como última referencia sino que se diriman en un sistema de arbitraje más neutral para ambas partes.
El acuerdo no parece imposible pero tampoco fácil. Roth, en nombre de la presidencia alemana, ha pedido “que no se minusvalore el impacto económico de una falta de acuerdo, para ambas partes, pero sobre todo para el Reino Unido”. Y ha recordado que el desbarajuste fronterizo y comercial se sumaría a las graves consecuencias económicas provocadas ya por la pandemia. Un escenario catastrófico a poco más de dos meses vista que la cumbre europea y el Gobierno de Johnson intentarán desactivar antes del viernes.
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