La Unión Europea plantea sacudir la economía de guerra rusa. Los ministros de Exteriores de los Estados miembros han acordado impulsar un nuevo paquete de sanciones contra el régimen de Vladímir Putin. Esta decisión llega tras las amenazas nucleares contra Occidente del jefe del Kremlin, su declaración de “movilización parcial” —la primera decretada en Rusia desde la II Guerra Mundial— para engrosar sus tropas en Ucrania y la convocatoria de pseudo referendos en los territorios ucranios ocupados para anexionarlos a Rusia.
Los representantes de Exteriores de los Veintisiete han pactado en una reunión convocada de urgencia en la madrugada del jueves en Nueva York, donde asisten a la Asamblea General de Naciones Unidas, enviar más armas a Ucrania, donde la exitosa contraofensiva en el este de las tropas de Kiev ha logrado el repliegue de las fuerzas del Kremlin. El nuevo paquete de sanciones, el octavo, busca apuntar de nuevo a la economía rusa y a personas vinculadas a la guerra de Putin contra Ucrania.
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En un contexto de crisis por la caída en el suministro de gas ruso, con los precios de la electricidad disparados en toda Europa y a medida que Putin va subiendo sus apuestas en su batalla energética contra la UE, puede resultar más difícil lograr la unidad de los Veintisiete para sacar adelante este nuevo paquete de sanciones. El martes, un día antes de la decisión de Putin de movilizar a unos 300.000 hombres para enviarlos a Ucrania a combatir y de la convocatoria de votaciones para la absorción de los territorios ucranios ocupados, Hungría volvió a pronunciarse en contra. Su primer ministro, Viktor Orbán, cercano a Putin, mantiene que las sanciones dañan a Europa y espolean la crisis energética.
Sin embargo, tras la escalada y las sonoras amenazas de Putin con emplear armas nucleares, aumentan las voces que reclaman una vigorosa reacción de la UE, que ha definido las medidas de Putin como un signo de debilidad y de que está perdiendo la guerra. “Hemos decidido presentar cuanto antes medidas restrictivas adicionales contra Rusia en coordinación con los socios”, ha dicho el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, tras la reunión con los ministros de Exteriores de los Veintisiete, en la que escucharon a Dmitro Kuleba, el jefe de la diplomacia ucrania. “Continuaremos apoyando los esfuerzos de Ucrania mediante suministro de equipamiento militar”, dijo sin precisar más detalles. Antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, remarcó en una entrevista con CNN que propondrá incluir controles adicionales a la exportación de tecnología civil.
Moscú insiste en que no funcionan las sanciones de la UE, que incluyen un veto a materias primas como el carbón y que apuntan también al mercado de exportaciones e importaciones ruso, además de a un buen número de personas vinculadas con el Kremlin (desde funcionarios a oligarcas, pasando por familiares del círculo más estrecho de Putin). Estos últimos tienen prohibido entrar en territorio comunitario y han visto congelados sus activos en Europa. Pero la realidad es obstinada frente a la propaganda de los medios de la órbita del régimen ruso, y esta es que las sanciones están afectando al mercado ruso con ejemplos tan básicos como que las aerolíneas están reutilizando piezas de aviones antiguos para mantener en el aire los que pueden, ante la falta de componentes.
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SuscríbeteJosep Borrell, este miércoles en declaraciones a la prensa. Julia Nikhinson (AP)
La decisión de Putin de ordenar una movilización que ha denominado “parcial”, pero en la que deja manga ancha a las autoridades regionales para reclutar, ha avivado el pánico en muchos hogares rusos, que pueden empezar a revisar su conciencia sobre la guerra, frente a la propaganda del Kremlin de que Rusia combate a una Ucrania “neonazi”. Las fuerzas de seguridad rusa arrestaron el miércoles a más de un millar de personas que salieron a manifestarse en pequeñas marchas en varias ciudades rusas, una acción que no es baladí, ya que Rusia penaliza a quien protesta, y más contra una guerra que ni siquiera puede mencionarse: el Kremlin ha prohibido llamarla así y la denomina “operación militar especial”.
El nuevo paquete de sanciones podría formalizarse en octubre, cuando se reúnen en Bruselas los ministros de Exteriores de los Estados miembros, aunque el sexto paquete de sanciones (el séptimo fue, en realidad, para cubrir grietas de medidas anteriores) necesitó más de cuatro semanas de negociaciones para salir adelante. Se sumarían a las medidas contra las exportaciones de Rusia, que tenía en la UE el 50% de su mercado; un veto al petróleo importado por barco; la desconexión de bancos rusos del sistema de comunicación financiera SWIFT, un instrumento clave para las relaciones económicas internacionales, y la prohibición de emitir en territorio comunitario de varias cadenas de televisión vinculadas al Kremlin.
Además, se ha restringido la exportación de numerosos bienes imprescindibles para la industria rusa, como semiconductores, equipamiento de aviación o tecnología para los sectores energético y espacial. También se ha prohibido la exportación hacia la UE de carbón, hierro, acero, madera o cemento. Los paquetes de sanciones europeas han afectado también al transporte. Desde febrero, todas las compañías aéreas rusas tienen vetada la entrada en el espacio aéreo de la Unión o despegar desde cualquier aeropuerto de un Estado miembro.
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