el La Unión Europea dará la próxima semana el primer paso hacia un nuevo modelo de gestión de la pandemia que apunta a la retirada de las restricciones generalizadas esgrimidas hasta ahora para frenar la covid-19. El Consejo de la UE tiene previsto aprobar el martes la supresión del mapa de contagios como guía para el establecimiento de las limitaciones al movimiento entre países, un cambio destinado a facilitar la movilidad y a recuperar cierta normalidad. La imposición de medidas como la aportación de una prueba negativa o las cuarentenas ya no dependerá de la procedencia geográfica del viajero, sino del estatus de su certificado covid.
Las personas vacunadas, que hayan superado la enfermedad o pasen un test negativo podrán desplazarse con total libertad. El mapa de incidencia acumulada durante 14 días, elaborado por el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) y que hasta ahora determinaba las posibilidades de movimiento en cada región, seguirá actualizándose semanalmente, pero pasará a tener un carácter meramente informativo.
La Comisión Europea ya había planteado en noviembre del año pasado la supresión de las restricciones o medidas preventivas aplicadas de forma generalizada a una región o país en función de su tasa de incidencia. Bruselas creía entonces que los viajes solo debían restringirse en las zonas con una elevadísima tasa de contagios y con una baja tasa de vacunación. Pero el cambio quedó bloqueado por la aparición de la variante ómicron, detectada en Sudáfrica a finales de aquel mismo mes.
Pero una vez comprobado el riesgo de la nueva variante, Bruselas cree que ha llegado el momento de avanzar hacia la aplicación de restricciones personalizadas, que restringirán o condicionarán el movimiento de cada persona en función de su propia situación sanitaria. Los cambios apuntan ya hacia lo que se ha dado en llamar como la gripalización en la gestión de la pandemia, es decir, sobre la base de criterios similares a los de las epidemias de gripe.
La comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, advierte, no obstante, sobre la necesidad de mantener la prudencia. “Sigue siendo un virus peligroso”, subrayaba esta semana en una entrevista con EL PAÍS. Y añadía que la gran cascada de contagios provocada por la ómicron “resulta suficiente para abrumar a muchos sistemas sanitarios”, por lo que se están “viendo un aumento en las hospitalizaciones, por ejemplo, en EE UU con un número de pacientes y especialmente niños que entran en el hospital”.
Pero en principio, según la Recomendación que se espera aprobar el martes, las personas que puedan acreditar la vacunación completa, que hayan superado la enfermedad o que presenten un test negativo, no podrán ser obligadas a someterse a nuevas pruebas o a guardar cuarentena con independencia de situación epidemiológica de su país de origen.
El cambio fue respaldado el pasado viernes a nivel diplomático por los 27 Estados miembros de la UE. Y la aprobación oficial corresponderá al Consejo de Ministros de Asuntos Generales, que este martes celebra su reunión mensual en Bruselas.
La nueva Recomendación, que actualiza la aprobada en 2020 durante los primeros compases de la pandemia, establecerá “un enfoque personalizado y no por el área geográfica de procedencia de los viajeros”, según el texto pactado el viernes por los embajadores europeos y al que ha tenido acceso EL PAÍS. El mismo texto señala que “los mapas del ECDC pasan a tener una función básicamente informativa”.
Mapa que pondera la incidencia acumulada en 14 días y la positividad de las pruebas diagnósticas en las regiones de la UE y que sirve para establecer el nivel de restricciones (20-1-2022).ECDC
Bruselas considera que este cambio es acorde con la elevada tasa de vacunación y la rapidez con la que se propaga la actual variante del virus. Curiosamente, la ómicron frenó el cambio a finales de año pasado. Pero ahora lo ha facilitado al constatarse que a pesar de la rápida escalada de los contagios, el número de hospitalizaciones se ha mantenido relativamente bajo control, al menos en los países con elevados porcentajes de vacunación.
La nueva Recomendación también confirma que la validez del certificado covid tras completar la pauta de vacunación será de nueve meses, tal y como aprobó por la vía de urgencia la Comisión Europea a finales del año pasado. La medida pretende potenciar la distribución de la dosis de refuerzo, que de momento ya ha sido administrada al 40% de la población adulta de la UE.
La acreditación de haber pasado la enfermedad mantendrá su validez de 180 días. En el caso de las pruebas PCR no hay cambios y el resultado negativo tendrá una validez de hasta 72 horas antes de emprender el viaje. Pero en los antígenos se reduce el plazo y la validez pasa de 48 horas a solo 24 horas.
Momentos paradójicos
Los cambios llegan en uno de los momentos más paradójicos de la pandemia. Casi todos los países de la Unión se encuentran en los niveles de incidencia considerados hasta ahora como de máximo riesgo (más de 500 casos por cada 100.000 habitantes), según el mapa publicado el pasado jueves por el ECDC. Al mismo tiempo, en la mayoría de los países europeos se procede a una relajación de las restricciones sociales o de movilidad a la vista de que las hospitalizaciones y los fallecimientos por covid-19 no han aumentado como se temía.
“El ECDC anima a los países a hacer la transición desde un sistema de vigilancia de emergencia a otros más sostenibles y orientados a objetivos”, señaló la semana pasada un portavoz de ese organismo comunitario a este diario. Varios países europeos han reducido los períodos de cuarentena en caso de contagio o de estrecho contacto con una persona que haya dado positivo. En Bélgica, se adoptó el viernes un criterio para imponer restricciones que ya no se basa en el número de contagios sino en el grado de saturación hospitalaria y en la ocupación de las unidades de cuidados intensivos. Y fuera de la UE, el Reino Unido aboga ya por una vuelta casi completa a la normalidad y por tratar la covid-19 como una epidemia más.
A favor de la relajación juega el alto índice de vacunación, que alcanza casi el 75% de la población total de la UE con una dosis y el 70% con la pauta completa. Pero Bruselas advierte de que la gran velocidad de propagación de la ómicron puede desbordar a los sistemas hospitalarios. Y la pérdida de eficacia de la vacunación podría provocar nuevos momentos de crisis sanitaria si la tercera dosis no frena los contagios o no resulta efectiva frente a la ómicron.
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