La Unión Europea (UE) ha aceptado la invitación del Consejo Nacional Electoral de Venezuela para participar como observadores en los próximos comicios regionales y locales que se celebrarán el 21 de noviembre. El Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha asegurado que “se llevará a cabo un proceso electoral sin precedentes, con la concurrencia de la mayoría de las fuerzas políticas por primera vez en los últimos años, para elegir a más de 3.000 representantes regionales y municipales en Venezuela”. Borrell, en un comunicado, ha recordado que la UE no ha desplegado una Misión de Observación Electoral en Venezuela en los últimos 15 años.
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) informó en mayo de que las elecciones para gobernadores y alcaldes se celebrarían el 21 de noviembre. El anuncio abrió el debate entre los partidos opositores, que no participaban en unas elecciones en el país desde el año 2017 para denunciar la falta de transparencia. El 31 de agosto, la oposición confirmó su participación en los comicios unidos en una sola lista. La conformación del nuevo CNE, árbitro electoral del país, que por primera vez incorpora a dos rectores que no son aliados del chavismo, y la mesa de diálogo abierta entre el Gobierno y la oposición en México empujaron la participación de la oposición y son claves también en la respuesta ahora de la UE.
La Unión Europea desplegó Misiones de Observación Electoral en Venezuela en 2005 y 2006, pero declinó participar en las siguientes. En las legislativas de 2020, en las que Maduro se hizo con el control del Parlamento, Bruselas no reconoció los resultados. Borrell ha indicado este miércoles que la Misión de la UE hará una evaluación técnica independiente de todos los aspectos del proceso electoral y propondrá recomendaciones para mejorar las elecciones futuras. “Creo que este trabajo puede ser una contribución importante para apoyar una solución pacífica a la crisis y un camino hacia elecciones creíbles, inclusivas y transparentes”, ha añadido.
La jefa de la Misión de la UE será la europarlamentaria socialista portuguesa Isabel Santos. “Espero trabajar con las autoridades estatales, partidos políticos, candidatos, organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas, con el objetivo de defender los valores democráticos y promover un proceso creíble, inclusivo y transparente”, ha dicho Santos.
El equipo de la UE estará formado por 11 expertos electorales que llegarán a Caracas en octubre, a los que a lo largo del mes se irán uniendo hasta 62 observadores que se desplegarán por el resto del país. La Misión permanecerá en Venezuela hasta el que finalice el proceso electoral y emitirá un informe sobre la celebración del proceso. El acuerdo firmado entre la UE y el Consejo Nacional Electoral garantiza la libertad de expresión y de movimiento de los observadores europeos.
El Gobierno de Nicolás Maduro, ahogado por las sanciones y desterrado de la comunidad internacional, lleva meses mandando tenues señales de apertura hacia el exterior y el interior del país, como la formación del nuevo CNE. La ausencia de la oposición en las elecciones de los últimos años acabó beneficiando al chavismo, al que le permitió extender su poder, pero la grave crisis económica que azota al país ha obligado al líder chavista a moverse. El objetivo de Maduro es el levantamiento de las sanciones internacionales, pero sabe que no se producirán sin no avanza en el proceso de democratización del país.
Maduro siempre ha sido más sensible a la opinión de Europa que a la de Estados Unidos, y en varias ocasiones ha hecho esfuerzos para intentar convencer a los funcionarios europeos sobre la legitimidad de las elecciones organizadas por el chavismo. Las relaciones de entre ambos comenzaron a deteriorarse progresivamente hacia 2015, después de que la oposición ganó la mayoría de los escaños a la Asamblea Nacional, en una victoria que se quedó sin efecto al impedir legislar al Parlamento.
El enfriamiento total entre Venezuela y Europa llegó en mayo de 2018, cuando el régimen bolivariano organizó unilateralmente unas elecciones presidenciales en las que impidió la participación de los principales partidos y candidatos de la oposición y adelantó ocho meses la fecha de su celebración. La falta de transparencia de estas elecciones fue cuestionada, además, por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Organización de Estados Americanos.
Tras las tormentas políticas de 2014, 2017 y 2019, Borrell ha sido uno de los políticos proclives a reconstruir un espacio de consenso progresivo con el chavismo que permita ir consolidando avances hacia la estabilidad democrática del país.
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