BRUSELAS — Agotados pero aliviados, los líderes
de la Unión Europea aprobaron finalmente en la madrugada del martes un
presupuesto sin precedentes y un fondo de recuperación del coronavirus por un
importe total de $2,100 millones.
El bloque encontró de algún modo unidad luego de
cuatro días y otras tantas noches de discusiones y disputas por el dinero y el
poder en una de sus cumbres más largas.
Pandemia del coronavirus.
Con mascarillas y gel higiénico disponibles en
todo momento durante los cinco días de cumbre, los líderes de las 27 naciones
miembro tenían el constante recordatorio de la potente amenaza médica y
económica que supone el virus en el continente y, aún con reticencias, se comprometieron
a un enorme paquete de ayudas para los más afectados por la pandemia.
Para enfrentar la mayor recesión de su historia,
la UE establecerá un fondo de $900,.000 millones,, basado en parte en préstamos
comunes y que se distribuirá en forma de préstamos y ayudas a los países más
castigados por el COVID-19.
La India es el tercer país con más casos de COVID-19 y suma ya más de 700,000 infectados, pero en busca de signos positivos frente a la pandemia el gobierno indio celebraba este martes que con 1,300 millones de habitantes y unas 20,000 muertes, es una de las naciones con una menor tasa de mortalidad.
Esto se suma al presupuesto de un $1,200 millones
para siete años sobre el que los líderes llevaban meses discutiendo, incluso
antes de la pandemia.
“Esta fue una cumbre donde creo que las
consecuencias serán históricas”, afirmó el presidente de Francia, Emmanuel
Macron. “Creó la posibilidad de establecer préstamos juntos, de establecer un
fondo de recuperación en un espíritu de solidaridad”.
Este domingo se ordenó el reconfinamiento de 200,000 personas por un rebrote de COVID-19 en el país.
Por su parte, la canciller de Alemania, Angela
Merkel, señaló que “hemos establecido las bases financieras de la UE para los
próximos siete años y encontramos una respuesta a esta crisis, que seguramente
la mayor de la Unión Europea”.
Con Macron y Merkel negociando como socios
cercanos, la tradicionalmente poderosa alianza franco-alemana luchó durante
días para alinear a las naciones en disputa.
Una “misa en coche”, que según sus promotores se celebraba por primera vez en Francia, reunió el domingo a medio millar de fieles católicos en el aparcamiento del parque de exposiciones de Chalôns en Champagne, al este de París.
“La UE en su conjunto tiene ahora una gran
oportunidad de salir de la crisis más fuerte”, señaló la presidenta de la
Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Esta noche es un gran paso hacia la
recuperación”.
Al principio, las ayudas tenían un importe total
de 500.000 millones de euros, pero las llamadas naciones “frugales” — un grupo
de cinco países adinerados del norte encabezado por Holanda y que incluye a
Austria, Finlandia, Suecia y Dinamarca — querían recortarlas e imponer
estrictas reformas económicas como condición para recibirlas. Finalmente, la
cifra se rebajó a $500,000 millones.
La cumbre en el Centro Europa expuso la forma en
que los intereses de los socios triunfaron sobre el interés común más obvio de
unirse y plantar cara a un adversario común.
Pocas veces una cumbre había sido tan acalorada
como esta, que fue además la más larga desde otra de cinco días celebrada en
Niza, Francia, en 2000, cuando el obstáculo fue proteger los intereses
nacionales ante reformas institucionales.
“Hubo momentos extremadamente tensos”, dijo
Macron.
Sin embargo, considerando que cada uno de los
líderes comunitarios tenía derecho a veto sobre todo el paquete, el compromiso
conjunto de invertir y gastar esos fondos puede considerarse un éxito.
“A menudo, la gente ha acusado a Europa de hacer
muy poco y muy tarde. Aquí demostramos lo contrario”, dijo von der Leyen. “Este
es un récord absoluto para un nuevo instrumento presupuestario”.
Aunque el acuerdo del martes fue un paso adelante
gigantesco, el Parlamento Europeo, que calificó las medidas de los socios de
demasiado tímidas considerando el desafío, tiene aún que aprobar el pacto.
El coronavirus ha hecho caer a la UE en picado,
matando a alrededor de 135,000 ciudadanos del bloque y provocando una
contracción estimada del 8.3% en su economía este año.
El presidente del gobierno de España, Pedro
Sánchez, insistió en la necesidad de adoptar un plan ambicioso ya que la crisis
sigue amenazando al continente.