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La vacuna contra el coronavirus entra en la campaña electoral de EE UU

El senador Edward Markey (izquierda) y Joseph Kennedy III, durante su último debate por las primarias de Massachusetts.Barry Chin/Globe Staff / AP

Ha sido el primer miembro de la saga Kennedy en perder unas elecciones en el Estado de Massachusetts, según todos las proyecciones tras el cierre de los colegios electorales. En una de las primarias estatales más tardías de la nación, el joven Joseph ’Joe’ Kennedy III, 39 años, se enfrentaba este martes a su compañero del Partido Demócrata, el senador Ed Markey, 74.

Educado en Harvard, Stanford y un largo etcétera de prestigiosos centros, el fotogénico Kennedy vivió una breve experiencia en los Peace Corps -programa de ayuda internacional creado por su tío abuelo, el presidente John F. Kennedy-. Nieto de Robert Kennedy -hermano de JFK-, el joven pelirrojo -que dispara palabras al hablar con la rapidez de una metralleta- trabajó unos años como abogado antes de dar el salto a la política innata en el ADN del reino de Camelot y convertirse en representante del Congreso de Estados Unidos en 2012.

La crónica de su intento por conquistar el escaño de senador que Ted Kennedy, su tío abuelo, ocupó hasta su muerte durante más de 47 años no estaba anunciada. Sin embargo, a principios de agosto del año pasado, un sondeo mostró que en unas hipotéticas primarias Kennedy lideraba la candidatura al Senado por 17 puntos frente a Markey. Antes de que hubiera acabado el mes, Joe Kennedy proclamaba su candidatura.

Dicen que un Kennedy de Massachusetts que quiere ser senador es tan obvio como la sempiterna sopa de almejas que luce en todos los menús de Nueva Inglaterra. Y sin embargo, este martes, los porcentajes no le eran favorables al joven Kennedy, quien iba más de 11 puntos detrás de su experimentado contrincante, incluso sin el recuento acabado.

Además, lo que debería de haber jugado a favor de Kennedy podría haberle robado votos. Su juventud no ha sido un pasaporte para la victoria como en otras carreras electorales en las que recién llegados a la política han desbancado al político acomodado en el cargo. Por si esto no fuera poco, el veterano Markey ha logrado el apoyo del ala más izquierdista del partido, encarnada por la representante de Nueva York Ocasio-Cortez, junto a quien presentó el plan del New Green Deal.

Y lo que debería de haber jugado a su favor como una marca registrada de buen político, poseer el apellido Kennedy, le ha costado ser criticado por presuntamente dar por hecho que se merece el cargo como si se tratara de una herencia vitalicia el nombre que para los estadounidenses es el más cercano a lo que podría ser una una dinastía real europea. En Twitter y otras redes sociales se le llegó a calificar como “el príncipe privilegiado”.

Si Markey tenía a Ocasio-Cortez, Kennedy poseía en su haber al aparato del Partido Demócrata. En 2018, Kennedy fue elegido por la entonces líder de la minoría en la Cámara, Nancy Pelosi, para dar la réplica al discurso del estado de la Unión del presidente Donald Trump. Es ahí donde Markey asegura que él es el candidato “anti-establishment”, el hombre que lucha por mantener su cargo frente al descendiente de una dinastía que nunca ha perdido una sola elección desde 1947.

Kennedy se ha defendido pidiendo una oportunidad, la oportunidad de probar que era algo más que un apellido legendario en la política de Estados Unidos. “Es mi nombre el que está en las papeletas, no el de mi padre [congresista durante muchos años junto a Markey], ni el de mi abuelo ni el de mis tíos abuelos”, explicaba en una entrevista en CNN. “Voten por mí”, pedía.


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