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La variante británica puede provocar problemas cardíacos en mascotas

Un nuevo estudio en torno a la variante británica de Covid-19, parece haber revelado cómo podría afectar a algunas mascotas si bien parece que se han dado casos de problemas cardiológicos en perros y gatos infectados.

Coronavirus: Veterinarios advierten de la relación de la variante británica y problemas cardíacos en mascotas

Las mascotas padecían miocarditis, una inflamación del tejido cardíaco que, en casos graves, puede provocar insuficiencia cardíaca. No hay evidencia por el momento de que esta variante en animales sea más transmisible o peligrosa aunque son muchos, los veterinarios que alertan de cómo tanto perros como gatos se pueden ver de nuevo afectados por la gravedad del coronavirus.

Recordemos que cuando se declaró la pandemia hace ahora un año, ya se habló de si el virus «principal», podía afectar a los perros o gato o en definitiva, a los animales de compañía. Y lo mismo está ocurriendo con las variantes de Sars Cov 2. De este modo, el estudio en Science explica que hay dos informes publicados que muestran cómo las mascotas pueden infectarse con la variante inglesa (B.1.1.7) de la que ya sabemos que tiene una mayor transmisibilidad en humanos y también, más letalidad.

Como se sabe, la denominada variante inglesa, como se secuenció por primera vez en Kent hace meses, se identificó por primera vez en el Reino Unido y es allí donde se han infectado algunas mascotas. Las mascotas han padecido miocarditis, una inflamación del tejido cardíaco que, de hecho ya fue noticia meses atrás cuando  algunos casos de humanos contagiados por el virus «principal», derivaron también en esta dolencia cardíaca.

Sin embargo como decimos, no hay evidencia por el momento de que la variante británica en mascotas sea más transmisible o peligrosa. «Es una hipótesis interesante, pero no hay evidencia de que el virus esté causando estos problemas», dice Scott Weese, veterinario de la Universidad de Guelph Ontario Veterinary College que se especializa en enfermedades infecciosas emergentes.

La investigación ahora revelada fue llevada a cabo por Luca Ferasin, cardiólogo del Ralph Veterinary Referral Center (RVRC) en Marlow, Buckinghamshire. Sus resultados se publicaron previamente el 18 de marzo de 2021 en el sitio web de BioRxiv.

En el estudio se explica cómo los veterinarios del Departamento de Cardiología del Ralph Veterinary Referral Center (Buckinghamshire) notaron un aumento repentino en los casos de miocarditis en perros y gatos entre diciembre y febrero en su clínica en el noroeste de Londres. La frecuencia de esta patología, caracterizada por la inflamación del músculo cardíaco, aumentó en las mascotas del 1,4% al 12,8% (incluido el 8,5% de los gatos y el 4,3% de los perros).

Síntomas y análisis de la variante británica en animales

Ninguno de estos animales con miocarditis tenía antecedentes de enfermedad cardíaca. Todos tenían signos clínicos similares, caracterizados por letargo de aparición repentina, pérdida de apetito, taquicardia (taquicardia), dificultad para respirar (relacionada con insuficiencia cardíaca congestiva). Algunos animales también mostraron síncope.

Los análisis de sangre mostraron un aumento de la troponina-1, una proteína muscular utilizada como marcador de daño miocárdico. La ecocardiografía mostró un cambio en el tamaño del ventrículo izquierdo en respuesta al proceso de la enfermedad, lo que los cardiólogos llaman «remodelación cardíaca», a veces asociado con edema pulmonar o derrame pleural. También se observaron ritmos cardíacos anormales (arritmia ventricular grave) en el electrocardiograma de algunos animales.

Los veterinarios británicos encontraron que muchos dueños y cuidadores de estos perros y gatos desarrollaron síntomas respiratorios de Covid-19 dentro de las tres a seis semanas antes de que estas mascotas se enfermaran. Entre estas personas, muchas eran las que habían dado positivo en SARS-CoV-2.

A la luz de estas asombrosas coincidencias y el intrigante aumento de casos de miocarditis en estas mascotas, los veterinarios británicos se propusieron buscar la infección por SARS-CoV-2 en estos animales, todos castrados y de entre 1 y 12 años. Se tomaron análisis de sangre, hisopos oro y nasofaríngeos y muestras de recto de siete animales (seis gatos y un perro) ingresados ​​en el establecimiento entre el 22 de enero y el 10 de febrero de 2021. Durante este mismo período, los veterinarios analizaron la sangre de cuatro animales (dos gatos y dos perros) que acababan de recuperarse de la miocarditis (de dos a seis semanas después del inicio de la patología cardíaca).

Ningún animal desarrolló una enfermedad similar a la influenza. Todos experimentaron una mejoría clínica a los pocos días de un tratamiento intensivo. Solo uno de ellos (un gato) presentó, tras salir del establecimiento veterinario, una recaída clínica caracterizada por un letargo profundo y una taquicardia ventricular descontrolada, que decidió a sus dueños optar por la eutanasia del ‘animal’.

Todas las muestras biológicas recogidas de estos animales se almacenaron a -20 ° C y se enviaron a Francia, a Montpellier, para análisis serológicos y virológicos, al laboratorio » Enfermedades infecciosas y vectores, ecología genética, evolución y control» (Mivegec) del Instituto de Investigación y Desarrollo (IRD).

Analizadas por la técnica de RT-PCR para SARS-CoV-2, todas las muestras orales y nasofaríngeas resultaron negativas. Por el contrario, tres frotis rectales de siete animales fueron positivos, lo que confirmó la infección con la variante británica B.1.1.7. La carga viral fue baja (12 a 33 copias de ARN viral por microlitro). Además, se detectaron anticuerpos anti-SARS-CoV-2 en tres muestras de sangre, una extraída de un animal en la fase aguda de la enfermedad y otras dos de animales durante su recuperación. Así, a la vista de los resultados de la PCR o de la serología, seis animales resultaron positivos para SARS-CoV-2, de los once analizados.

Finalmente, entre los cinco animales que eran de personas que dieron positivo al SARS-CoV-2, cuatro estaban infectados con el coronavirus.

Eric Leroy, director de investigación del IRD Montpellier, y sus colegas subrayan que «En vista del aumento de la infectividad y la transmisibilidad de la variante B.1.1.7 para los humanos, el descubrimiento de gatos y perros infectados con B.1.1.7 destaca más que nunca el riesgo de que los animales de compañía puedan potencialmente jugar un papel importante en la dinámica de la epidemia de SARS-CoV-2, que es más grande de lo que se pensaba».


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