¿Quién no ha escuchado alguna vez el relato de Caperucita Roja? Este forma parte de ese extenso grupo de historias que todo niño ha disfrutado minutos antes de ir a dormir. Los tres cerditos, Hansel y Gretel, Pulgarcito, El soldadito de plomo o El patito feo son solo algunos de los integrantes de esta lista de cuentos clásicos. Todos ellos se caracterizan por la nobleza de sus protagonistas, al igual que por la moraleja final que construye todo su argumento. Sin embargo, la mayoría no conservan su estructura original. Como es el caso de la pequeña Caperucita Roja.
Son muchas las fábulas que nacieron de las leyendas y tradiciones locales de su país natal, transmitiendo al lector la forma de vida y las creencias propias de la sociedad del momento. Bajo esta premisa, los expertos en la materia aseguran que el cuento de Caperucita Roja es uno de los que más transformaciones ha experimentado a lo largo de los años, con el propósito de adaptarlo al público infantil.
El origen de Caperucita Roja
Todos conocemos la historia de esa niña que acude a visitar a su abuela enferma. Durante el camino, la pequeña se topa con el Lobo Feroz, quien le engaña para tomar el camino más largo. Tras llegar al destino y protagonizar su famoso diálogo, Caperucita descubre que su abuela ha sido engullida por el lobo. Segundos antes de sufrir la misma suerte, un cazador, alertado por los gritos de la niña, acude en su ayuda. Matando al lobo y sacando a la abuelita de la panza del terrible villano.
Sin embargo, este final feliz, escrito por los famosos hermanos Grimm, poco tiene que ver con la obra original. Charles Perrault creó en 1697 a este icónico personaje, construido como una advertencia de las cosas prohibidas para el género humano. En el cuento, la protagonista era ya una adolescente, cuya flamante madurez estaba representada por el color de su capa. Un simbolismo que también posee el lobo, siendo la personificación de todo lo salvaje e irracional.
El cuento clásico se asemeja bastante a sus adaptaciones posteriores, al menos hasta que Caperucita llega a casa de la abuela. Es aquí cuando la historia da un giro radical. El lobo disfrazado invita a la joven a saciar su hambre con un plato de carne que reposa en la cocina. Ella accede de inmediato, sin saber que en realidad se está comiendo los restos de su abuela descuartizada. El lobo estalla entonces en carcajadas y descubre la mentira a Caperucita, quien es devorada acto seguido por su antagonista.
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