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La vuelta de Uber a Barcelona revive el conflicto con los taxistas

Un coche de Uber, antes de que la empresa retirase sus operaciones la última vez, en enero de 2019.Carles Ribas / EL PAÍS

Uber lo vuelve a intentar, con la esperanza de que a la tercera vaya la vencida. Después de haber tenido que retirar sus servicios de Barcelona en dos ocasiones por la presión del sector del taxi y por la regulación de la administración, la multinacional estadounidense volverá el próximo martes a operar en la capital catalana, aunque esta vez presenta una oferta de reconciliación. La empresa ha dejado atrás el uso de licencias VTC, y se centrará en ser una aplicación intermediaria para el servicio de taxi siempre que se consiga cubrir la demanda. Asegura que 350 taxistas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) están dispuestos a trabajar con su app. Parte del sector del taxi no se fía, y han anunciado que preparan movilizaciones de rechazo a esta plataforma.

La compañía empezará a prestar sus servicios el próximo martes 16 de marzo. El pasado mes de noviembre Uber ya anunció sus intenciones, y los taxistas pudieron empezar a descargarse la aplicación mientras la compañía iniciaba los trámites con la AMB para que se pudiese usar la app. Unos 350 taxistas, asegura la empresa, están dispuestos a usar Uber como aplicación intermediaria. Es decir, el servicio de Uber no tendrá coches ni conductores propios ni de empresas independientes que usen VTC, sino que será un servicio de taxi. De entrada, Uber se compromete a no recurrir a los vehículos VTC durante sus tres primeros meses de funcionamiento, y planea seguir así si los taxis que colaboran con la aplicación son capaces de cubrir la demanda de la app y atender los servicios rápidamente.

La compañía está cerrando aún los últimos detalles, ya que quiere que los taxistas, cuando usen su aplicación, utilicen la tarifa oficial 3, la que permite fijar un precio antes del servicio (conservando así una de las características del transporte con VTC). No obstante, el Institut Metropolità del Taxi (Imet) ya ha avisado de que la aplicación de Uber no se ajusta al sistema de tarifas oficial. Hasta que no se solucione, el precio lo marcará el taxímetro. A los taxistas que usen su aplicación, Uber ofrece condiciones especiales para hacerse con un vehículo eléctrico, ofertas en los primeros meses de servicio y una inversión de más de 1,5 millones de euros durante 2021 en campañas.

Así, Uber volverá a Barcelona como una aplicación o radioemisora más. Pero la compañía tenía muy claro que quería retomar su actividad en la capital catalana, una ciudad que, por la presión de los taxistas, se ha resistido siempre al funcionamiento de esta plataforma. Pese a la regulación de las administraciones y el ambiente hostil que se puede encontrar, Uber quiere aprovechar el mercado barcelonés, donde cada año llegan millones de turistas que podrían ser potenciales clientes. En 2019, más de un millón de personas abrieron la app en Barcelona pensando que operaba en esta ciudad.

La relación de Uber con Barcelona ha sido tormentosa desde el inicio. En 2014 llegó por primera vez a España con la aplicación UberPop, que funcionaba como un servicio de transporte entre particulares. Tras intensas protestas del sector del taxi, la ofensiva de la administración para regular esta actividad, y una sentencia judicial en contra del modelo, Uber cerró el servicio en diciembre de ese año. En marzo de 2018, la plataforma volvió a la ciudad con la aplicación UberX, que operaba solo con coches que tuvieran licencia de vehículos de turismo con conductor (VTC), mediante conductores autónomos o de una flota externa, que usaban esta aplicación.

El anuncio propició un fuerte rechazo por parte de los taxistas, que denunciaron que estos conductores realizaban competencia desleal a su actividad. En enero de 2019, y tras dos intensas huelgas de taxistas que paralizaron el centro de la ciudad, el gobierno de la Generalitat aprobó un decreto que restringía la actividad de las licencias VTC y blindaba el servicio de taxi. Ese decreto obliga a los vehículos que operan con licencias VTC a, entre otras cosas, contratar sus servicios con los clientes con una antelación de 15 minutos, lo que desvirtuaba la inmediatez que buscan los usuarios de plataformas de movilidad. Uber y Cabify reaccionaron cerrando sus operaciones, aunque Cabify volvió al cabo de unos meses, con VTC, mediante una fórmula en la que se establecía un contrato con el usuario y solo se tenía que esperar un cuarto de hora la primera vez que se usaba. Uber también ha decidido volver, pero sin licencias VTC. Esta vez, la aplicación solo la podrán usar los taxistas como intermediación con los potenciales clientes.

La situación de Barcelona es excepcional, ya que en otras ciudades, como Madrid o Málaga, Uber puede operar sin tantas restricciones. En Madrid, donde no existe una normativa que restrinja en este sentido a las VTC, Uber sigue operando mediante estos vehículos, pero desde hace un año opera también como aplicación de taxi. La compañía asegura que cada vez más los taxistas ven a Uber no como un enemigo, sino como una plataforma que permite acceder a más clientes y aumentar los ingresos, y defiende que Uber se ha convertido en un motor de recuperación del sector del taxi. Ya tiene registrados 1.500 taxis madrileños, un 10% del total. Es a partir de esta experiencia que Uber vuelve a Barcelona para trabajar con los taxis.

El anuncio de Uber ha traído el rechazo de parte del sector del taxi. El portavoz de Élite Taxi, Alberto ‘Tito’ Álvarez, ha avisado en un comunicado que el sector llevará a cabo “movilizaciones fuertes”, ya que considera que Uber “no cumple las normas y no tiene la transparencia exigida por el Imet”. “Si Uber abre la aplicación en Barcelona vamos a tener un Mobile World Congress muy entretenido porque aquí nos vamos a defender igual que lo llevamos haciendo 7 años, nada ha cambiado y nada cambiará”, ha asegurado este miércoles la organización del taxi en un comunicado.

Esta asociación, muy presente y activa en el sector desde las últimas huelgas, se reúne este miércoles con la AMB para analizar la situación y exponer sus reivindicaciones.


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