Lady Gaga es una artista especial. Lo es por su trayectoria, su carrera, su forma de cantar y de relacionarse con sus fans, por su personalísimo estilo… Y también lo es por todo lo que suele realizar cada vez que da entrevistas. Ya fue sonado su documental, Gaga: Five foot Two, estrenado hace tres años en el Festival de Toronto, en el que eran frecuentes las confesiones de sus debilidades y problemas. También contó escabrosos detalles de su vida privada en la promoción de Ha nacido una estrella, la cinta que protagonizó junto a Bradley Cooper y con la que rozó el Oscar a mejor actriz, aunque finalmente se lo llevó por mejor canción original.
Ahora, la artista saca nuevo disco, el primero de pop puro, bailable, después de siete años (en 2014 lanzó el álbum de jazz Cheek to Cheek, en 2016 el íntimo Joanne y en 2018 la banda sonora de la película). Ahora, cinco meses después de lo anunciado y tras la parálisis de la pandemia, llega Chromatica, lleno de temas con mucho ritmo, como aquel Born this way, Telephone o Alejandro que la lanzaron a la fama hace una década. Y vuelve con la imagen que también la convirtió en una estrella, con el pelo de colores y los looks recargados que la caracterizan.
Estos días, Gaga está concediendo algunas entrevistas muy personales. La más reciente ha sido con la cadena de televisión estadounidense CBS. En ella habla de que este disco, aunque sea bailable, no deja de tener letras auténticas. “No hay una sola canción en el álbum que no sea verdad. Ni una”, relata en la charla, que tiene lugar en su casa y donde lleva una mascarilla negra cuajada de lentejuelas, al igual que la lleva el periodista que la entrevista, Lee Cowan, sentado a varios metros de ella. Según explica, la oscuridad que ha vivido le ha hecho crear este producto. “Me abandoné. Odiaba ser famosa, ser una estrella. Estaba agotada, exhausta”.
En la sala en la que tiene lugar la entrevista, la cantante está rodeada de guitarras, cables y un gran piano negro. “Este es el piano que he usado durante años. He escrito muchísimas canciones en este piano. Y pienso: ‘Dios mío, qué especial es este piano, adoro este piano’. No sabría cómo explicarlo. Y luego miro este piano y pienso: ‘¡Has arruinado mi vida! Tú me convertiste en Lady Gaga. ¡Mi peor enemigo es Lady Gaga!”.
“Pensé mucho en eso: mi peor enemigo está aquí”, dice, y vuelve a mantener esa especie de conversación, de riña consigo misma, demostrando los pensamientos negativos que cruzan su cabeza: “¿Pero qué has hecho? Ya no puedes ir ni al supermercado. Si sales a cenar con tu familia, alguien se acercará a la mesa. Todo siempre gira alrededor de ti. Y tu ropa, ¡mira qué ropa! ¿Por qué tienes que ser así?”. Y confiesa que tuvo pensamientos suicidas: “La verdad es que no entendía por qué tenía que vivir, más que por mi familia”. Tras hacer ver que durante años hubo gente vigilando que no se hiriera, dice: “Era un pensamiento, una sensación real: ¿por qué seguir aquí?”. Dice que el hecho de ser tan fotografiada y observada la hacía sentirse menos persona, y eso empeoraba todo. “Pánico total, por todo el cuerpo. Es como si fuera un objeto, no un ser humano”.
La entrevista con CBS es la segunda importante que concede la artista este mes, y donde reniega de los problemas que le ha llegado a traer la fama. La cantante es portada de la revista Billboard y en ella cuenta cómo vivió con miedo esa idea de ser un objeto de consumo para el público, cómo la aterrorizaba. “Solía levantarme cada día y recordar que era Lady Gaga… y me deprimía”, cuenta en la publicación.
La terapia psicológica, explica, le ayudó a superarlo, pero no fue fácil. “Estaba pelando todas las capas de la cebolla en terapia, así que según llegaba a lo más profundo, más cerca del núcleo, y el núcleo de la cebolla apesta”, relata de forma gráfica. Aún así, decidió seguir el tratamiento, encadenando cigarrillos y llorando, y también bebiendo demasiado alcohol para mantenerse insensible. “Mi propia existencia era una amenaza para mí. Pensaba en ello cada día”. El proceso la ha hecho mucho más fuerte, y por eso ahora se siente capaz de ayudar a quienes pasan por algo así. “Cuando veo a gente sufriendo, como muchos sufren ahora, mi cerebro les dice: ‘Ponte el traje de superhéroe. Allá vamos”.
Gaga ha estado muy pendiente de la pandemia de coronavirus. Ella, que dice medio en broma medio en serio en la entrevista que lleva en cuarentena desde que tenía 21 años. Canceló el lanzamiento de su disco, previsto para el 11 de abril, por la gran ola de casos que afectaba a su país, EE UU, y al mundo entero. Y decidió centrarse en la filantropía y organizar un concierto inmenso y online para recaudar fondos. A su llamada acudieron Beyoncé, Elton John, los Rolling Stone, Taylor Swift, Paul McCartney, Chris Martin, Billie Eilish…
No solo la pandemia la ha hecho cambiar su forma de actuar y pensar, sino también otros sucesos políticos de su país, como la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis. “Cuando has nacido en este país, has bebido el veneno de la supremacía blanca”, dice sin tapujos: “Estoy en proceso de aprender y desaprender cosas que me han enseñado a lo largo de toda mi vida”.
Las redes sociales también se llevan las críticas de Gaga, sobre todo la cultura de Instagram, del me gusta rápido, de presumir de las vidas perfectas. “Está bien colgar selfis, es divertido, yo también lo hago. Pero asegurémonos de que no lo es todo. Hay que estar más abierto e ir más allá de toda esa cultura de la belleza”.
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