Lagarde defiende la compra coordinada de energía en la UE para abaratar precios, en línea con la propuesta de España

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en el Parlamento Europeo, en una sesión plenaria en febrero.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en el Parlamento Europeo, en una sesión plenaria en febrero.POOL / Reuters

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha defendido este lunes que los países de la Unión Europea se coordinen para negociar la compra de energía, lo cual les permitiría lograr un mejor precio en el mercado. En una comparecencia en la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, Lagarde ha respaldado la propuesta formulada en Bruselas por las vicepresidentas Teresa Ribera y Nadia Calviño. “Creo que es una de las sugerencias hechas por uno de los Estados miembros a la Comisión Europea y probablemente podría equilibrar otras fuerzas de mercado que están en juego aquí”, ha afirmado la presidenta del BCE, quien ha atribuido el alza de precios a factores que tienen que ver con el cambio climático.

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La inflación, que el BCE espera que termine el año por encima del 2%, ha estado en el centro del debate que Lagarde ha mantenido este lunes con los eurodiputados. La banquera cree que el aumento de precios responde a “factores en gran parte temporales” relacionados con el fin de la pandemia. En especial, ha resaltado dos: los precios de la energía y los “cuellos de botella” que están provocando escasez en la producción. Lagarde ha señalado que esos dos obstáculos deben ir desapareciendo en el curso de 2022, de modo que la inflación se situará en el 1,7% en 2022 y en el 1,5% en 2023. Aun así, la presidenta del BCE ha advertido de que su institución controlará esos números e irá actuando en consecuencia.

En especial, Lagarde ha explicado que sigue con atención tres grandes áreas. La primera, la de los cuellos de botella; la segunda, las “negociaciones salariales” que deben darse en los próximos meses –en plata, si habrá subidas de sueldos equivalentes a la inflación que puedan crear una espiral—, y tercero, el comportamiento del ahorro, es decir, si este empuja o no las expectativas de alzas de precios. Su conclusión, con los datos que ahora tiene en la mano, es que la naturaleza de los incrementos actuales es “temporal”.

El gas natural licuado, referencia “clave”

Lagarde ha abordado la cuestión de los precios de la energía a preguntas de la eurodiputada socialdemócrata Eva Kaili. “Claramente ha sido una preocupación en las últimas semanas y será probablemente una preocupación en las semanas venideras”, ha augurado la presidenta del BCE. A su juicio, esos incrementos que han llevado a la electricidad a récord tras récord tienen que ver más con factores vinculados con el cambio climático, por ejemplo la escasa fuerza del viento o las olas de calor en el sur de Europa el pasado verano, que obligaron a echar mano de reservas de energía. Eso, ha explicado, se ha trasladado al precio del gas natural licuado, que está erigiéndose como una “referencia clave” e incluso ha augurado que en algún momento pueda substituir a los precios del petróleo.

La presidenta del BCE ha afirmado que el incremento de precios es un asunto que deben abordar las “autoridades tributarias” sobre una “base coordinada de la UE”, lo cual permitiría que haya más “poder de mercado” al negociar precios y licitaciones. Lagarde ha recordado que un país ya presentó una propuesta en esa línea. Se trata de España, cuyas vicepresidentas Calviño y Ribera la semana pasada abogaron en una carta por constituir una plataforma comunitaria que centralice las compras de gas natural.

España, que ha estado presionando a la UE, defiende una solución a escala europea para aumentar el poder de negociación en la UE y lograr mejores tarifas. Tras el consejo de ministros que reunió en Eslovenia la semana pasada a los ministros de Energía y Medio Ambiente, la Comisión Europea se comprometió a presentar a los países un paquete de medidas, siempre dentro de la ley comunitaria, para hacer frente a la subida de precios. El debate, que empezó en España, se ha ido extendiendo a otros países de la UE, en particular a Italia.


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