La carrera maratoniana que comenzó a escribir el 16 de agosto de 2002, con su debut como internacional en Vilagarcía de Arousa, a punto de cumplir 23 años, se cerró este lunes 8 de noviembre de 2021 en el museo de la Federación Española en Alcobendas. Laia Palau, la eterna capitana, oficializó su retirada de la selección a los 42 años. Una oda a la resistencia tras rendir mil dudas existenciales. Tardó tanto tiempo en reconocerse en su oficio que durante años mantuvo la pasión suspendida, peleando en una lucha interna a la espera de una liberación que llegó con la madurez. El ‘¿qué hago yo aquí?’ fue su dilema durante gran parte de la carrera. Amagó dos veces con la retirada, pero las prórrogas que se concedió resultaron más apasionantes que la primera parte del partido. Y encontró definitivamente su sitio haciendo de la resistencia su revolución. Un viaje extraordinario de 19 años de perseverancia competitiva, con 12 medallas (tres oros, tres platas y seis bronces) en 19 campeonatos y 314 internacionalidades. El palmarés más extenso del baloncesto español. “Venga, vamos a hacerlo oficial… Me retiro de la selección y lo digo con ilusión”, comenzó en su acto de despedida.
“Tengo que decir gracias, pero no por convención o por educación. Gracias a todos y a la vida, que me ha dado tanto. Nunca imaginé que esto pudiera ser mejor”, contó Palau, rodeada de sus familiares, sus compañeras de la selección, y el presidente de la Federación, Jorge Garbajosa. “Gracias a mis padres, que me han parido con gracia para hacer esto y me han sabido acompañar maravillosamente bien en esta vida increíble. Y a mis amigos y la gente que me acompaña, que son la red del trapecista. Veinte años son muchos y sobre todo mucha gente, muchas compañeras y muchas personas a mi alrededor. La selección no es tu club y no es todo el año, pero tienes que sentir que es tu equipo por excelencia y haber estado 20 años aquí es magnífico”, expresó la capitana, antes de recalcar que sigue en activo con el Uni Girona. Equipo con el que buscará ampliar un palmarés de clubes en el que colecciona 33 títulos en 25 años de carrera. “No quiero enrollarme porque en realidad no dejo de jugar al baloncesto y no quiero estar aquí como si ya no volviese a jugar…”, dijo. Apenas acababa de comenzar un discurso en el que Palau recorrió pasado, presente y futuro.
“Y además no me voy”, soltó como noticia. “No volveré a vestir la camiseta de la selección, pero mi intención es seguir en la Federación. Me apasiona jugar y me apasiona el proyecto, que es lo que me ha movido desde el inicio; por eso he estado 20 años. Quiero seguir cerca de esto. La Federación es la casa del baloncesto y ha sido mi casa este tiempo. No sería quien soy si no hubiera jugado en la selección, sin duda”, avanzó Palau, a la espera de definir el puesto que ocupará en el organigrama federativo — ” No hay un puesto de trabajo pero habrá que inventárselo” —, dijo entre bromas y veras. Laia remató la primera parte de su parlamento con una reflexión críptica a modo de inventario. “Ganar es muy bonito, pero lo que queda son las compañeras y saberlo compartir de verdad. Y no sale siempre bien y es muy difícil muchas veces. Pensar que el dragón está allí pero que somos muchas y estamos juntas hace que tengas menos miedo. La selección es de todos y espero que pensemos en grande y pensemos en todos. Nos vemos pronto”, remachó.
Después llegó el momento de hacer balance de lo bueno y malo. Del viaje de 20 años de pelea y evolución en la selección española. “Hemos llegado a un nivel de profesionalismo que es un gustazo. Ese es el fruto del trabajo bien hecho. Construyes, trabajas y haces crecer las cosas. No solo cuentan los éxitos. Este es un camino de día a día”, señaló Palau, en clave de presente alcanzado y futuro por abrazar. “Somos las representantes de toda la gente a la que le ha picado el gusanillo del baloncesto. No solo de las niñas, sino de mucha gente a la que le flipa el baloncesto. Somos sus representantes y eso hay que vivirlo con orgullo y responsabilidad. Nos lo hemos ganado con el tiempo. Ha sido una pelea por la visibilidad y la repercusión para mejorar las condiciones, para dignificar nuestro trabajo. Pero quiero pensar más en cómo estaremos que en cómo estábamos cuando llegué. Tenemos que afianzarnos y disfrutar lo conseguido. Construir es muy difícil, cuidemos lo conseguido y sigamos añadiendo cosas”, añadió Palau.
“De lo peor… “, prosiguió después. “La vida es difícil para todos, para los deportistas también. Siempre hay luces y sombras. Fue duro no clasificarse para los Juegos de Londres en 2012, este verano ha sido un verano muy cruel a nivel de resultados… pero también hemos construido muchas cosas que nos valdrán para el futuro. Pero no se pueden borrar las manchas. Lo malo es malo porque existe lo bueno. No quitaría una coma ni un punto de todo lo que he hecho”, completó, antes de dar la palabra a Garbajosa. “No te vas a ir nunca. Cuando dejes de dar lecciones en tu club seguirás ligada al baloncesto y a la Federación. Eres una figura clave para el futuro de la Federación. Gracias Laia”, expresó el presidente de la Federación.
El mismo agradecimiento con el que comenzó su intervención Silvia Domínguez, que recogerá el brazalete de capitana en la selección. “El baloncesto te tiene que dar las gracias. Se cierra una etapa pero sigues dando mucho y el baloncesto seguirá dándote mucho a ti. Hay que darte las gracias por ser la comandante de lo que comenzó siendo una ilusión y acabó convirtiéndose en una revolución. No va a volver a haber una jugadora que haga lo que tú has hecho con la camiseta de la selección. Tantos años dedicada a dar, muchas veces sin recibir. Mereces haber vivido esto. Y gracias por haberlo hecho siempre a tu manera, de la manera que tú eres”, cerró Silvia Domínguez. Laia Palau cuelga la camiseta de la selección española. La resistencia y la leyenda continúan.
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