‘Lamb’, un drama sobre extrañas maternidades con Noomi Rapace, gana el festival de Sitges

La islandesa Lamb, del director debutante Valdimar Jóhannsson, ha sido la ganadora de la 54ª edición del festival de Sitges, que aunque ha anunciado este sábado su palmarés no se clausura hasta mañana domingo. Lamb analiza la maternidad desde una insólita propuesta. Un matrimonio que vive aislado con su rebaño de ovejas en una isla islandesa adopta como hijo propio a un extraño recién nacido, una cordera especial —que da título al filme— que a ellos les dará gran felicidad, pero que va a desatar increíbles fuerzas de la naturaleza y de la llamada de la sangre. El recorrido festivalero de Lamb comenzó en Cannes, en la sección Una cierta mirada, donde Jóhannsson obtuvo un premio a su originalidad. La protagonista de la película, la sueca Noomi Rapace, que logró la fama internacional al encarnar a Lisbeth Salander en la trilogía Millennium, presentó la película en Sitges, y se ha llevado el galardón a la mejor actriz.

El palmarés del jurado que presidía el cineasta iraní asentado en Dinamarca Ali Abbasi (responsable de la estupenda Border) ha repartido diversos premios ex aequo, probablemente empujado por la gran cantidad de películas que conforman la sección oficial competitiva de Sitges, 38 largometrajes, una cantidad algo desaforada. Por ejemplo, el de mejor actriz, que Rapace ha compartido con Susanne Jensen, debutante en la austriaca Luzifer. El protagonista de este filme, el alemán Franz Rogowski, intérprete popular en el cine de autor europeo, ha compartido también el premio a mejor actor con el australiano Caleb Landry Jones, gracias a Nitram, película sobre una matanza real que ya le proporcionó la Palma de Plata a la mejor interpretación masculina en el pasado certamen de Cannes. Nitram de paso obtuvo el galardón a la mejor dirección para Justin Kurzel (Macbeth, Assassin’s Creed). Todas estas películas tienen distribución en España.

Para Abbasi, “Lamb cuenta muchas cosas de una manera muy minimalista, con interpretaciones muy controladas, incluido el rebaño, y no hemos visto películas con ese grado de precisión, con su narración especial”. Otro de los miembros del jurado, Antonio Trashorras, guionista y director, y actual ejecutivo creativo de HBO Europa, apostilló: “Lamb estuvo en cabeza en varios apartados y finalmente nos ha atraído su capacidad de sorprendernos”. Abbasi sí quiso detallar una decepción: “Me entristece que no haya un intento de buscar un nuevo lenguaje cinematográfico para contar los tiempos actuales. En pantalla vemos películas sobre los años setenta, ochenta… incluso sobre el 2010. Pero, ¿quién está contado el aquí y el ahora? Hemos sufrido a un payaso en la Casa Blanca, hemos pasado por una pandemia, y eso no lo veo. Aquello que se anunciaba en Matrix ya está pasando, y vivimos dentro de la dictadura de las tecnologías [lo dijo levantado el móvil con la mano], y no observo reflejo de ello en el cine”. Joaquín Reyes, también miembro del jurado, apuntó: “Yo sí veo el aislamiento, el maltrato a la naturaleza y su venganza, entre los temas de las películas que hemos juzgado. Otra cosa es que no se use lenguaje experimental”.

El premio especial del jurado fue para la francesa After Blue, que se desarrolla en un planeta habitado solo por mujeres. Este wéstern de ciencia ficción recibió el trofeo de la crítica, que compartió con la película de animación Mad God, de Phil Tippett, maestro de la stop motion, Oscar por El retorno del Jedi, y que ha dedicado tres décadas a realizar este filme. De los demás premios de la sección oficial destacan el de mejor guion, para Camille Griffin, escritora y directora de Silent Night, un apocalipsis contado desde el punto de vista de un grupo de amigos pijos británicos. Y una mención del jurado para The Innocents, del noruego Eskil Vogt, una historia con niños con superpoderes en un barrio de las afueras de Oslo que parecía llamada a premios mayores.

Del resto de los galardones de los distintos apartados del certamen, el más reseñable es el premio Méliès de Oro, que otorga cada año la crítica a los mejores largometrajes y cortos europeos proyectados dentro de la Federación Europea de Festivales de Cine Fantástico (EFFF), y que en 2021 se lo ha llevado la británica Censor, de Prano Bailey-Bond, que se estrenó en la Berlinale. Y el de Plata lo ha ganado la española Tres, de Juanjo Giménez.

En un festival volcado en su público, aficionados al género, el retorno a las salas ha sido una buena noticia. Con salas hasta ayer con aforos al 75%, a mitad del certamen se habían vendido 55.000 entradas, cuando a la misma altura de la pasada edición se llevaba 32.000 entradas. A una jornada del cierre del certamen, se había aumentado en un 76% la cantidad de público en comparación a 2020, aunque eso aún significaba un 9,6% menos que en 2019.


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