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Las cinco muertes ligadas al asesinato de la periodista Miroslava Breach

El piloto

El piloto Jorge David Coughanour fue asesinado el 10 de abril de 2017. Los medios lo presentaron como el piloto de Los Salazar y el padre de Jorge David lo desmintió. No se investigó el crimen ni la filtración de información falsa. ESPECIAL / Colectivo 23 de marzo

No está claro quién piloteaba la aeronave que aterrizó en Chínipas aquella tarde del 25 de marzo de 2017, pero 16 días después, fue asesinado a tiros cuando salía de un restaurante en la ciudad de Chihuahua Jorge David Coughanour Buckenhofer, un piloto aviador dueño de la compañía de aerotaxis AeroCoconor, conocido por su destreza para volar la serranía, por usar sus vehículos como ambulancias para trasladar enfermos del aislamiento geográfico, y por transportar a personalidades políticas (César Duarte y Javier Corral eran de sus clientes) y a fotógrafos de National Geographic, empresarios mineros o empleados federales. 

La noche del 10 de abril de 2017 , cuando salía de un restaurante, un coche se emparejó a su Mercedes Benz, una persona bajó y le disparó al menos seis veces. Aunque tenían consigo sus credenciales –como consta en el expediente 19-2017-0009981- los agentes investigadores no contactaron a la familia de Coughanour, tampoco respondieron a las insistentes llamadas que recibía de familiares preocupados por su ausencia. Su cadáver pasó toda la noche en la morgue, en calidad de desconocido. La Fiscalía indagó sobre la vida personal del piloto, sus clientes serranos, sus cuentas bancarias o si era presionado para transportar droga, más que sobre el crimen en sí.

El 12 de abril, se publicó en la prensa que la Fiscalía estatal había descubierto que la pistola utilizada para matar a Miroslava Breach era la misma con la que se había cometido este otro asesinato. Cinco días después, el director de la Policía Estatal, Óscar Aparicio, confirmó el dato. Sin embargo, en un documento fechado el 11 de abril, un perito en balística forense del gobierno del estado negaba coincidencias. 

Hasta finales de año, cuando el gobernador anunció la captura del Larry, se volvió a vincular al piloto con Miroslava. Fue El Heraldo de Chihuahua el que publicó, sin citar fuentes, que  Jorge David era “el piloto de Los Salazar”, y quien ayudó a escapar a los asesinos de Miroslava, y, por ende, quien mató a las jóvenes de la selfie.

El 5 de enero de 2018, el padre del piloto publicó un desmentido en el que señalaba: “Ningún avión de la empresa (AeroCoconor) se encontraba volando por esa zona a la hora que se registra el fatal accidente, tanto mi hijo como sus pilotos estaban en Cd. De Chihuahua, esto quedó comprobado ante Fiscalía en su momento”. En efecto, el expediente de la Fiscalía estatal cuenta con una fotocopia de la bitácora de vuelos de AeroCoconor, que abarca del 18 al 27 de marzo de 2017 y no registra vuelos a Chínipas. Los registros del celular de Jorge David, que la familia llevó a la Fiscalía, mostraban que esos días estuvo en Chihuahua.

El Heraldo sostuvo que la fuente de información sobre el supuesto piloto del Larry había sido la Fiscalía. El periodista que escribió la nota, un año después, se hizo policía.

El profe de karate

Una semana después, exactamente el día 18, en otro punto de la ciudad de Chihuahua, el retirado profesor de artes marciales y psicólogo Gabriel Ochoa Cárdenas fue asesinado a balazos frente a unos gallineros que cuidaba en el patio de una casa vecina. Sobre la mano del hombre la policía encontró una pistola Colt de colección, calibre .38 súper, con unos grabados: un retrato de Zapata, una serpiente azteca y una frase del revolucionario, de la que la armería solo fabricó 200 piezas. Junto al cadáver, una cartulina advertía: “Este es el marrano que asesino (sic) a la periodista Miroslava por orden del 80”. 

A Gabriel Ochoa Cárdenas lo asesinaron el 17 de abril; el director de la policía del Estado, Óscar Aparicio, afirmó que el crimen fue cometido con la misma arma con la que asesinaron a Miroslava. ESPECIAL / Colectivo 23 de marzo.

El 80 es Arturo Quintana y, en marzo de 2017 era jefe en la zona noroeste del estado del grupo contrario a Los Salazar: La Línea, que trabaja para el Cártel de Juárez. El 80 supuestamente también había dejado una nota a unos metros del cuerpo de Miroslava, adjudicándose ese crimen.

El asesinato ocurrió un día después que Corral anunció que se tenían ubicados a los asesinos de Miroslava. Los medios difundieron que Gabriel Ochoa tenía parecido con el retrato hablado del gatillero que mató a Miroslava, aunque en unos detalles no coincidían, entre ellas que el asesino captado por las cámaras el 23 de marzo era un hombre de unos 25 años, el exprofesor tenía 56. La Fiscalía, de hecho, mostró varias veces el video al hermano mayor de Ochoa Cárdenas, quien aclaró también varias veces que su hermano no era ese sicario.

De la vida del profesor Ochoa se sabe poco: era un hombre huraño, tenía dificultades para caminar, había dado clases de karate y entre sus clientes hubo policías. 

Un exalumno de karate, quien fue de los primeros en ingresar al terreno tras escuchar los balazos, insinuó al ser entrevistado por este colectivo que la pistola que vio era distinta a la llamativa pistola que publicaron los medios: “Oí que (los policías) decían que la pistola era de un color y cuando salieron las fotos en el periódico era una pistola de otro color. No supe cuándo le cambiaron la pistola”. En la bitácora policial y un testimonio contenido en el expediente también describen un arma común y corriente, no una fina y vistosa pistola.

La teoría que compartió un fiscal a este colectivo era que los asesinos, al saberse ubicados, mataron al profesor para despistar. Sostuvo que al profesor lo asesinaron con un arma de calibre distinto a la que le “sembraron” junto al cuerpo. Y que esta arma de colección con grabado de Zapata sí fue la que asesinó a Miroslava. Quién sembró esa arma, está aún por verse. Aunque las autoridades tienen imágenes de los automóviles en los que huyeron los asesinos del profesor de karate, nadie ha sido detenido. 

El hombre señalado como responsable

Un reporte policíaco escrito a mano, fechado el 20 de diciembre de 2017, indica que el cuerpo de un varón de entre 25 y 30 años de edad fue encontrado con un balazo en un camino de terracería en Álamos, Sonora. Fue identificado como Ramón Andrés Zabala Corral, quien, según la Fiscalía de Chihuahua, disparó contra Miroslava. 

A Andrés Zavala Corral se le señaló como el autor material del homicidio de Miroslava Breach; fue asesinado el 19 de diciembre de 2017. ESPECIAL

Zabala nació, vivió y murió en Álamos, al sur de Sonora, en una franja del territorio controlada por Los Salazares para tráfico de drogas y de migrantes.

Nunca hubo imágenes en la escena del crimen de Miroslava que captara los rasgos de su asesino. El testigo, que la Fiscalía aseguró que vio al sicario en plena huida, testificó después ante la Fiscalía General de la República y dijo que nunca había visto su rostro. A Zabala lo vinculan también porque –según el expediente– su teléfono aparece en el registro de llamadas que hizo Vega Villa desde la escena del crimen. El colectivo ubicó tres cuentas de Facebook a su nombre. Sus familiares declararon en Sonora que era un hombre callado, que se iba por tiempos largos, que cambiaba de celular y que se molestaba si la familia escuchaba lo que se decía de él en la calle.

A ciencia cierta no se sabe cómo ni cuándo huyó a la sierra ni qué tanto hizo durante los nueve meses que estuvo prófugo. Un columnista de El Universal publicó que un informe de la Policía Federal indicaba que Zabala estuvo esos meses en Álamos, y que el Larry, tras bajarse de la avioneta se había escondido en la mina Palmarejo, del complejo Coeur Mining, y que ambos contaron con protección de las autoridades. El representante de la minera no respondió a la solicitud de entrevista para este reportaje.}

En El Universal se publicó que El Larry se escondía en la mina de Palmarejo, explotada por la empresa Coeur Mining. La empresa no respondió a las solicitudes de entrevista para esta investigación. ESPECIAL / Google Maps.

El 9 de febrero de 2018, casi mes y medio después del asesinato de Zabala, integrantes de este colectivo preguntaron al fiscal de la zona centro, Carlos Mario Jiménez, por qué no habían capturado a Zabala si –como dijo Corral– tenían a los asesinos ubicados desde mediados de abril; este respondió: “Nosotros decidimos no pedir (ayuda) a Sonora. No, porque esas personas (Los Salazar) tienen muchos años allá y todo y no sería más seguro (…). Fue una decisión estratégica”.

Hasta el momento, solo Moreno Ochoa, el Larry,  ha sido detenido y presentado como el responsable del asesinato de Miroslava. 

En los expedientes estatal y federal consultados no hay señales de que hubieran sido investigados empleados de la compañía minera que presuntamente escondieron al prófugo, aunque lo publicó ya un medio; de que se hubiera analizado las bitácoras de los vuelos que despegaron del aeropuerto de Chihuahua o que algún piloto o personal del aeropuerto o servidor público de Chínipas fuera llamado a declarar con relación a las avionetas. Tampoco hay reportes realizados  en alguna incursión al territorio serrano controlado por esa familia. 

El fiscal estatal César Augusto Peniche nunca respondió a la solicitud de entrevistas. Quedó constancia en el proceso judicial que se sigue que la fiscalía federal especializada (FEADLE) que tomó el relevo, no ha aportado nuevas pruebas que resuelvan los interrogantes aquí planteados. 

Todos los detalles de esta segunda investigación en el sitio web: www.proyectomiroslava.org




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