Apenas ha pasado una semana desde que se inició esta crisis sísmica que, finalmente, ha derivado en el fenómeno eruptivo de la isla de La Palma. Como se ha venido recordando estos días, el archipiélago canario es de origen volcánico y la actividad sigue viva bajo sus islas, por lo que es natural esperar que cada cierto tiempo sus habitantes vivan una erupción como la de este domingo.
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¿Por qué se esperaba una erupción?
El 11 de septiembre comenzó una serie de seísmos concentrados en la zona suroeste de la isla de La Palma que los científicos vincularon con la posibilidad de que existiera magma empujando bajo la superficie, lo que podría terminar provocando una erupción. Este enjambre sísmico se fue localizando cada vez más cerca de la superficie: los terremotos pasaron de producirse a 20 kilómetros de profundidad a registrarse a apenas unos 100 metros, tan solo en los dos últimos días. Este comportamiento del fenómeno hacía creer que se trataba de magma que generaba rupturas en su camino al exterior. Además, la isla se había abombado hasta 15 centímetros en la mañana de este domingo, otra señal de la existencia de ese magma.
¿Por qué se ha producido ahora?
Hace exactamente 50 años, en octubre de 1971, se produjo la última erupción en La Palma, con el Teneguía, que también fue la última erupción terrestre en España. Desde entonces, la actividad sismovolcánica había permanecido tranquila hasta que se reactivó en 2017, con varios enjambres sísmicos en los años posteriores, pero nunca tan energéticos como el de esta semana. Toda esa fuerza telúrica, junto con la deformación repentina del terreno, anunciaban esta erupción.
¿Cuántos terremotos han precedido a la erupción?
Según el Instituto Geográfico Nacional, en este enjambre sísmico se han podido registrar casi 7.000 temblores, de poca magnitud e intensidad hasta la mañana del domingo. El actual fenómeno sísmico ha sido “muy energético” y estaba liberando en unos días más energía que el que provocó la erupción submarina de El Hierro en 2011 a lo largo de dos meses, según explicaba la directora del IGN en Canarias, María José Blanco.
¿Por qué ha sucedido en esa zona?
La isla de La Palma es muy joven en términos geológicos, con apenas unos dos millones de años, aunque se comenzó a formar bajo el mar hace cuatro millones de años. Pero la isla tiene dos partes muy claramente diferenciadas: la del norte, más antigua y sólida, frente a la del sur, más joven y todavía en formación. El magma sigue ampliando la isla en la parte sur. De hecho, todos los últimos volcanes que han surgido en los últimos siglos se han producido en esa zona, como el de San Juan, de 1949, o el de Teneguía, hace medio siglo.
¿Por qué no hay un único volcán?
Las erupciones en Canarias suelen ser fisurales, es decir, se rompen como una grieta con distintos puntos por los que emanan las lavas, gases y otros materiales. David Calvo, de Involcan, explica que estas erupciones se llaman “racimadas”. “Hemos llegado a contabilizar ocho, de momento, pero pueden surgir más en las próximas horas, mientras otras se van apagando”, afirma. Lo normal es que surjan más bocas explosivas, generalmente alineadas, pero que al entrar en una fase madura de la erupción, algunas de estas fisuras perderán energía y se taponarán, concentrándose toda la fuerza de emisión de lava en un punto. “Así sucedió con el Teneguía, que primero abrió varias bocas eruptivas y luego se concentró en una sola, que incluso fue tapando a las otras”, añade Calvo. También ocurrió algo similar incluso en la erupción submarina de El Hierro, donde las mediciones y los submarinos pudieron mostrar una hilera con al menos tres conos por los que emanaban los materiales.
¿Cómo sabían los científicos que la erupción se daría en ese punto?
La comunidad científica contaba allí con distintas estaciones instaladas desde hace años de organismos como el IGN, el Instituto Geológico y Minero (IGME), las universidades canarias y el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). Todos esos medios permitían localizar perfectamente el fenómeno: tanto el enjambre sísmico como la deformación del terreno se concentraban en ese punto. Además, en los últimos días se había desplegado un equipo con más científicos, instrumental y otros dispositivos. La deformación del terreno, por ejemplo, se calculó gracias a las estaciones fijas, pero también gracias a las observaciones que aportaba el programa Copernicus de satélites de observación de la Unión Europea. Además, se había desplazado un avión solicitado por el Gobierno de Canarias al Ministerio para la Transición Ecológica para la monitorización y el seguimiento de la actividad volcánica. El IGME había desplegado drones y también desde el cielo el Involcan estudiaba la zona de los temblores desde un helicóptero.
¿Cuánto puede durar la erupción?
No se puede saber con seguridad. Los antecedentes históricos y la vulcanología de la zona señalan que este fenómeno eruptivo podría durar varias semanas, incluso meses, como sucedió con los volcanes recientes de Tagoro, en El Hierro (cinco meses), y en Teneguía (más de tres semanas). No obstante, de momento es muy pronto para saber la dinámica que va a seguir está erupción, la energía que podría llegar a liberarse por las distintas fisuras que se han abierto en el terreno y la cantidad de metros cúbicos de magma que empujan para salir al exterior.
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