La curva epidémica en España sigue desbocada entre los jóvenes y las comunidades aceleran la puesta en marcha de nuevas medidas para contener una transmisión disparada entre adolescentes y veinteañeros. La incidencia acumulada a 14 días en España se sitúa en 204 casos por 100.000 habitantes, pero en el grupo de 20 a 29 años, esta cifra es tres veces mayor. Y la tendencia sigue en ascenso, avisan los expertos. Ante este escenario y la amenaza de expansión de la variante delta, más contagiosa y que escapa mejor a la primera dosis de la vacuna, las autonomías mueven ficha: Cataluña, por ejemplo, ha anunciado que vuelve a cerrar el ocio nocturno, una medida que también tomó Cantabria la semana pasada en varios municipios. Otras autonomías, como Asturias, Navarra y Baleares, están impulsando cribados entre los jóvenes, y Castilla y León ha optado por frenar su desescalada.
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Por su parte, la Ponencia de alertas, donde están representados técnicos del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, ha preparado un borrador de propuestas con medidas que incluyen cerrar el ocio nocturno y valorar incluso un toque de queda, según confirman a EL PAÍS fuentes de este organismo, informa Pablo Linde. Se trata, en cualquier caso, de un documento de trabajo, que tendría que ser revisado y valorado en niveles superiores por la Comisión de Salud Pública y por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. De hecho, el Ministerio de Sanidad ha enviado este martes un comunicado asegurando que no ha propuesto ninguna medida relacionada con el cierre de los locales de ocio nocturno ni la valoración del toque de queda. En la Comisión, los directores generales de Salud Pública de las autonomías solo han intercambiado información sobre la situación epidémica y las medidas que están tomando, recoge el comunicado, y también han sido informados de la reunión de la Ponencia de alertas de este lunes, en las que se revisaron las recomendaciones del documento de actuaciones coordinadas. No hay, por lo pronto, ninguna decisión conjunta de restricciones comunes, pero las comunidades avanzan sus planes para frenar la curva.
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El auge de contagios ya había precipitado la semana pasada que varias discotecas catalanas echasen el cierre motu proprio ante la imposibilidad de garantizar las medidas de seguridad dentro de los locales, justificaba la patronal del sector, Fecasarm. El ocio nocturno catalán reclamaba test de antígenos para acceder a discotecas y locales de copas y, en un primer momento, el consejero de Salud, Josep Maria Argimon, cogió el guante y se abrió a estudiar la propuesta, aunque avanzó que la logística de los test deberían asumirla los locales. Sin embargo, tras el ascenso imparable de los contagios en la comunidad la última semana —Cataluña tiene la incidencia acumulada más elevada de España (493 casos por 100.000) y supera los 1.700 casos por 100.000 entre veinteañeros—, el Govern ha optado por una medida más dura: clausurar completamente el ocio nocturno a partir de este fin de semana. Solo podrán abrir las discotecas exteriores y, en cuanto a los eventos al aire libre, como los festivales musicales, estarán permitidos, pero con restricciones: en aquellos con aforo de más de 500 personas, se requerirá tener un test de antígenos o PCR negativos o un certificado de vacunación.
Los expertos coinciden en que las dinámicas sociales que se producen en el marco del ocio nocturno, donde se relajan las medidas de control y es más fácil que se produzcan aglomeraciones sin la protección adecuada, son claves para explicar el incremento de contagios que ha disparado la curva epidémica en España en las últimas dos semanas. “Hay que prohibir tajantemente los eventos masivos: ya hemos visto que la limitación de aforo no se cumple, y tampoco la distancia ni el uso de las mascarillas. Hay que tomar medidas selectivas. No digo un confinamiento, pero sí controlar al máximo el ocio nocturno”, zanja Jesús Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.
También Cantabria, que tiene una tasa de contagios disparada entre los jóvenes por encima de los 1.500 casos por 100.000, optó la semana pasada por cerrar el ocio nocturno en 16 municipios, entre ellos la ciudad de Santander. Navarra, por su parte, ha decidido adelantar, a partir de este miércoles, el cierre de discotecas y salas de fiesta a la una de madrugada, es decir, que tendrán el mismo horario que los restaurantes y los bares. Castilla y León decidirá, como muy tarde este jueves, si cierra o no el ocio nocturno, pero, por lo pronto, el Gobierno regional ha anunciado que pedirá en el próximo Consejo Interterritorial de Salud que se pueda aplicar un toque de queda general desde la una hasta las seis de la madrugada, y que pueda hacerse por autonomías.
Otra medida por la que se han inclinado varias comunidades es retomar los cribados masivos entre la gente joven. Navarra empezó este lunes con test en Pamplona y Tudela a chavales que habían viajado a zonas relacionadas con el ocio o donde se han producido brotes importantes, como Salou (Tarragona), origen de un episodio infeccioso que afecta a más de 700 estudiantes navarros que se desplazaron allí de viaje de fin de curso. Asturias también ha iniciado un cribado entre jóvenes de entre 15 y 30 años y Baleares ha desplegado un testeo masivo en Menorca, en Ciutadella, por brotes derivados de botellones por las fiestas suspendidas de Sant Joan. Desde este lunes, además, el Gobierno balear ha extendido a las zonas de turismo de excesos de Magaluf (Mallorca) y Sant Antoni de Portmany (Ibiza) las medidas que ya rigen en la zona del Arenal: locales con aforo máximo de 100 personas en interior —con mesas de seis personas máximo en interior y de diez en exterior—, horario máximo permitido hasta las dos de la madrugada y prohibida de la venta de alcohol entre las 21.30 y las 08.00.
Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), celebra los cribados y reclama “intensificar las medidas de salud pública con más diagnóstico precoz y más rastreo”, pero también exige dar un paso atrás en la flexibilización del uso de la mascarilla, que desde el 26 de junio ya no es obligatoria en la calle si se puede mantener la distancia de seguridad. “Sanidad debería plantearse seriamente volver a usar la mascarilla en el exterior porque no se van a respetar las distancias físicas”, apunta. En este sentido, el Govern catalán ha coincidido en esta propuesta. “Hay medidas que al Govern le gustaría tomar y no puede porque no es la autoridad para hacerlo. Creemos que la mascarilla ha de volver a ser obligatoria en Cataluña, pero es el Gobierno español el que puede modificar su uso”, ha puntualizado la portavoz del Govern, Patrícia Plaja.
Los expertos consultados señalan que, aunque algunas autonomías ya han acelerado la toma de medidas, la pandemia sigue yendo muy por delante. “Los contagios ya se han producido y ahora solo vemos lo que está saliendo a la luz. Por mucho que se haga ahora, no se va a reducir mucho la curva. Vamos a tener un verano complicado. Tendría que haberse actuado mucho antes”, lamenta Molina Cabrillana. Concuerda López-Acuña: “El Consejo Interterritorial debería plantear recomendaciones de qué hacer. Lo peor es quedarse en una parálisis esperando a que la curva se estabilice sola”.
En Andalucía, el comité regional se ha reunido este martes y ha decidido prorrogar las restricciones actuales, a excepción de que, en las terrazas se podrá permanecer hasta la 1.00, pero no se podrán servir consumiciones a partir de la medianoche. El consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, ha justificado la decisión por el buen ritmo de vacunación y la presión hospitalaria en descenso, aunque con peligro de repunte. “Todos estos parámetros nos llevan a mantener la prudencia en la relajación de las medidas de salud pública existente adaptando, sin embargo, el horario de ciertas actividades a la realidad de nuestra comunidad en la época estival”, ha añadido Aguirre. El Gobierno vasco, por su parte, se reunirá este miércoles para decidir también sobre las medidas en la comunidad, aunque es muy posible que haya “retoques” en las actuales medidas y que esto afecte al ocio nocturno. El Ejecutivo valenciano también anuncia posibles cambios en su estrategia mañana.
Semáforo “desfasado”
En cualquier caso, en lo que coinciden también los epidemiólogos es que la pandemia ha cambiado y la forma de medir su virulencia, también. De acuerdo con el semáforo de alerta desplegado por el Ministerio de Sanidad y las autonomías, que tiene en cuenta la incidencia, la trazabilidad o la positividad de las pruebas diagnósticas, ninguna de las autonomías está en un nivel de alerta alto o muy alto de covid, según el último informe con datos hasta el 30 de junio. Esto es porque, si bien la incidencia está disparada, la afectación en la presión hospitalaria, que es otro de los indicadores que se tiene en cuenta, es todavía muy limitada (con los más vulnerables vacunados, la inmensa mayoría de los casos cursan de forma leve). Y este semáforo no mide la presión sobre la atención primaria, por ejemplo, que es donde está ahora mismo toda la presión asistencial.
“Los indicadores del semáforo han quedado desfasados porque ha cambiado la dinámica de la pandemia. Hay que establecer indicadores del grado de desbordamiento de la atención primaria e indicadores por grupos de riesgo”, apunta López-Acuña. En Cataluña, por ejemplo, el Govern ha anunciado que dejará de hacer pruebas diagnósticas a los contactos estrechos vacunados a causa de la situación de sobrecarga asistencial que vive la atención primaria.
Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología, señala que hay indicadores que siguen siendo válidos, como la incidencia, pero hay que pulir otros: “Es verdad que los parámetros de utilización de los servicios sanitarios no son útiles en este momento y habría que añadir indicadores de más grupos de edad [ahora solo tiene en cuenta la incidencia en mayores de 65], pero con los otros indicadores que hay sí que puedes valorar el riesgo en las comunidades”. El documento de Actuaciones de Respuesta Coordinada matiza, de hecho, que, además de los indicadores clave, como la incidencia o la ocupación hospitalaria, también hay que medir su tendencia y hacer un análisis cualitativo de “la capacidad de respuesta, las características socioeconómicas, demográficas y de movilidad del territorio evaluado”. En caso de parámetros en distintos niveles, agrega el documento, “se aplicará el nivel más restrictivo” para establecer el umbral de alerta.
Con información de Lucía Bohórquez, Mikel Ormazábal, Bernat Coll, María Fabra y Juan Navarro.
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