Los medios ya lo han bautizado como el “superjueves”, con esa tendencia a perseguir momentos políticos históricos que no se corresponden con el entusiasmo de los votantes. Habitualmente, la participación en las elecciones municipales del Reino Unido no pasa del 25%. Este 6 de mayo, sin embargo, es especialmente significativo. Serán los comicios más amplios de este tipo desde 1973, y están llamados a las urnas más de 48 millones de ciudadanos. Además de las elecciones autonómicas de Escocia, con el desafío que supondría una mayoría absoluta de los nacionalistas del SNP y su promesa de un nuevo referéndum de independencia, se elige también el Parlamento Autónomo de Gales, así como más de 5.000 concejales, 145 Gobiernos municipales y 13 alcaldes.
El sistema electoral británico y cada ayuntamiento elige sus plazos para convocar a las urnas, pero la pandemia retrasó un año muchas votaciones previstas en 2020, que ahora se acumulan en una única cita. El resultado global servirá para medir si Boris Johnson se ha recuperado, gracias al éxito de la campaña de vacunación, de una desastrosa gestión de la crisis. Y para reafirmar, o poner en duda, el nuevo liderazgo laborista de Keir Starmer.
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Los últimos sondeos vaticinan una ventaja general conservadora que oscila entre los 11 y los 17 puntos. En total, entre 500 y 700 representantes más. No es una cifra elevada, pero contrasta con la idea asumida de que este tipo de comicios son territorio seguro para la oposición, por la oportunidad que brindan a los votantes de dar una bofetada al Gobierno. Algunos aliados del anterior líder laborista, Jeremy Corbyn, se han apresurado a exigir a Starmer que dimita si no consigue recuperar ventaja en los históricos feudos laboristas de la llamada “muralla roja”, al norte de Inglaterra, que Johnson conquistó en las elecciones de diciembre de 2019. “No creo que nadie con cierto realismo crea posible dar la vuelta a la mayor derrota electoral desde 1935 y convertir en ganador al Partido Laborista en apenas un año”, ha respondido el líder de la formación en la BBC.
Dos competiciones, con permiso de Escocia, serán observadas con atención. La alcaldía de Londres, donde el laborista Sadiq Khan confía en mantener su puesto, y la circunscripción de Hartlepool, en la costa noreste inglesa. Plaza segura de la izquierda desde que se creó en 1974. El diputado laborista, Mike Hill, se enfrenta a una acusación de acoso sexual y ha dimitido, por lo que el puesto ha quedado libre, y las encuestas otorgan a los conservadores una ventaja de 17 puntos. Johnson ha visitado ya tres veces la región, a la espera de una victoria simbólica que reforzaría su liderazgo.
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