Las frases más célebres de Federico García Lorca

Representante de la generación del 27, el poeta Federico García Lorca es un claro ejemplo de la mejor literatura española. Ha escrito obras diversas, poesía, novelas, teatro y nos deja un gran legado que hemos leído muchas veces y no nos lo acabamos.

Inspiró a muchos otros autores y escritores, y por ello su nombre es importante. Siempre podemos conocerlo mejor a través de sus frases, poderosas joyas que nos pueden acompañar toda la vida. ¿Damos un repaso a las mejores frases de Federico García Lorca?

El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta

La desesperanza hace sentir que nada de lo que hagamos va a tener sentido, privándonos de las ganas de luchar por conseguir nuestros sueños.

Vamos al rincón oscuro, donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente, ni el veneno que nos echa.

El que quiere arañar la luna, se arañará el corazón

En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida.

La luna, como una gran ventana de vidriera que se rompe en el océano.

Tuve la suerte de ver con mis propios ojos la reciente caída del mercado bursátil, en la que perdieron varios millones de dólares, una chusma de dinero muerto que se deslizó hacia el mar.

La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa.

¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan

Los pueblos son libros. Las ciudades periódicos mentirosos.

No soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, sino un pulso herido que presiente el más allá.

¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad.

Quiero llorar porque me da la gana

El día que el hambre sea erradicada de la tierra, habrá la mayor explosión espiritual que el mundo haya conocido. La humanidad no puede imaginar la alegría que irrumpirá en el mundo.


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