El poeta nicaragüense Rubén Darío es uno de los literatos más destacados. Autor de muchos libros y estudiado por todos cuando íbamos al colegio, uno de los mejores homenajes que podemos hacerle es recordar sus frases más importantes. Con ellas ha pasado a la historia, algunas dichas por él y otras extraídas directamente de sus libros.
“Ámame así, fatal, cosmopolita, universal, inmensa, única, sola y todas; misteriosa y erudita: ámame mar y nube, espuma y ola. Sé mi reina de Saba, mi tesoro. «Prosas profanas y otros poemas» (1896)
“Eres un universo de universos y tu alma una fuente de canciones”
“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura”
“Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!”
“El eterno femenino puede tornar humano lo divino”
“Sin mujer, la vida es pura prosa”
“El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”
“Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer”
“Pues si te empeñas en soñar te empeñas en aventar la llama de tu vida”
“La virtud está en ser tranquilo y fuerte; con el fuego interior todo se abrasa”
“La elegancia no consiste en el exceso de adornos, ni en la profusión de alhajas”
“Aborreced las bocas que predicen desgracias eternas”
“Hoy, en plena primavera, dejo abierta la puerta de la jaula al pobre pájaro azul”
“La muerte es de la vida la inseparable hermana. La muerte es la victoria de la progenie humana”
“Sí, el arte es el azul, pero aquel azul de arriba que desprende un rayo de amor para encender los corazones y ennoblecer el pensamiento y engendrar las acciones grandes y generosas”
“No hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente”
“Y pues amas reír, ríe, y la brisa lleve el son de los líricos cristales de tu reír, y haga temblar la risa la barba de los términos joviales”
“Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”
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