En 1987 el fútbol español se adelantó al resto de competiciones domésticas de Europa con una decisión pionera: tras un desenlace inédito con un play-off para el título, la máxima división daría cabida desde entonces a 20 clubes. Una cifra que es ya la más duradera de la historia del campeonato tras sucesivas ampliaciones —de 10 a 12 equipos en 1934, de 12 a 14 en 1941, de 14 a 16 en 1950 y de 16 a 18 en 1971—, y de cuyo éxito habla su posterior implantación en Italia o Inglaterra. Estas grandes Ligas defienden esta fórmula como la más eficaz para la sostenibilidad del calendario y el crecimiento económico. Sin embargo, las mismas entidades creen que su continuidad está en riesgo desde que la FIFA planea la implantación de un Mundial de selecciones bienal que se presentará formalmente frente a 211 federaciones el próximo lunes.
La FIFA quiere que a partir de la temporada 2024/25 no haya ningún verano sin campeonatos de selecciones. Su nuevo proyecto pasa por intercalar un año de Copa del Mundo con un torneo continental como la Eurocopa o la Copa América al año siguiente, y así sucesivamente. Esta decisión, apuntan los representantes de las principales Ligas, obligaría a las ligas nacionales a adelantar su final y reducir forzosamente el número de partidos y de participantes, de 20 a 18 en el caso de LaLiga Santander. Lo que a su vez, aseguran, se traduciría en una merma en el interés de los espectadores (tanto los que van al campo, como los que miran los encuentros en televisión) y los anunciantes.
Un informe conjunto de las consultoras KPMG y Delta Partners, encargado por el Foro de Ligas Mundiales (WLF, por sus siglas en inglés), apunta que las 40 principales ligas domésticas del planeta y los torneos continentales de clubes de la UEFA, como la UEFA Champions League, la UEFA Europa League o la UEFA Europa Conference League, podrían llegar a dejar de ingresar 8.500 millones de euros por temporada a partir de la temporada 2024/25. Es decir, un 30% menos de lo que se prevé que ingresen en esa fecha.
Grandes actores del fútbol, como la UEFA, el WLF, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro), la Asociación Europea de Clubes (ECA, por sus siglas en inglés), la Confederación Sudamericana (Conmebol) y las redes de aficionados Football Supporters Europe o SD Europe han manifestado su oposición a la reforma. Lo hacen por motivos económicos y deportivos, según explica Javier Morente, director de Relaciones con Asociaciones Internacionales de LaLiga. “La FIFA no ha presentado ningún plan financiero de viabilidad para llevar a cabo sus intenciones. Solo se han centrado en la parte deportiva, sin tener en cuenta las graves consecuencias económicas para las ligas, clubes y resto de actores”. Su argumento va en la línea del comunicado que la ECA publicó en octubre. “La propuesta provocaría una severa variación del valor deportivo y económico de las competiciones nacionales a las internacionales”.
El COI estima que el proyecto supondría un aumento de la carga física y mental de los futbolistas y un freno al fútbol femenino y otras disciplinas deportivas
El informe de las consultoras deja claro el impacto a terceros. Delta Partners ha calculado que las 40 ligas domésticas más importantes del planeta y las competiciones de clubes de la UEFA dejarán de ingresar unos 5.100 millones de euros por campaña en acuerdos audiovisuales. El nuevo ecosistema balompédico cortaría de golpe la progresión de LaLiga en un ámbito donde sus ingresos han aumentado en torno a 1.000 millones de euros desde 2015, un crecimiento de más del 100% tras impulsar el sistema de negociación centralizado de los derechos televisivos.
“No solo afectaría la reducción del número de partidos, sino también el hecho de tener que desplazar algunas jornadas entre semana. Según Delta Partners, cuando un encuentro de cualquier liga se disputa un martes o un miércoles, de media, hay un 38% menos de audiencia”, explica Morente. Una opinión compartida con el presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, quien estima que la disputa de la Copa del Mundo cada dos años “devaluaría” a la misma y al resto de competiciones. “El Mundial tiene su valor precisamente por ser cada cuatro años. Los clubes y las selecciones deben ocupar su espacio deportivo y financiero”, dijo en septiembre en una convención de la ECA en Ginebra.
La alteración en el calendario afectaría a la venta de los derechos audiovisuales, un ámbito en el que LaLiga ha incrementado más de un 100% sus ingresos desde 2015
A la reducción de los derechos televisivos habría que sumar otros impactos negativos de la propuesta de la FIFA en los principales actores del fútbol. De acuerdo con las estimaciones de la consultora KPMG, las 40 principales del mundo y las competiciones de clubes de la UEFA sufrirían pérdidas comerciales por valor de 2.160 millones de euros, y en los días de partido de hasta 1.200 millones. Sumando los tres campos, la reducción de los ingresos roza los 8.500 millones por temporada, una cifra que “no se trasvasará de las ligas a la FIFA, sino que desaparecerá y será destruido de la industria”, argumenta el director de Relaciones con Asociaciones Internacionales de LaLiga.
“Se olvida al 95% de los futbolistas”
En el plano deportivo, el nuevo proyecto de la organización presidida por el suizo Gianni Infantino implicaría un cambio respecto a la fecha de las fases de clasificación de las selecciones. En vez de las cinco ventanas de selecciones que están previstas en la temporada actual, este número se reduciría a un solo parón durante todo el mes de octubre o dos parones en octubre y marzo, que durarían varias semanas y en los que solo habría partidos internacionales. Recientemente, la FIFA presentó una nueva organización que contemplaría tres parones, en octubre, marzo y junio.
Los defensores de un plan avalado por algunos exfutbolistas y apadrinado por el exentrenador del Arsenal y ahora director de desarrollo de fútbol mundial de la FIFA, Arséne Wenger, aseguran que el nuevo calendario no se traduciría en más carga de partidos para los jugadores. Por contra, creen, ayudaría a reducir el número de viajes (y, por lo tanto, de cansancio) que estos acumulan a lo largo de la temporada. La opinión de los principales actores del fútbol, no obstante, es totalmente opuesta.
La afición apuesta por ciclos de cuatro años
Tras anunciar una nueva Copa del Mundo cada dos años, la FIFA encargó en julio a los organismos IRIS y YouGov una encuesta para conocer la opinión de los aficionados sobre el proyecto. La opción preferida de los 23.000 encuestados de 23 países, a los que se preguntó sobre qué frecuencia preferían para el torneo de naciones, fue la de mantener el actual ciclo de cuatro años (45%). Un 30% apoyó la propuesta bienal de la FIFA, mientras que el 11% apostó por celebrar la cita cada año y un 14% cada tres.
La opción de contar con una Copa del Mundo cada cuatro años fue la mayoritaria en todos los tramos de edad. Además, en la mayoría de países, algunos de gran tradición futbolera como España, Inglaterra, Brasil o Alemania, el apoyo a esta alternativa también salió vencedora.
“Se olvida al 95% de los futbolistas que no disputan partidos con las selecciones. Para ellos no hay alternativa. El éxito de las ligas nacionales es que durante 10 meses la competición se desarrolla de forma continuada y sin grandes interrupciones. Si se rompe esa dinámica, se rompe el relato y esto va a hacer que el fan se desenganche”.
El Comité Olímpico Internacional (COI) pide someter al plan a un debate más profundo y creen que su aplicación traería tres consecuencias negativas: el aumento de la carga física y mental de los futbolistas, el freno al fútbol femenino ante el incremento de fechas para el masculino y el impacto en otras disciplinas. “Socavaría la diversidad y el desarrollo de otros deportes además del fútbol”, rezaba un comunicado emitido por la entidad organizadora de los Juegos Olímpicos.
La posible aprobación de una Copa del Mundo bienal se suma a la reforma del Mundial de Clubes, anunciada por Infantino en 2019 pero que aún no se ha puesto en marcha debido a la covid. Este torneo que en 2005 sucedió a la Copa Intercontinental, y que habitualmente enfrentaba a los seis campeones de cada continente más un equipo del país anfitrión, pasaría a tener 24 participantes y tres semanas de duración, ocupando tres fines de semana que hoy pertenecen a las ligas domésticas. Aunque la organización aún no ha detallado si se jugaría anualmente o con una frecuencia menor, la ampliación de esta competición que se disputará obligatoriamente en enero, debido a que todos los veranos estarían ocupados en un futuro, saturaría aún más un calendario que ya de por sí da pocos respiros a los jugadores de los principales equipos del mundo.
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