El suyo fue el primer oro del atletismo español. Lo consiguió en Praga, en 1978, en los Campeonatos de Europa, en 50 km marcha. “Fue un sueño cumplido. En la carrera, todo se repitió tal y como lo había soñado”. Así lo recordaba Jordi Llopart, el hombre que rompió una de las barreras más significativas para un deporte español en mantillas, depauperado, sin medios ni atención después de los años de plomo del franquismo. Este miércoles ha fallecido después de estar las últimas horas en coma irreversible tras un infarto.
Dejando el fútbol aparte, el deporte español quedaba a finales de la década de los setenta a expensas del quijote de turno, Manuel Santana, Ángel Nieto, Severiano Ballesteros, algunos ciclistas como Bahamontes o Luis Ocaña… En ese sentido, el triunfo de Llopart en un deporte como el atletismo y en una disciplina minoritaria como la marcha constituía una gesta. Se alcanzaba la excelencia y Llopart no estaba solo sino junto a una generación en la que destacaba igualmente Josep Marín. Los dos consiguieron éxitos de primer nivel y dieron esplendor y continuidad a una generación surgida en El Prat de Llobregat, donde ambos nacieron. Son dos legendarios. Y los dos crearon escuela, como rivales, como compañeros y como referentes cuando estuvieron en activo. Después lo fueron también como entrenadores. Todo empezó, con Moisés Llopart, padre de Jordi. Fue quien llevó y fomentó este deporte en el Prat de Llobregat. Tras la guerra, Moisés trabajó en la fábrica de tejidos La Seda y fue allí donde fundó el club en el que nació la marcha española.
Jordi Llopart logró también la primera medalla del atletismo español en unos Juegos Olímpicos. Se colgó la plata en los de 1980, en Moscú, igualmente en los 50 km marcha. También fue olímpico en Los Ángeles 84 y en Seúl 88. Lo suyo venía de familia. Cuando tenía 13 años corría pruebas de cross y semifondo. Pero se decantó por la marcha y en 1976 se proclamó campeón de España por primera vez en los 20 km en pista, y dos años después consiguió el primero de sus ocho títulos en los 50 km, la distancia en la que logró el récord de Europa con 3h 44m 33s.
Llopart y Marín descubrieron la marcha para la mayoría del público español. “Nos decían cosas por las carreteras cuando nos entrenábamos, por el contoneo. Las medallas fueron un gran aliciente. Había una gran incultura deportiva y no se sabía que la marcha es la prueba más larga y de las más antiguas”, afirmaba Jordi. No se concebía que se pudiera llegar a ser un profesional en el atletismo.
Llopart compaginó su dedicación a la marcha con los estudios. Fue asistente técnico sanitario, se diplomó en Turismo, estudió Artes Gráficas y trabajó como auxiliar administrativo en el negociado de hacienda en el Ayuntamiento de El Prat de Llobregat. Tras concluir su carrera como atleta dirigió a marchadores como Daniel Plaza, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1992, Jesús Ángel García Bragado, estuvo también en la sección de atletismo del FC Barcelona y entrenó a los hermanos mexicanos Isaac y Ever Palma. Pero el Gobierno mexicano le rescindió el contrato como asesor técnico de la selección y cayó en desgracia.
En 2013 se quedó en el paro, como su mujer, y durante una época llegó a sobrevivir con un subsidio de desempleo de 426 euros. Tiempo después, trabajó para Bluebonnet, una empresa dedicada a la nutrición y el estilo de vida saludable. Y compaginó esa actividad con la de asesor técnico del equipo japonés de marcha atlética.
“Hace 40 años, lloramos de alegría. Por primera vez, gracias a ti, subimos a un podio olímpico. Hoy lloramos de tristeza. DEP, Jordi Llopart. Siempre serás leyenda del atletismo español”, fue el mensaje de la Federación Española de Atletismo.“Jordi fue el pionero, el mascarón de proa. Él demostró que no solo podían ganar los alemanes, los rusos… Fue el quitacomplejos”, dijo Ramón Cid, director técnico federativo.
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