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Las historias de quienes son la selva misma: los baka de Camerún


En noviembre de 2019, durante 15 días, Ana Cristina Herreros (editora de Libros de las Malas Compañías), Daniel Tornero (ilustrador) y Kike Carbajal (fotógrafo) viajaron con la asociación Zerca y Lejos a las comunidades pigmeas baka de Assok, Bemba II y Doum, que se encuentran en el sur de Camerún, con la intención de recopilar cuentos de la tradición oral de estos y confeccionar después un libro con ellos.

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Los baka son un pueblo minoritario en peligro de extinción. Expulsados de sus tierras por el ansia económica de las empresas extractivas, su situación se agrava más al no ser reconocidos como comunidad indígena por el Gobierno y ser tratados de manera discriminatoria por otros grupos, como los bantúes, tal y como señala la asociación. Así, se mantienen actitudes racistas hacia ellos y de marginalización, “enfermedades, alcoholismo, rechazo y explotación son solo algunos de los problemas que tienen que afrontar cada día, junto con la pérdida de su identidad cultural”, concluyen.

Para tratar de revertir la situación anterior en Zerca y Lejos llevan 20 años apostando por la educación inclusiva como un derecho fundamental. Así, la idea de recoger historias antiguas, cuentos o consejos (likanó, en baka), con la colaboración de Libros de las Malas Compañías, apareció como una oportunidad de lograr que todo este patrimonio cultural no se perdiera. Los likanó, nos explican desde la asociación, “hablan de la importancia de vivir juntos, de cuidarnos unos a otros, de respetar a los mayores, de querer a la gente como es, y, sobre todo, de escuchar a todos, también a los niños”.

Sin duda, cuando se lleva a cabo una actividad de este tipo es vital contar con la confianza de aquel que cuenta. Xavi Rodrigo, quien participó en la recogida de voces por parte de Zerca y Lejos, explica cómo esta labor primera se realizó gracias a la parte local que fue preparando el terreno antes de la llegada del equipo encargado de grabar, recoger, fotografiar, dibujar, traducir y transcribir. Uno de los fenómenos más sorprendentes, relata emocionado al rememorarlo, fue que se contara de manera expresa para dicha labor de relatista con una persona y, sin embargo, al final fuera el pueblo entero, ancianos, adultos y niños los que acabaron narrando en comunidad.

Al final fue el pueblo entero, ancianos, adultos y niños los que acabaron narrando en comunidad

Al calor de la hoguera, en su lengua baka, fueron desbrozando hilos de oralidad que transmitían sus historias, sus cuentos, sus consejos tradicionales. “Los cuales tienen mucha más profundidad de lo que a simple vista parece”, precisa Rodrigo. Tras la grabación de los likanó, una mujer baka, Suzanne Abolo, se encargaba de interpretarlos y transcribirlos al francés. Abolo, facilitadora del programa de Derechos Humanos de Zerca y Lejos, ha sido una pieza clave tanto por ser un puente entre la comunidad y el equipo dinamizando la participación de la población (especialmente las mujeres), como por ayudar al equipo a comprender mejor el contexto. Después, Herreros cerraba el ciclo al realizar la traducción final al castellano.

El resultado de todo este trabajo es El libro de la selva de los pigmeos baka que llama la atención por su gran tamaño, quizás con la intención de enfatizar la importancia de lo que contiene. Ilustrado con dibujos de los niños y niñas baka, después tratados por Tornero, ilumina con el verde que asoma por todas partes, símbolo de lo que en realidad son: la misma selva. La obra se puede abrir por las dos partes según esté resaltado en el título en rojo la palabra “baka”, para leer historias de personas o la palabra “selva”, para deleitarnos sumergiéndonos en su hábitat.

En el prólogo que se puede leer en línea, Chema Caballero, gran conocedor de esta realidad y autor así mismo del título Edjengui se ha dormido, resalta que “el libro refleja ese mundo ideal que era el paraíso baka antes de que sus miembros fueran expulsados de él por leyes que no comprenden. Un mundo donde Komba, el dios supremo, convive con los seres humanos y les escucha y por eso no carecen de nada, donde hombres y animales viven en armonía y donde priman los valores de la amistad, el compartir, la ayuda mutua y el respeto a los ancianos por encima de todo”.

El libro se convierte así en un doble regalo. Es una forma de mostrarnos otras maneras de ser y estar, a la vez que nos acerca a otra cultura y nos invita a reparar en lo verdaderamente importante. Para las comunidades baka, tal y como nos comenta Rodrigo, “es una manera de que así los niños y niñas no pierdan su identidad, sus orígenes y su tradición, un reforzamiento frente al peligro de asimilación por otros pueblos bantúes”. En este sentido, está en proyecto un libro de retorno, una versión más sencilla en francés.

Herreros nos comenta al respecto que “a la par hay un proyecto con Zerca y Lejos y la Universidad de Burgos de capacitación de los profesores que están en las comunidades baka para hacer comunidades de aprendizaje y que los abuelos y abuelas sean incluidos en la educación para que no se olviden de quiénes son y no se avergüencen de ello”. Con la compra de este libro, se colabora con la ONG y su apuesta por la educación que están llevando a cabo en el sur de Camerún.

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