El continente europeo no está al margen ni mucho menos del proceso de cambio climático inducido por el ser humano que afecta al planeta. Y esta crisis dejó en 2021 un rastro evidente en forma de inundaciones, sequías, incendios y récord de temperaturas en Europa, según el balance anual que ha publicado este viernes el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, un programa científico de la Comisión Europea. Las temperaturas medias en el continente están ya 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales (se toma como referencia la media del periodo comprendido entre 1850 y 1900) y el pasado verano fue el más cálido registrado hasta ahora en Europa. Paralelamente a los fenómenos meteorológicos extremos que se produjeron dentro y fuera de las fronteras europeas, la acumulación en la atmósfera de los dos principales gases responsables del calentamiento —el dióxido de carbono y el metano— siguió creciendo en 2021. Los máximos responsables de las emisiones de esos gases que sobrecalientan la Tierra son los combustibles fósiles —el petróleo, el gas y el carbón— y para frenar el cambio climático, la humanidad debe reducir su uso de forma urgente, según advertía en su último informe el IPCC, el grupo de expertos internacionales que trabaja bajo el paraguas de la ONU.
En el conjunto del planeta, la temperatura de la superficie (incluyendo las áreas terrestres y marinas) estuvo entre los 1,1 y los 1,2 grados por encima de los niveles preindustriales, cerca ya del primer nivel de seguridad que fija el Acuerdo de París: los 1,5 grados. Y 2021 está entre los siete años más cálidos registrados desde 1850, según detalla el informe de Copernicus. Esto confirma la tendencia de calentamiento que se vive en el planeta: los últimos siete años son los siete años con las temperaturas medias más altas desde que arrancan esos registros a mediados del XIX. El incremento de las temperaturas está asociado al deshielo y, a su vez, al aumento del nivel del mar: desde 1993 la subida media ha sido de 9 centímetros, recuerda Copernicus.
Pero el cambio climático no supone solo un incremento de las temperaturas medias, sino que también está vinculado al crecimiento del número y de la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como también destacaba en otro de sus recientes informes el IPCC. Y el pasado verano en Europa estuvo plagado de este tipo de eventos, según se desglosa en el balance climático, el quinto que realiza este programa de la Comisión. Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, ha apuntado precisamente en esa dirección: “2021 fue un año de extremos que incluyeron el verano más caluroso de Europa, olas de calor en el Mediterráneo, inundaciones y sequías de viento en Europa occidental”. “La información climática precisa es más importante que nunca para ayudarnos a tomar decisiones informadas”, ha añadido este experto.
La región mediterránea sufrió durante el verano una intensa ola de calor, falta de lluvias y una sucesión de incendios forestales que alcanzó niveles especialmente intensos en Italia, Grecia y Turquía. En total, ardieron más de 800.000 hectáreas solo durante julio y agosto en la región mediterránea, según los datos de Copernicus, que también monitoriza este tipo de fuegos. Además, en la isla italiana de Sicilia se llegaron a registrar 48,8 grados Celsius, lo que supone el récord de temperatura más alta que se ha documentado en Europa.
Mapa de los incendios forestales en Europa y la región Mediterránea durante 2021.COPERNICUS
Mientras, durante el mes de julio, en el centro de Europa se vivieron unas inundaciones históricas que causaron graves daños en Bélgica y Alemania.
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En su conjunto, la temperatura media en Europa en el verano pasado estuvo 1 grado por encima de lo normal (tomando como referencia el periodo comprendido entre 1990 y 2020). Sin embargo, como la primavera fue más fría que el promedio, esto hizo que finalmente 2021 no estuviera entre los cinco años más cálidos registrados hasta ahora.
Al margen de las variaciones interanuales, que no son muy grandes, el balance que ha presentado Copernicus este viernes deja clara esa tendencia de calentamiento global que se está acentuando durante esta última década y que continuará durante las próximas, pase lo que pase. A lo que sí puede aspirar el ser humano todavía es a dejar el incremento de la temperatura dentro de los márgenes que fija el Acuerdo de París, entre los 1,5 y los 2 grados de incremento respecto a los niveles preindustriales, aunque para eso se necesitan recortes drásticos de las emisiones de efecto invernadero.
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