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Las infinitas vidas de una botella de plástico


Aunque parezca impensable, existe un país en el mundo que puede presumir de tener una huella de carbono negativa. Seguramente son muy pocos hayan escuchado hablar de Bután, un pequeño reino budista enclavado en la cordillera del Himalaya, con poco menos de 1 millón de habitantes y en cuya Constitución está incorporado el respeto al medio ambiente. Es cierto que se trata de un caso aislado y, aunque en el resto del mundo queden muchas medidas por aplicar y muchas mentalidades por cambiar, los datos arrojan cierta esperanza. Según un reciente estudio, el 80% de los consumidores creen que los temas relacionados con la sostenibilidad son relevantes y el 44% afirma haber dejado de comprar productos de marcas no sostenibles.

El sector de aguas es consciente de esta necesidad y, por ello, ha decidido integrar la sostenibilidad como uno de sus principios. En este sentido, Pascual ha presentado su Compromiso Bezoya, donde integra todas las iniciativas de la marca para cuidar el medioambiente y favorecer su Economía Circular. Este compromiso responde al propósito de la compañía Dar lo mejor para el futuro de la alimentación, que sitúa la sostenibilidad integral como pilar estratégico de su negocio responsable.

Como destaca Javier Ribera, director general de Bebidas y Distribución de Pascual, el cuidado del medioambiente forma parte del ADN de la compañía desde sus orígenes, hace más de 50 años. “Nuestro reto hoy pasa por seguir trabajando para convertirnos en la marca de agua más responsable del mercado”, afirma Ribera.

La marca devolverá al ciclo 187 millones de botellas de 1,5 litros en 2020, dejando de utilizar 4.600 toneladas de plástico virgen.

Para hacer realidad esta ambición, Bezoya se ha marcado el objetivo de que sus botellas tengan un ciclo de vida infinito. La enseña ya ha presentado sus nuevas botellas de 330 y 500 ml elaboradas con 100% de plástico reciclado. Además, a finales de año las garrafas de 5 litros estarán hechas al 100% de rPET y las botellas de 1,5 litros contendrán un 50% de este material. El reto es que en 2022 todas sus botellas sean de plástico reciclado. Y aquí entra en juego el PET, también llamado tereftalato de polietileno, un material ligero con el que se fabrican las botellas de agua natural de la marca y que permite que los envases de sean más eficientes durante su transporte y distribución, reduciendo el consumo de combustibles fósiles y, en consecuencia, las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Las ventajas del PET

Todos los envases de PET son 100% reciclables, es decir, que se pueden reciclar a través del contenedor amarillo y tener una segunda vida. Además, el PET es el único plástico que, una vez reciclado, puede tener uso alimentario. El resultado se llama rPET y está certificado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). “El PET tiene muchas ventajas frente a otros materiales en cuanto a la reciclabilidad, y por tanto la sostenibilidad que representa, mostrando una menor huella de carbono”, explica Antonio De Molina Rodríguez, Director Técnico de Calidad y Nuevos Desarrollos de Plastipak, el mayor reciclador de rPET grado alimentario en Europa.

Así, se pueden hacer botellas de PET hechas de otras botellas múltiples veces, siempre que sean transparentes y no de colores. “Podemos dar una segunda vida a casi todo lo que entra en nuestras plantas de reciclado. En concreto, el proceso de reciclado del PET presenta múltiples posibilidades ya que del reciclaje de botellas de plástico PET se pueden fabricar otras botellas de plástico PET, siempre que sean transparentes, de ahí que se hable del concepto bottle to bottle o de las vidas infinitas de las botellas”. Por tanto, gracias al reciclado se pueden conseguir botellas hechas de botellas, un verdadero éxito de Economía Circular.

En este sentido, Teresa Sebastiá, Key Account Manager del sector bebidas de Ecoembes, destaca que todos podemos contribuir de manera individual a fomentar la economía circular. “Hay que apostar por la reducción a través del consumo responsable, fomentar la reutilización y, por último, tener un firme compromiso por el reciclaje”, afirma Sebastià.


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