La pandemia de coronavirus ha provocado la mayor caída de la economía española en 85 años. Según las estimaciones del académico Leandro Prados de la Escosura, solo la Guerra Civil y la crisis de 1868 han causado mayores desplomes del producto interior bruto en los últimos 170 años. Repasamos algunos de los principales batacazos sufridos en la historia moderna.
Pandemia de la covid (2020)
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La economía española sufrió una caída del 11% en 2020. Es el mayor desplome de actividad en tiempos de paz por las restricciones que impusieron las autoridades para tratar de contener la expansión del coronavirus. La recuperación en el segundo semestre del año ha sido insuficiente para compensar el daño de la pandemia tras el duro confinamiento entre marzo y junio y las restricciones posteriores. El sector servicios y la hostelería fueron las ramas de actividad más dañadas durante el año pasado, a las que se suma el deterioro del sector exterior, el frenazo de la demanda interna y el hundimiento de la inversión. Solo el gasto público consiguió frenar algo el batacazo y compensar una parte importante de la caída de rentas de los hogares gracias a la financiación del BCE.
La Gran Recesión (2008-2013)
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La crisis financiera que estalló en 2008 tras la explosión de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos tuvo su imagen icónica con la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La burbuja crediticia estalló en todo el mundo y los mercados financieros cerraron el acceso a la liquidez. En España pinchó la burbuja del ladrillo sobre la que había cabalgado la economía nacional en los años precedentes. Y a la crisis financiera de 2008 le siguió una crisis de deuda soberana en 2012. Los mercados heridos huyeron entonces de los países con más desequilibrios. La economía española había acumulado una gran dependencia de la financiación exterior y problemas de competitividad. Con un paro y un déficit público disparados, el país estuvo en una situación límite, casi sin poder financiarse hasta que el presidente del BCE, a la sazón Mario Draghi, pronunció las palabras mágicas en julio de 2012: “Haré lo que haya que hacer….”. Mariano Rajoy tuvo que pedir ese mismo verano a la UE fondos para financiar el rescate de la banca. Luego llegarían los ajustes y las políticas de austeridad que marcaron una época.
Las devaluaciones de la peseta (1992-1993)
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La crisis de 1993 se caracteriza por haber acumulado también problemas de competitividad. Fue una crisis en cierto modo parecida a la de 2008 en ese sentido. Con la diferencia de que la devaluación se hizo a través de la moneda en lugar de con la llamada devaluación interna. El Gobierno de Felipe González había dejado que la peseta se apreciase mucho para atajar la inflación. Sin embargo, eso acabó dañando la competitividad y se tuvieron que realizar tres devaluaciones de la peseta en menos de nueve meses. La economía española había superado los vaivenes de la economía mundial a principios de la década de los noventa, gracias a la apuesta inversora para organizar los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla. Pero cuando terminó la fiesta el país se encontró con Administraciones públicas y empresas muy endeudadas. Desde el segundo trimestre de 1992 hasta otoño de 1993 la economía española encadenó tasas de crecimiento negativas. El PIB se contrajo un 1,1% en ese periodo.
Crisis del petróleo (1973)
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La crisis del petróleo comienza en 1973 con la decisión de los países árabes de no vender crudo a quienes apoyaron a Israel en la guerra del Yom Kippur. La dependencia del oro negro era entonces muy elevada y el precio se dispara. En España, el Gobierno franquista trata de no trasladar la subida de precios a costa de endeudarse con el exterior. Hasta que no pudo aguantar más y al final causó una inflación rampante, desempleo y una crisis industrial y energética. Con los Pactos de la Moncloa se intentó dar en 1977 una respuesta adoptando medidas para domeñar la inflación y el déficit público.
Segunda Guerra Mundial (1945)
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En 1945 el producto interior bruto español sufrió un batacazo del 8,1% debido a la Segunda Guerra Mundial, la debilidad del socio alemán que perdía la contienda y el establecimiento de una Autarquía bajo el ensueño fascista de proteger la producción nacional. El Estado franquista que surgió de la Guerra Civil intervino la economía, nacionalizó multinacionales y se cerró a la inversión exterior. El profesor Francisco Comín explica que la década de los cuarenta fue la verdadera gran depresión de la economía española.
Guerra Civil (1936)
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La destrucción que sembró la Guerra Civil se plasmó en la mayor recesión económica de la historia moderna de España. En 1936, la actividad se hundió un 26,8%. Sobre esa tremenda caída, al año siguiente se añadió otro desplome del 7,4%. Y en 1938 se registró un retroceso del 0,4%. En total el conflicto bélico supuso la pérdida de cerca de un tercio de la producción. Pero no quedó ahí la cosa. Fruto de la ideología falangista de producir todo en el país, la Autarquía agravó la penuria y prolongó la catástrofe económica durante dos décadas hasta el Plan de Estabilización de 1959, que liberalizó la economía y la abrió al capital extranjero, disparando el PIB.
Guerra de Cuba y Filipinas (1898)
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En 1985 se inicia la Guerra de la Independencia de Cuba, que concluye con la entrada de Estados Unidos en el conflicto en 1898. La escalada militar en Cuba y Filipinas agudizó una crisis ya desatada por la caída de los precios agrarios internacionales, una plaga de filoxera y problemas en los bancos. La emisión de títulos para financiar las guerras coloniales dejó el endeudamiento público en el 123% del PIB en 1902, año a partir del cual empieza a descender gracias a una reestructuración y una reforma fiscal que orquesta Fernández-Villaverde. Para salir de aquella crisis, España depreció la peseta e implantó el proteccionismo comercial. Y se vio favorecida por el regreso de capitales desde Cuba una vez se perdió la colonia.
Crisis financiera (1868)
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El origen de la grave crisis sufrida entre 1866 y 1868 estuvo en las inversiones ferroviarias. Estas alimentaron una burbuja parecida a la de las punto.com de hace dos décadas. Y estallaron arrastrando con ellas a la banca. Dos entidades catalanas cayeron, provocando un pánico. Es más: el número de bancos se redujo desde casi sesenta a una quincena. Y esta crisis financiera se combinó en un cóctel explosivo con una serie de malas cosechas que causaron una crisis de subsistencias, con motines en ciudades como Sevilla o Granada. Además, la industria textil catalana había sufrido poco antes serias dificultades debido a la falta de algodón por la Guerra de Secesión en Estados Unidos. Y todo ello desembocó en la Revolución Gloriosa, que destronó a la reina Isabel II.
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