Las mejores fotos de comida viejuna de esta Navidad


¡Caramba! ¡Albricias! ¡Recórcholis! Según veíamos el alud de fotos de comida viejuna que nos ha llegado estas navidades, no podíamos dejar de proferir estas expresiones tan actuales. Lo del concurso de este año ha sido la repanocha: entre tanto pastel extravagante, tanto cóctel rococó y tanto canapé del año de la polka, llegamos a pensar que había habido un bucle en tiempo y habíamos vuelto de repente a 1982. Y qué qualité, oiga. Vuestras fantasías demodé se superan en cada edición del certamen.

Gracias infinitas a todas las personas que habéis participado en el certamen Navidad Viejuna 2021, en la que claramente os ha dado por el food art figurativo. Nos habéis hecho felices con los hojaldres en forma de pececitos, los belenes de ensaladilla rusa y los centros de aperitivos con arbolitos de queso y estrellas de pan Bimbo que habéis enviado a nuestro buzón o compartido a través de Twitter, Facebook o Instagram. Qué maravilla que la buena comida viejuna, hecha con cariño, sentido del humor y ganas de pasarlo bien siga viva en nuestras casas.

Como siempre, con tanto nivelazo ha sido una tortura elegir ganadores. Pero había que hacerlo, así que el primer premio es para Ana I. Cabañero, por este sueño febril hecho realidad al que podríamos llamar El lago de los cisnes, las empanadillas y los huevos rellenos. El jurado ha valorado especialmente la delicadeza de la composición y el cuidado de los detalles: el arbolito de zanahoria, las plumas del ave (¿o son bebés cisne?), el espumillón decorativo, los hombres de nieve de huevo, los pingüinos de aceituna, el árbol de Navidad de pepino y maíz… todo es magia en este paisaje helado hecho de comida digno de Fronze.

“Este año con tanta ventilación y a pesar del espíritu navideño”, explica la autora, “nos hemos quedado tan helados como en el Polo Norte”. Nosotros sí que nos hemos quedado ultracongelados con este despliegue, Ana, y por eso te llevas a casa una cafetera Breville, cortesía de nuestra tienda favorita de instrumentos de cocina, Le Cuine. La Prima Latte 3 es una cafetera sencilla y compacta, con la que sólo tienes que apretar un botón para preparar expresos, capuchinos o lattes de barista. El tanque de leche de 600ml es extraíble y se puede meter a la nevera, y la cafetera se puede ajustar para tazas grandes y pequeñas.

La medalla de plata ha sido para Inés Olmedo, que ya fue finalista el año pasado con un precioso pastel de pescado. Inés ha crecido como creadora de platos viejunos, como demuestra esta señorial corona de entremeses en la que hay flores de embutido, queso tallado con forma de abeto y estrellitas de pan de molde. “Cada año en casa de los Olmedo Gómez”, cuenta Inés, “antes de que llegue la cena de Nochebuena, los comensales idean y elaboran con esmero, dedicación y por supuesto villancicos de fondo la que será la fantasía navideña de ese año para presentar a este entrañable concurso”. La imagen les sirve también para actualizar la foto de perfil del grupo familiar en Whatsapp, en una entrañable síntesis de tradición viejuna y modernidad digital.

El premio para Inés es un extractor de zumos Kuvings B8200. Prensa la fruta en frío, y su boca de entrada es lo suficientemente grande como para permitir la entrada de piezas enteras, con lo que no tienes que andar cortando y se obtiene un zumo de color más vivo. El Kuvings no mete demasiado ruido (40dB) y con él se pueden preparar batidos, sorbetes o leches vegetales.

Vamos ahora con los tres finalistas. Leire Remírez aprovechó las fiestas para hacer un homenaje a Los vigilantes de la playa. ¿Verano en diciembre? Todo vale en este concurso, y más si tu plato lleva un mar de mayonesa, unos delfines de boquerón y una toalla hecha con surimi. “Soy una gran fan de la Navidad Viejuna”, afirma. No nos cabe la menor duda, Leire.

V. del Río también ha llegado a la final con una especie de ensalada muy de aquella época, perpetrada por su amiga Localina Two y compuesta de melocotón en almíbar, gambas y salsa rosa. Un “clásico viejuno”, como bien dice el propio V., que nos ha gustado no sólo por el plato en sí mismo, sino por la actitud que los autores muestran en la foto: muy marchosa, muy dabuti, muy de mover el esqueleto como si fuera 1986.

María Pilar Marcos nos ha llegado al corazón con esta composición, que ella relaciona con el villancico Pero mira como beben los peces en el río pero a nosotros nos recuerda más a Piraña 3D. “Es nuestra versión viejuna de vuestra receta de empanadillas de requesón, aceitunas y anchoas”, asegura María Pilar. Querida, no solo has mejorado nuestro plato, sino que lo has convertido en una obra de arte.

Los tres finalistas han ganado un instrumento de cocina por el que muchos matarían: una freidora sin aceite. La COSORI Smart, que tiene una capacidad de 5,5 litros y funciona vía wifi. Permite freír con aire caliente y sin grasa patatas, croquetas, empanadillas, alitas de pollo y hasta torrijas.

Además de los dos ganadores y los tres finalistas, otros lectores nos han enviado imágenes ultraviejunas que se han quedado grabadas a fuego en nuestra memoria. No se llevan premio, pero sí merecen reconocimiento por el esfuerzo, la imaginación y el humor que han puesto en sus creaciones.

Inés Añibarro nos envió desde Bilbao el “elegante bogavante” que hizo su madre. Los animales atropellados pueden ser deliciosos, y seguro que esta ensalada estaba de muerte.

Inés Galmés rozó el cielo con su obra, a medio camino entre la repostería creativa y la comida viejuna de toda la vida. “Este año me tocaba a mí hacer la tarta navideña”, relata. “El prólogo fue acariciar la pituitaria con el aroma de jengibre y canela horneando elementos de la casita en la nieve. Seguidamente, alborozo para el paladar con el bizcocho genovesa de la marquesa de Parabere relleno de crema de turrón, para darle sabor navideño, y nata, para darle color navideño. Y claro en una ocasión así de especial no podía faltar el inefable coco rallado para crear la ilusión de nieve sobre la cubierta de nata. Y como a veces se infravalora el “viejunismo” del coco rallado, una vez más tengo que decir no sin mi coco… ¡qué grande es!”.

Patricia M. bautizó esta creación como Bebé de frutas dentro de su cunita de melón. Porque también puede haber una aproximación fresca, saludable y hasta rialfuder a la comida viejuna navideña.

Ana Caerols nos mandó un plato que, a primera vista, parece sacado de una película de terror. Pero atención a su preciosa historia: “Este viejuno entrante es un homenaje a nuestra abuela Loli. No había mesa de Navidad en la que no hubiese un VOLOVÁN relleno de marisco. Daba igual el menú que hubiera, mucha o poca comida, muchos o pocos comensales; el VOLOVÁN siempre aparecía en la mesa, a pesar de nuestros intentos de que probara con otras recetas. Pero era su ilusión. Este año hemos querido rendirle homenaje, en versión tuneada, con VoloVEN que te como 3.0. El ojo que todo lo ve es nuestra abuela personificada. Siempre pendiente de todo y todos, nuevos mozalbetes, enredos familiares… Y de lo del vecino también. Querida abuela Loli, ¡va por ti!”.

Ramón Landa apostó por recuperar una viejunísima perdiz a las uvas de Simone Ortega. “Hojeando un libro viejo de cocina que me traje de casa de mis padres hace más de 35 años encontré esta receta suya. Tiempos antediluvianos, años luz antes del internet, en una galaxia lejana… Mi padre guisaba esas perdices, por lo que la añoranza me hace recordarlo al volver a elaborarlas. La cestita con esas guindas y demás piflautas mi padre – cazador y guisoteador del tema volátil muy hispánico- no las ponía, pero quedan muy monas”

Javier Pérez Yela por poco nos mata del susto con su composición Piña rellena Sergio y Estíbaliz. No sé qué pensará el dúo de este homenaje, pero a nosotras nos encanta.

Omayra se marcó todo un despliegue de comida viejuna por su cumpleaños, que por lo visto cae por estas fechas. “Es una fiesta temática, disfraces incluidos (y obligatorios), para celebrar el espíritu viejuno navideño del Merry Kitschmas, el espumillón y los polvorones. Hubo comida navideña viejuna, con sus rollos de jamón york y huevo hilado, su cóctel de gambas y su solomillo Wellington con forma de pez. La casa, hasta los topes de brilli brilli y luces, puerta de entrada incluida. Al final, chupito de anís Machaquito, que poco se habla por aquí de este licor de los dioses que en mi casa es sinónimo de Navidad y borrachera cabezona. Y como extra, os mando foto de mi disfraz navideño de langostino en modo foto pos mortem”.

Sabina y Elisa Sánchez demostraron que lo viejuno no está reñido con lo vegano. “Mi hermana y yo somos fans acérrimas de la Navidad Viejuna”, relata Sabina, “y este año hemos decidido empezar una tradición que honre este movimiento. Somos una vegana y una vegetariana, así que ha habido retos que afrontar, ya que el veganismo no estaba muy de moda en las décadas de los setenta y ochenta. Como podréis comprobar, no nos falta imaginación ni nos sobra vergüenza, y estamos muy orgullosas de nuestros platos viejuners veggiefriendly, especialmente de la gamba tallada de tofu que cuelga desafiante del cóctel de gambas”. Su menú también incluyó unas “conchas rellenas de sobrasada vegana con su perlita de mayonesa y su camita de lechuga y piña” y un Papá Noel de ensaladilla rusa vegana.

“Hemos querido incluir una foto de uno de los mejores momentos que nos ha regalado la Navidad viejuna. Nuestra madre enseñaba orgullosa por videollamada los platos a su hermana. Andaba parada en el Papé Noel ruso y en un intento de que mi tía apreciara en toda su inmensidad la obra, acercó tanto el teléfono mientras gritaba “¿LO VES? ¿LO VES?” que lo tiró. Mi tía, ajena al accidente, gritaba a su vez: “VEO TECHO, VEO TECHO” y nosotras de fondo: “NO, ES MAYONESA”. En fin, gracias por tanto, perdón por tampoco”.

Pablo Villarrubia jugó fuerte la carta de la osadía al coronar un pastel de salmón con unas rodajas de kiwi. La presencia de huevo hilado a cascoporro y hojas de lechuga inútiles redondean el conjunto.

Isabel Yayza nos dio algo que nunca puede faltar en este certamen: el belén de ensaladilla. Ya hemos enviado sus datos al Vaticano para que procedan a la excomunión.

Santiago Zamorano nos envió esta misiva: “Estimado Politburó del Comidista; desde el gulag cercano a Vladivostok os envío una imagen del menú de fin de año del año 1979 de comida viejuna. Como veréis el caviar de la Madre Rusia era de verdad, aunque la ortografía del champignon va tirando a gabacho. No os he podido mandar una paloma porque aquí en Siberia nos las comemos. Un proletario abrazo y siempre a los pies de su señora”.

Lola M. se curró un lomo asado con salsa de naranja y hierbas y guarnición de patata cocida y judías verdes para Nochebuena. “Los cuernos del reno están hechos con masa de pan casero”, puntualiza para que no pensemos que son comprados por ahí.

Eva Alonso, ganadora de la pasada edición, volvió a deleitarnos con un delirio lisérgico de melocotones en almíbar sonrientes y delfines de plátano. Con ella nos despedimos hasta el año que viene. ¡Muchas gracias a todos y todas las que habéis participado, y larga vida a la Navidad Viejuna!




Source link