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Las protestas por el accidente de tren en Grecia derivan en enfrentamientos con la policía

Las protestas por el accidente de tren en Grecia derivan en enfrentamientos con la policía

La lista de víctimas del peor accidente de la historia de los ferrocarriles griegos continúa creciendo. En la mañana del jueves los bomberos aportaban un saldo de 46 muertos y horas después, el jefe del servicio forense de Larisa, Rubini Leontari, elevaba a 57 el número de fallecidos. Además, el portavoz de la policía cifró en 56 los desaparecidos. El choque entre los dos trenes, uno de carga y otro de pasajeros, se produjo este miércoles en Tempe, una localidad al norte de la ciudad de Larisa, a más de 300 kilómetros al norte de Atenas. Mientras, el malestar social por la tragedia, que para muchos griegos era solo cuestión de tiempo ante las carencias de seguridad en los ferrocarriles, cristalizó en la noche del miércoles y este jueves en protestas en diversas ciudades del país y en una huelga de 24 horas del sector ferroviario, que ha paralizado todas las rutas de tren este jueves.

Las protestas tras el accidente han sacado a miles de personas a la calle esta tarde en Atenas. La manifestación ha sido masiva, pese a la lluvia. El lema más coreado fue: “Sois asesinos, sois hipócritas, el sistema que habéis organizado nos quita la vida”. Al final de la marcha, se han producido disturbios cerca de la estación Larisa, la principal de la ciudad, fuertemente protegida por policías antidisturbio. Parte de los manifestantes se han enfrentado a los policías allí, mientras otra parte de la manifestación marchaba hasta la estación Attiki, donde grupos de jóvenes lanzaron cócteles molotov, bengalas y piedras a los agentes. El miércoles, también en la capital, la tensión ya derivó en cargas policiales y en el uso de gas lacrimógeno. Algunos participantes rompieron las lunas de la sede central de Hellenic Train, la empresa operadora del tren accidentado. En la céntrica plaza Syntagma también hubo tensión entre jóvenes y policías.

Como en Atenas, en la ciudad de Tesalónica, manifestaciones convocadas por el movimiento estudiantil y partidos de la izquierda extraparlamentaria recorrieron las calles para expresar el enfado por la tragedia. No solo son las dos principales ciudades griegas, sino también las que unía el tren de pasajeros que chocó contra el de mercancías, que circulaba por la misma vía.

En la manifestación del miércoles en Tesalónica, centenares de antidisturbios ocuparon la estación central para impedir el paso de los manifestantes, muchos de ellos jóvenes. Grupos de estudiantes extendieron largas telas negras a modo de crespones en la entrada principal del edificio. También escribieron “delito” frente a la sede del Viceministerio de Macedonia y Tracia (equivalente a una delegación de Gobierno en España). Este jueves se han repetido los incidentes, con lanzamiento de bengalas a los agentes, que han respondido con gases lacrimógenos. Grupos de jóvenes encapuchados y policías han chocado en varios puntos del centro de la ciudad. Una tercera marcha tuvo lugar en Larisa, la ciudad más cercana al lugar de la tragedia, el miércoles.

El malestar que proyectan estas protestas es aún más acusado en el sector ferroviario, cuyos trabajadores consideran que el accidente se debió a que los sistemas de seguridad no funcionaban correctamente, algo que los sindicatos habían advertido repetidamente en los últimos años. Estos trabajadores consideran que la causa del accidente fue una negligencia por parte de las autoridades y no un error del único acusado por estos hechos, el jefe de la estación de Larisa, de 59 años, que ha sido inculpado de homicidio por negligencia, algo que rechaza.

Este ferroviario, que ha pasado este jueves a disposición de la Fiscalía, ha reconocido haber cometido un error, pero achaca asimismo el origen del accidente a un fallo de seguridad, según declaró su abogado. El letrado ha afirmado que su representado “acepta su parte de responsabilidad, pero no puede asumir toda la carga” de esa responsabilidad. “Busquemos el árbol, no el bosque, porque aquí tenemos un bosque de responsabilidad”, precisó el abogado, según unas declaraciones publicadas por Efemeryda ton syndakton, el principal diario de izquierdas griego.

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El presidente del sindicato de maquinistas, Kostas Genidunias, había denunciado ya este miércoles en la televisión pública ERT: “Nada funciona, todo se hace manualmente. Ninguna señal funciona”. Aludía a los supuestos fallos del sistema de seguimiento electrónico del que, en teoría, estaban equipados los trenes siniestrados. Ese sistema debería haber permitido a los responsables de la estación saber dónde estaba cada tren en todo momento.

“La falta de respeto mostrada por los gobiernos a lo largo del tiempo a los ferrocarriles griegos condujo al trágico resultado de Tempe”, afirma el comunicado con el que la Federación Panhelénica de Ferrocarriles anunció la huelga de este jueves, que los trabajadores de Hellenic Train están secundando mayoritariamente. “Lamentablemente, nuestras constantes solicitudes de contratación de personal permanente, mejor formación y sobre todo la instalación de medidas de seguridad modernas, son arrojadas siempre a la papelera”, denuncia la central sindical, que concluye diciendo que esta jornada debería ser un día de reflexión y luto por los “compañeros perdidos”.

También han convocado paros los sindicatos de transporte de cercanías. El metro de la capital no ha circulado durante la mañana de este jueves. La dirección de la empresa ha recurrido a los tribunales con el objetivo de declarar ilegal y abusiva la huelga.

Jóvenes

El 80% de las víctimas eran estudiantes y, junto a los sindicatos, estos se han convertido en protagonistas de las movilizaciones de repulsa. En Atenas y su periferia, 11 centros educativos han sido ocupados por los estudiantes a lo largo de la mañana y en otras decenas se han convocado asambleas para decidir si los alumnos secundan paros, o si ocupan las instalaciones. En varios de estos centros, los estudiantes se han manifestado ya y formado las palabras “ha sido un delito” o “rabia” con sus mochilas en los patios. En el instituto número 1 de Nea Ionia, cerca de Atenas, los alumnos han coreado lemas como “este crimen no debe encubrirse, seamos la voz de todos los muertos”, “en el altar del beneficio, los muertos son un sacrificio” y “no son accidentes, son una elección”.

Seis de los al menos 48 heridos hospitalizados están en cuidados intensivos. Todos son jóvenes de entre 21 y 26 años. Muchos de ellos eran universitarios que regresaban a Tesalónica tras un puente festivo. Los bomberos prosiguen este jueves las tareas de rescate y no han descartado que la cifra de muertos aumente.

El Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis teme que este accidente tenga el mismo efecto político que tuvieron en 2018 los incendios de Ática que causaron 104 muertos. Entonces, el actual primer ministro cargó duramente contra el Ejecutivo del progresista Alexis Tsipras y convirtió la tragedia en un punto central de la campaña electoral. Grecia debe celebrar elecciones generales esta primavera, o como muy tarde, este verano. En una declaración televisada, Mitsotakis incidió el miércoles en el error humano como causa del accidente y destacó la rápida dimisión del ministro de Infraestructuras y Transportes, Kostas Karamanlis.

Los partidos de la oposición no opinan lo mismo. El líder de la formación izquierdista Syriza, Alexis Tsipras, asegura que los maquinistas de tren le relataron “la crónica de una tragedia anunciada, cuyas causas ningún interés puede ocultar”. El Partido Comunista (KKE) y la formación de Yanis Varufakis, Mera25, fueron mucho más duros. Este último partido ha afirmado que “el verdadero culpable de esta indecible tragedia” es “el delito de privatización”. Alude a la venta en 2017 de la empresa estatal griega de ferrocarril, TrainOSE (actual Hellenic Train), adquirida por solo 45 millones de euros por la compañía estatal italiana Ferrovie Dello Stato Italiane.

Los comunistas responsabilizaron, por su parte, a los anteriores gobiernos griegos de lo que definieron como privatización “criminal” del ferrocarril griego. La formación se lamentó de que Hellenic Train reciba “50 millones de euros al año del Estado como subsidio” sin cumplir con su responsabilidad de operar los trenes con garantías de seguridad.

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