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Las rebajas de enero comienzan con descuentos menos agresivos y unos ‘stocks’ ajustados

Javi Moreno acaba de vender un televisor. Trabaja desde hace varios años en una tienda en la Ronda de Sant Antoni, en Barcelona, una vía que se caracteriza por su oferta en productos electrónicos y electrodomésticos. Como él, los comerciantes encaran las rebajas de enero que comienzan este viernes con la expectativa de salir del bache en el que cayeron al principio de la pandemia. Sin embargo, el encarecimiento de las materias primas y unos stocks ajustados lastran sus expectativas. “La subida de precio en las importaciones y los productos que no llegan hacen que las ventas y la afluencia de consumidores esté siendo floja”, lamenta Moreno. La recuperación de las ventas está supeditada al avance de la variante ómicron, que podría frenar las ganas de los consumidores de volver a disfrutar de las grandes ocasiones en las tiendas físicas, después de unas campañas comerciales impulsadas mayoritariamente por el auge del comercio digital. Todo apunta a que este período de descuentos será más tímido que en años anteriores y que el gasto medio de los españoles, si bien será más próximo a los niveles previos a la crisis, aún no se recuperará por completo.

Las dos categorías fundamentales donde se concentrarán las rebajas este año son los electrodomésticos y el textil, según David Samu, socio responsable de EY-Parthenon. Con respecto a los primeros, la entrada en vigor el 1 de enero de la Ley de Consumo, que supone la ampliación de las garantías obligatorias de dos a tres años, tendrá repercusiones en el precio de los productos. “Habrá que ver si las compañías del sector decidirán absorber esos sobrecostes con rebajas menos fuertes ya durante esta campaña o si se esperarán a hacerlo más adelante”, señala.

La falta de suministros también se ha hecho patente estos días. Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG España, considera que las previsiones de ventas que se hicieron para la campaña de Navidad fueron conservadoras, por lo que algunas tiendas tuvieron que lidiar con problemas de desabastecimiento. Esto, además, perjudica la voluntad de los comerciantes de incentivar las compras a través de ofertas atractivas. Este escenario condicionará también las rebajas de enero. “No creo que haya suficientemente stock para hacer grandes promociones generalizadas y con el nivel de intensidad de años anteriores”, asegura el experto.

Tanto Mediamarkt como Leroy Merlin informan que frente a la crisis de abastecimiento intentan planificar los pedidos con sus proveedores con bastante margen de tiempo. Por tanto, en el caso de que de forma puntal no haya stock de un producto concreto, ofrecerán al cliente un artículo de la misma gama con características similares.

El sector textil tarda en recuperarse

La recuperación para el comercio textil sigue siendo un espejismo. El año pasado, la tormenta Filomena y la explosión de la tercera ola acabaron con las rebajas, después de que el sector registrara en 2020 una caída de facturación del 53% con respecto al año anterior, cuando la pandemia todavía no se había cebado con la economía mundial. Durante la campaña navideña, adelantada por el Black Friday, los negocios lograron en parte levantarse del golpe, aunque para las rebajas de este año la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex) no espera que las ventas se disparen. “En este período de rebajas esperamos crecer un 20% respecto al año pasado, cuando el sector estaba absolutamente hundido. Con la sexta ola los eventos sociales se han parado de nuevo, por lo que la gente no necesita prendas nuevas para ponerse”, comenta el presidente de la patronal, Eduardo Zamacola.

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Judith Moranta ordena las etiquetas que anuncian los descuentos en el mostrador de su tienda de artículos de viaje, en el centro de Barcelona. Lleva 24 años trabajando en la zona y lamenta que no hay “mucho movimiento”. Y luego subraya que la venta de maletas y bolsos ha bajado desde la irrupción de la sexta ola: “Hay miedo. Gran parte de mis ventas son a turistas, y desde principios de noviembre se nota mucho que hay menos gente”, afirma. Según dice, por ahora no llegan clientes atraídos por los descuentos.

La tienda Pacco Guerrero de la Calle Mayor, en el centro de Madrid, donde se venden prendas de estilo bohemio y vanguardista para mujeres, es un punto de referencia para muchos extranjeros que vienen a visitar la capital. Juan Manuel Fernández Vega, el encargado del local, ha adelantado las rebajas al 26 de diciembre para aprovechar el tirón navideño. “En diciembre no había nada de turistas. Sin embargo, ahora hay un poco más de actividad, sobre todo por los turistas latinos. Prevemos vender mucho más que el año pasado, aunque es muy probable que no se llegue a alcanzar el nivel previo a la pandemia”, apunta.

Según Eduardo Zamacola, las grandes cadenas han tenido mayor músculo para aguantar la caída, aunque también se han visto muy golpeadas. “La capacidad de las marcas y de las tiendas de atraer a los clientes y de cumplir con sus expectativas es lo que ha marcado la diferencia en el ritmo de recuperación de las actividades”, añade. Asimismo, no todas las categorías de ropa han sido afectadas de la misma manera: si la moda deportiva y de hogar se han rescatado con más rapidez, todo lo que está relacionado con eventos y fiestas sigue parado.

Un consumidor más atento a los precios y a la sostenibilidad

Según el informe Future Consumer Index de EY, realizado en diciembre, el precio vuelve a ser el atributo más valorado por parte de los consumidores, que se muestran cada vez más reflexivos y sensibles en sus decisiones de compra ante un período de subida generalizada de los costes. Marina Fernández acaba de salir de El Corte Inglés de Nuevos Ministerios en Madrid. Ya ha comprado algunos artículos en rebajas, pero se ha dado cuenta desde antes de Navidad que las tiendas de ropa hacen menos descuentos este año: “Hay menos prendas en el almacén, por tanto, las promociones son menos atractivas”, apunta. En ello coinciden Beatriz y Marisa Robledo, que quieren aprovechar de la campaña de este año para conseguir zapatos y calzado: “Hay menos descuentos que años anteriores en la mayoría de los grandes almacenes. Además, como todos los años, hay mucha ropa expuesta de nueva colección que no está en rebajas”.

Entre los factores que más influyen en el comportamiento del consumidor destaca también el interés hacia la sostenibilidad, una de las prioridades de compra para el 55% de los encuestados. Samu matiza que los consumidores, sobre todos los más jóvenes, están cada vez más concienciados con respecto al medio ambiente, pero no quieren pagar más para artículos más sostenibles. “Este será el próximo reto de las empresas: cómo apostar por la sostenibilidad sin repercutir el precio a los clientes”, zanja.


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