El mundo de la moda tiene muchos misterios para los que desconocen cada uno de sus rincones. Los desfiles muestran, en más de una ocasión, vestidos que cuesta imaginar ver por la calle o incluso en una fiesta. Por eso, los complementos de moda puede ser una buena salida para las marcas. Aunque el clip de Prada por valor de 160 euros es algo que no entiende mucha gente en las redes.
Prada is selling a $185 paper clip and it doesn’t even help you write a resumé. pic.twitter.com/sLEjKRKM1o
— Matt Fernandez (@FattMernandez) 24 de junio de 2017
Está elaborado en plata de ley y cuenta con el sello de la marca en uno de los bordes. Esa es la gran diferencia que lo distingue de un clip normal de plástico. Pero lo mejor de todo es el uso para el que está destinado. Porque está claro que 160 euros (185 dólares) no son para agrupar y sujetar todas las hojas que tienes en el escritorio. Su verdadero objetivo es sujetar los billetes. Mide 6,25 centímetros de largo y 2,25 centímetros de ancho.
$185 for a paperclip? This thing better be able to hold my life together.. pic.twitter.com/5lAMkEIZl4
— ㅤㅤㅤㅤ (@ElegantIife) 22 de junio de 2017
El mundo de la moda y sus locuras
El bumerán diseñado por Chanel es todavía más sorprendente
Lo mejor de todo es que Prada no ha sido la única en lanzarse a la aventura de diseñar productos mundanos al más alto nivel adquisitivo. Gucci cuenta con un clip de 290 dólares, aunque viene acompañado con una serpiente. Y todo en plata, por supuesto. Hasta Louis Vuitton tiene su propio clip para poder sujetar los billetes.
De lo más disparatado que podemos encontrar está el bumerán de Chanel, que subía hasta los 1.000 dólares. O un ladrillo de la marca Supreme, aunque este se vendía por 30 dólares. Lo más curioso de todo es que se agotó y se han revendido a más de 1.000 dólares. Quizás el más sonado de los últimos meses haya sido el bolso de Balenciaga.
Por un precio de 1.700 euros, el diseñador Demna Gvasalia provocó la risa en las redes al mostrar su nueva obra. Un bolso que parecía estar inspirado en la Frakta de Ikea, que cuesta tan solo 50 céntimos.