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Las SPAC se coronan en Wall Street y acercan a cientos de empresas a la Bolsa

Operadores en la Bolsa de Nueva York el pasado 12 de marzo.Nicole Pereira / AP

eToro, una plataforma de inversión digital, ha anunciado que saldrá a Bolsa valorada en 10.400 millones de dólares (8.740 millones de euros). Y lo hará mediante una instrumento que se ha puesto muy de moda en Wall Street: las Special Purpose Acquisition Companies (SPAC). Se fusionará con FinTech Acquisition Corp y cotizará en el Nasdaq, el mercado estadounidense para valores tecnológicos.

Las SPAC llevan décadas en el mercado, pero es en el último año y medio cuando han pegado el salto definitivo. De hecho, en los últimos 15 meses se han registrado 474 vehículos que han captado hasta 156.000 millones de dólares en financiación, según datos recopilados por Bloomberg. Este producto vendría a ser esencialmente una compañía creada tan solo con el propósito único de reunir el capital suficiente para luego realizar una fusión o adquisición con otra compañía ya existente, cotizada o no, o para cualquier oportunidad futura de compra. En el argot se las conoce como una shell company o compañía instrumental, que no tiene actividad ni operación alguna.

Las SPAC se suelen especializar en sectores específicos. Sus promotores llaman a la puerta de diferentes tipos de inversores, preferentemente institucionales, aunque también hay casos de participación de pequeños ahorradores. “El dinero queda retenido en una cuenta de la cual los directivos de la SPAC no pueden disponer salvo para realizar inversiones en el sector prometido (con autorización previa de los inversores), y si no lo consiguen tras transcurrir un plazo acordado, devolver el dinero a los inversores liquidando la compañía”, explicaba Javier Amo, del Instituto de Estudios Bursátiles, en un reciente artículo publicado por Cinco Días.

Las ventajas que ofrecen las SPAC a los inversores van desde poder diversificar el patrimonio en un vehículo de inversión gestionado por profesionales hasta desarrollar operaciones complejas como las compras apalancadas que difícilmente podrían hacer yendo por su cuenta, además de garantizarse liquidez para su dinero al ser vehículos cotizados. En el caso de las empresas que se fusionan con las SPAC, dos son los principales beneficios: el acceso a nuevas fuentes de financiación y poder aterrizar en la Bolsa sin los trámites y costes que implica una oferta pública de venta (OPV). Precisamente, este último aspecto es el que más polémica suscita, puesto que algunos expertos creen que podrían permitir el acceso al mercado de compañías sin poco escrutinio por parte de los supervisores.

En los últimos años, las salidas a Bolsa en todos los mercados desarrollados han brillado por su ausencia. La pandemia ha paralizado muchos proyectos, pero antes de la llegada de la covid-19 el número de OPV ya había pegado un gran bajón. Los dueños de las compañías, con tipos de interés en mínimos históricos, buscaban vías de financiación alternativas a la Bolsa y muchos proyectos que ya tenían bastante avanzada la colocación de acciones acabaron en manos del capital riesgo. Es por eso por lo que la industria financiera española sigue muy de cerca el boom de las SPAC como vía para reactivar el mercado primario.

En noviembre pasado, días antes del final de su mandado como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sebastián Albella abrió la puerta a que las gestoras saquen a Bolsa sociedades instrumentales. Desde el supervisor español recuerdan que la figura de las SPAC tiene encaje con la normativa actual y que no sería necesario realizar modificación legislativa alguna para su desarrollo. El regulador, de hecho, ha recibido diferentes consultas de varios promotores de SPAC sobre aspectos técnicos para una posible cotización. “En el caso de materializarse las estudiaríamos como cualquier otro proyecto”, señalan fuentes del organismo.

El despegue de las SPAC ha contado con algunos promotores de renombre. Es el caso del exjugador de baloncesto Shaquille O’Neal que recientemente comunicó su participación en Forest Road Acquisition, una sociedad especializada en la adquisición de compañías de tecnología, medios y telecomunicaciones. Otro famoso que se ha apuntado a estos vehículos es el exbeisbolista Alex Rodríguez.


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