Los avances en biología, bioquímica, sensores y automatización tienen el potencial de remodelar la forma en que se realiza la fabricación en Estados Unidos, y una empresa relativamente nueva llamada Anzu Partners acaba de recaudar $190 millones para invertir en empresas que conviertan estos logros científicos en nuevos productos y servicios.
Lejos de Silicon Valley, Anzu está invirtiendo en empresas tecnológicas provenientes de lugares tan dispares como Durham, Omaha y Santa Fe, además del tradicional hub tecnológico de Boston y sus alrededores.
“Comenzamos a principios de 2016 con un enfoque en capital de riesgo y capital privado en etapa inicial”, dice la socia gerente de la firma, Whitney Haring-Smith. “La mayoría de las transacciones que hacemos son minoritarias, pero hay un subconjunto que son de control”.
Una de esas adquisiciones, para el fabricante de equipos electrónicos ópticos Axsun Technologies, produjo una de las primeras salidas de la empresa cuando la empresa con sede en Massachusetts fue vendida a Excelitas en una transacción de aproximadamente $80 millones. La firma vio al menos otra salida el año pasado cuando Siemens compró su compañía de cartera multimecánica en noviembre.
Cofundado y administrado por el exlíder de Boston Consulting Group, David Seldin y David Michael, el equipo de liderazgo se ha ampliado para incluir a otro alumno de BCG, John Ho, que acaba de ser nombrado socio con el cierre del fondo.
Anzu Partners emite cheques en el rango de $ 3 millones a $ 8 millones y sigue ese capital con compromisos de hasta $ 15 millones, según Haring-Smith.
“Hoy nos enfocamos en invertir en las tecnologías que posibilitan las industrias del mañana”, dijo Haring-Smith sobre la tesis de la firma. “No sabemos si este fármaco biológico o aquel fármaco biológico tendrá éxito, pero sabemos que todos los fármacos biológicos necesitarán ciertas cosas”.
Los ejemplos incluyen la inversión de la empresa en la empresa con sede en Santa Fe Biografía de NTX, que se creó no porque la startup fabrique productos biológicos particulares para la industria farmacéutica, sino porque crea tecnología que puede producir productos biológicos de menor costo, mayor pureza y mayor estabilidad. “No produce vacunas, pero hace que la fabricación de vacunas sea más barata y eficiente”, dice Haring-Smith.
La firma ya ha realizado seis inversiones de su nuevo fondo desde que comenzó a recaudar fondos en abril pasado.
Las empresas de cartera incluyen la empresa con sede en Durham bioescritura, que fabrica tecnologías para mejorar la secuenciación de genes; Microfluidos de Boston, que desarrolla dispositivos de extracción de sangre; vista de gel, que fabrica sistemas de imágenes 3D para mejorar el control de calidad en la fabricación; inmunoSCAPE, que perfila los sistemas inmunológicos para proporcionar mejores datos sobre terapias potencialmente aplicables para los pacientes; Sofreen, que elabora productos de soporte y regeneración de tejidos basados en un novedoso proceso de fabricación de proteínas de seda; y Tecnologías Solchroma, que utiliza un proceso de fabricación único para hacer pantallas digitales.
Anzu opera desde oficinas en Tampa, San Diego, Washington y Boston, y Haring-Smith cree que la diversidad geográfica le da a la empresa una ventaja en los acuerdos.
Con el nuevo fondo, la empresa espera expandir su presencia geográfica a otras regiones descapitalizadas de EE. UU.
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